Dios — Mente, Verdad, Amor — es infinito. La Iglesia, vista desde una perspectiva metafísica, es la expresión puramente espiritual de Dios. La Iglesia es eterna, existe sin esfuerzo, está sostenida por la Verdad. Por otra parte, las iglesias como representación humana de la Iglesia del Espíritu, absolutamente espiritual, pueden hallarse enfrentadas por dificultades financieras. ¿Cómo podemos ayudar?
Podemos establecer una analogía entre los hombres en severos aprietos financieros, y las iglesias con fondos insuficientes. Los individuos con problemas financieros obtienen una gran ayuda cuando empiezan a identificarse correctamente como la expresión ilimitada y espiritual de la Mente. Esto conduce a la conclusión de que, en realidad, nunca podemos adolecer de ser mortales limitados. La verdad es que lo único que puede hacernos sufrir es una concesión a la apariencia material de limitación. Si estamos conformes con esta apariencia, sin ofrecer resistencia, sufrimos limitación no porque seamos realmente mortales limitados, sino porque aceptamos que lo somos. Por medio de la Ciencia Cristiana podemos progresar substancialmente en la comprensión de la infinitud del hombre. El constrictivo pensamiento humano puede — cuando mucho — investigar el Espíritu y su substancia. La consciencia divina — la consciencia del hombre verdadero — es el único modo genuino de pensamiento. Contempla todo desde la perspectiva de la Mente. No sólo ve la provisión de la Mente sino que la incluye.
Un punto de partida equivocado en nuestro razonamiento es lo que conduce a la escasez. Si comenzamos con la premisa errónea de lo finito, terminamos con alguna forma de insuficiencia. Conocer la verdad científica del ser es de lo más práctico porque nos brinda un juicio inteligente que aplicamos a nuestros asuntos financieros y a los de la iglesia. Nada es más práctico que no dejarnos engañar por modos de pensar inadecuados y estériles. La limitación jamás es una ley que gobierne al hombre o a la Iglesia. En un pasaje que abunda en espiritualidad la Sra. Eddy nos dice: “La ley de Dios se resume en tres palabras: 'Yo soy Todo'; y esta ley perfecta siempre está presente para rechazar cualquier pretensión de otra ley”.No y Si, pág. 30;
Desde un punto de vista humano, la salud financiera de las iglesias es el reflejo de la demostración individual de los miembros. Una iglesia en la que todos los miembros no tuvieran una clara apreciación de la substancia verdadera y que se vieran muy restringidos en su propia vida, difícilmente podría ser una iglesia que demostrara substancia genuina.
La Ciencia del Cristo muestra que la provisión y la demanda coinciden bajo la dirección del Espíritu. Explica cómo podemos ver más allá de la pretensión de que están separadas y desequilibradas. La comprensión de esta simultaneidad de provisión y demanda demuestra la bondad de la Mente.
Por otra parte, la extravagancia individual o de las iglesias, es un exceso que nos sugieren los argumentos de la mente mortal. La extravagancia resulta de enfocar nuestra atención en las pretensiones de la mente mortal de que el hombre y la Iglesia existen en la materia y están sujetos a las desigualdades entre la oferta y la demanda — categóricamente, que la oferta excede a la demanda legítima.
Los términos oferta y demanda, aunque no describen realidades absolutas, son muy útiles para educar el entendimiento humano hacia un sentido más cabal de substancia. La provisión y la demanda, vistas espiritualmente, nunca existen en lugares separados y nunca están separadas la una de la otra por creencias de tiempo. No requiere tiempo para que la oferta y la demanda se equilibren porque en la economía de la Verdad, totalmente fuera del sentido temporal, coinciden. Nuestra espera por cualquiera de las dos indica la falta de un sentido más claro y definido de eternidad.
Puesto que la Iglesia, la estructura divina de la Vida y del Amor, es eterna, nunca puede sufrir de un desequilibrio en la oferta y demanda. Lo que la Iglesia necesita ya está satisfecho en la Verdad. Y lo que tiene para impartir está acompañado por una demanda apropiada.
A medida que comprendemos la realidad espiritual, la demostración de substancia en nuestras iglesias se evidencia más. Podemos ver que la Iglesia y la substancia son expresiones del Espíritu divino, el Amor, y por tanto inseparables. El aceptar y aplicar esto ayuda a nuestras iglesias a liberarse más de limitaciones financieras porque nos ayuda a liberarnos a nosotros mismos. Entonces podemos llevar a cabo, por ejemplo, esa renovación en la Sala de Lectura.
La ansiedad sobre cualquier desigualdad entre la oferta y la demanda quisiera agravar un problema financiero. Al demostrar la substancia del Amor debemos demostrar la intrepidez que el Amor divino imparte. El temor siempre está relacionado con la creencia de que la substancia, el ser, la Iglesia y el hombre, están en la materia. La Biblia nos asegura: “En el amor no hoy temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. 1 Juan 4:18. La convicción de que todo lo que realmente puede existir es el Amor y su evidencia y presencia, vence el temor y demuestra substancia.
Las mareas del temor humano parecen tener flujo y reflujo. Estas fluctuaciones quisieran afectar tanto las economías nacionales como las individuales y las finanzas colectivas. Pero en la realidad del ser, en donde todo lo que verdaderamente existe es la Mente y su expresión, el temor no existe. No puede anular la substancia que mantiene tanto al hombre como a la Iglesia.
La Iglesia, como idea del Espíritu, está provista de la substancia infinita. Cuando los miembros de las iglesias cultivan la comprensión de esta verdad divina y la expresan en su propia vida, sus iglesias (aunque al parecer tengan que depender aún de finanzas materiales) estarán mejor financiadas. Al razonar sobre la Iglesia y su infinita substancia, debemos tener como punto de partida y de apoyo el todo del Amor divino y su manifestación espiritual. Esto nos da dominio sobre el argumento sensorio de que la oferta y la demanda puedan estar separadas y desequilibradas.
