Dios — Mente, Verdad, Amor — es infinito. La Iglesia, vista desde una perspectiva metafísica, es la expresión puramente espiritual de Dios. La Iglesia es eterna, existe sin esfuerzo, está sostenida por la Verdad. Por otra parte, las iglesias como representación humana de la Iglesia del Espíritu, absolutamente espiritual, pueden hallarse enfrentadas por dificultades financieras. ¿Cómo podemos ayudar?
Podemos establecer una analogía entre los hombres en severos aprietos financieros, y las iglesias con fondos insuficientes. Los individuos con problemas financieros obtienen una gran ayuda cuando empiezan a identificarse correctamente como la expresión ilimitada y espiritual de la Mente. Esto conduce a la conclusión de que, en realidad, nunca podemos adolecer de ser mortales limitados. La verdad es que lo único que puede hacernos sufrir es una concesión a la apariencia material de limitación. Si estamos conformes con esta apariencia, sin ofrecer resistencia, sufrimos limitación no porque seamos realmente mortales limitados, sino porque aceptamos que lo somos. Por medio de la Ciencia Cristiana podemos progresar substancialmente en la comprensión de la infinitud del hombre. El constrictivo pensamiento humano puede — cuando mucho — investigar el Espíritu y su substancia. La consciencia divina — la consciencia del hombre verdadero — es el único modo genuino de pensamiento. Contempla todo desde la perspectiva de la Mente. No sólo ve la provisión de la Mente sino que la incluye.
Un punto de partida equivocado en nuestro razonamiento es lo que conduce a la escasez. Si comenzamos con la premisa errónea de lo finito, terminamos con alguna forma de insuficiencia. Conocer la verdad científica del ser es de lo más práctico porque nos brinda un juicio inteligente que aplicamos a nuestros asuntos financieros y a los de la iglesia. Nada es más práctico que no dejarnos engañar por modos de pensar inadecuados y estériles. La limitación jamás es una ley que gobierne al hombre o a la Iglesia. En un pasaje que abunda en espiritualidad la Sra. Eddy nos dice: “La ley de Dios se resume en tres palabras: 'Yo soy Todo'; y esta ley perfecta siempre está presente para rechazar cualquier pretensión de otra ley”.No y Si, pág. 30;
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