Editoriales
Los sacrificios que son esenciales para obtener el bien humano más alto representan un grado muy elevado de desinterés. Aquellos que hoy en día se benefician porque siguen la senda de vida cristiana, se enfrentan con el reto que demanda cualquier sacrificio que sea necesario para elevar el concepto humano de la existencia por encima del nivel del materialismo, a fin de que el cristianismo pueda cumplir con su misión espiritual.
La escena tan variable que presenta el mundo exige muchos ajustes. La manera de vivir, la rápida movilización, la comunicación instantánea, el relacionarse con una variedad de gente, sus religiones, sus costumbres y sus problemas tienen sobre nosotros el efecto de sacudirnos y de extraernos de la complacencia producida por nuestras propias creencias y prejuicios arraigados.
Las personas que averiguan y preguntan acerca de la Ciencia Cristiana [ Christian Science ], a veces se sienten confundidas pues descubren que enseña que Dios es la Mente espiritual que sólo conoce Su propia totalidad y la perfección de Su creación espiritual. Se preguntan cómo puede Dios alcanzar y sanar a la humanidad dado que El no está consciente de los pecados, enfermedades, defectos y flaquezas de los hombres.
Para la mayoría de las personas, la vida humana gira alrededor de un constante esfuerzo por satisfacer las múltiples demandas de sustento y salud, de los deseos humanos y de las demandas de progreso que exige el trabajo que hemos escogido. Dado que la mente humana considera que estas demandas son de naturaleza material, naturalmente trata de satisfacerlas por los medios materiales.
La historia nos ofrece muchos ejemplos de personas que desearon la independencia. Algunos inspirados por el valor fueron capaces de alcanzarla.
La palabra receptividad según se la usa en la Ciencia Cristiana [ Christian Science ], no significa credulidad; es más que la buena voluntad de creer, significa más que la aceptación humilde o sin discriminación de cuanto se nos diga, y ciertamente es más que la obediencia ciega y muy diferente a ésta. La receptividad a la verdad espiritual es el acuerdo espontáneo, íntimo que sentimos con las ideas del bien espiritual; es la hospitalidad instintiva que se da al Cristo.
La teoría médica afirma que materialmente ciertas enfermedades son contagiosa, y elimina el factor mental en lo que se denomina contagio. Igualmente, la teoría médica excluye el hecho de que el estado de consciencia espiritual del pensamiento evita el desarrollo de tales enfermedades, aun cuando las condiciones materiales del contagio estén presentes.
La prontitud con que se acepta la voluntad de Dios abandonando la propia es una cualidad esencial del cristiano verdadero y de cualquier monoteísta sincero. Empero, para que esta buena voluntad sea espontánea y sin reserva debe basarse enteramente sobre la comprensión de Dios, la sabiduría y la bondad supremas del Amor divino.
Mucha gente se halla preocupada por la ola de materialismo siempre en aumento, que amenaza destruir los valores morales y espirituales que hacen que nuestra civilización y cultura sean dignas de ser preservadas. Existe empero, una sensación de insuficiencia en cuanto a lo que se debe hacer al respecto.
“Al que venciere, le daré a comer del maná escondido,” así prometió el Apóstol Juan a aquellos que nombran el nombre de Cristo (Apoc. 2:17).