
Editoriales
Para la mayoría de las personas, la vida humana gira alrededor de un constante esfuerzo por satisfacer las múltiples demandas de sustento y salud, de los deseos humanos y de las demandas de progreso que exige el trabajo que hemos escogido. Dado que la mente humana considera que estas demandas son de naturaleza material, naturalmente trata de satisfacerlas por los medios materiales.
La historia nos ofrece muchos ejemplos de personas que desearon la independencia. Algunos inspirados por el valor fueron capaces de alcanzarla.
La palabra receptividad según se la usa en la Ciencia Cristiana [ Christian Science ], no significa credulidad; es más que la buena voluntad de creer, significa más que la aceptación humilde o sin discriminación de cuanto se nos diga, y ciertamente es más que la obediencia ciega y muy diferente a ésta. La receptividad a la verdad espiritual es el acuerdo espontáneo, íntimo que sentimos con las ideas del bien espiritual; es la hospitalidad instintiva que se da al Cristo.
La teoría médica afirma que materialmente ciertas enfermedades son contagiosa, y elimina el factor mental en lo que se denomina contagio. Igualmente, la teoría médica excluye el hecho de que el estado de consciencia espiritual del pensamiento evita el desarrollo de tales enfermedades, aun cuando las condiciones materiales del contagio estén presentes.
La prontitud con que se acepta la voluntad de Dios abandonando la propia es una cualidad esencial del cristiano verdadero y de cualquier monoteísta sincero. Empero, para que esta buena voluntad sea espontánea y sin reserva debe basarse enteramente sobre la comprensión de Dios, la sabiduría y la bondad supremas del Amor divino.
Mucha gente se halla preocupada por la ola de materialismo siempre en aumento, que amenaza destruir los valores morales y espirituales que hacen que nuestra civilización y cultura sean dignas de ser preservadas. Existe empero, una sensación de insuficiencia en cuanto a lo que se debe hacer al respecto.
“Al que venciere, le daré a comer del maná escondido,” así prometió el Apóstol Juan a aquellos que nombran el nombre de Cristo (Apoc. 2:17).
La enseñanza de la naturaleza de Dios, el Principio divino, constituye la base de la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.
Entre los problemas sin solución que hoy en día traen el sufrimento a la humanidad, hay unos cuantos que pueden atribuirse a nuestra creencia de que la solución depende del pensamiento de alguna otra persona pero no del nuestro. Oímos que la guerra amenaza al mundo, porque existen individuos que creen que sus métodos de gobierno son mejores que los nuestros.
La respuesta a esta pregunta no es difícil de comprender intelectualmente, pero la profundidad de su significado se revela al pensamiento humano sólo a medida que nos comprometemos a responder a sus obligaciones y permitimos que ellas gobiernen todo nuestro pensamiento. Para hacer esto se requiere una apreciación espiritual y religiosa de la sencilla respuesta que ofrece la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens).