Editoriales
“Donde hay humo hay fuego”. A veces se emite este dicho sin darle importancia y como si fuera una verdad indiscutible.
La Mente, Dios, ha establecido inteligente y permanentemente cada elemento del ser del hombre. La obra de la Mente eterna y omnisciente es competa y eternamente inmutable.
La verdad siempre triunfará sobre el error, el amor sobre el odio, la armonía sobre la discordancia. ¿Es esto difícil de creer? Ésta es una verdad y siempre puede ser probada por aquellos que tienen fe en Dios y mantienen firmemente el concepto cristiano de la omnipotencia y omnipresencia de Dios.
Usted puede salir de cualquier problema en que puede encontrarse atrapado al recordar o enterarse de quién es usted. Esto no se lo digo así de manera sencilla, para ser simplista, sino para ayudarle.
Las montañas estaban cubiertas con una profunda capa de nieve. Mientras me encontraba sentado a la entrada de nuestra cabaña, mi vista se posó en las ramas de los pinos agobiadas por el peso de nuevas acumulaciones de nieve.
Cristo Jesús profetizó que las personas que en él creyeran hablarían “nuevas lenguas” Marcos 16:17; y que sanarían al enfermo — y lo están haciendo. No hay nada misterioso en este fenómeno.
A veces se dice que la esencia de la política humana consiste en determinar quién recibe, cuándo lo recibe y qué parte recibe de los “pasteles” finitos con que se representan el poder y la riqueza materiales. Por otra parte, las enseñanzas de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) — como las de Cristo Jesús — son metafísicas.
Si se piensa en la última década, claramente se ve el énfasis que algunos individuos han puesto en actos de índole radical. Secuestros de aviones, raptos, bombardeos, y aun asesinatos, han sido usados como instrumentos para atraer la atención nacional o internacional.
“Mantenga su pensamiento de acuerdo con la ley divina del bien y póngala en práctica día y noche y entonces sentirá el poder de la ley divina operando en su vida”. Puede decirse que ésta es en esencia la forma de orar eficazmente para vencer las limitaciones y frustraciones mortales — el método que el Salmista recomendó a sus contemporáneos, siglos antes de la era cristiana.
El Amor — sinónimo de la Mente — es el único sanador. La Mente cura al mantener su presencia aquí y en todas partes.