Una ventaja de la curación espiritual científica sobre otros métodos terapéuticos, es que la persona que es sanada mediante su ministración no necesita sufrir una recaída de la dolencia. Sobre esta base científica la curación es permanente. La visión del profeta se cumple concerniente al poder de Dios para destruir lo que es contrario a Su bondad: “Él hará destrucción completa; no se levantará la aflicción segunda vez”. Nah. 1:9 (según la Versión Moderna);
Ninguna aflicción puede repetirse después que Dios la ha sanado. Toda condición maligna ocurre en la vida humana por la falsa creencia en un poder y presencia separados de Dios, el bien. Cuando se obtiene la verdadera comprensión acerca de la siempre presencia de Dios y es destruida por completo la falsa creencia específica, las condiciones corporales malsanas que son las manifestaciones externas de esta creencia, se sanan.
La Ciencia Cristiana enseña que las enfermedades físicas — todas las discordancias humanas — son la objetivación de pensamientos que pasan por alto la ley de Dios de armonía o que la niegan, y aceptan como reales alguna discordia o creencia en el mal. Ellas son la consecuencia, en creencia, de la reversión de la verdad —en creencia, solamente, ya que es realmente imposible que la verdad pueda ser revertida. De hecho, la materia, en su conjunto, es el estado subjetivo del pensamiento mortal — la objetivación de la falsa creencia. La discordia física es producida por la reversión mental de la verdad. Su base es una mentira.
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