Podemos desprendernos de los síntomas materiales de mala salud reconociendo la evidencia espiritual de la bondad de Dios precisamente donde esos síntomas parezcan manifestarse. Este cambio de falsos síntomas por la evidencia verdadera es esencialmente un acontecimiento mental. Ocurre en el pensamiento. Por muy inquietante o dolorosa que sea la condición que nos encare, podemos enfrentarla de inmediato sobre una base espiritualmente científica y hallar alivio y curación.
Todo lo que está presente o puede evidenciarse es el Espíritu y su idea — esto es metafísicamente cierto. Y porque es metafísicamente cierto, es literalmente cierto. La verdad espiritual del ser es que Dios es bueno e infinito, y todo lo que parezca contradecir el bien divino es un error. Y se puede demostrar que es así.
Porque Dios es eternamente infinito, Su totalidad jamás puede declinar o disminuir. No existe lugar al que pueda retirarse. Se sigue, entonces, que todo lo que puede realmente evidenciarse, en cualquier parte, es el bien divino. Visto científicamente, ningún síntoma de enfermedad o de mal mental puede surgir y aparecer en la totalidad de Dios. Justamente donde parezcan estar los signos alarmantes de la enfermedad, sólo están la sustancia y presencia perfectas del Espíritu.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!