Editoriales
Cuando se pide la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana, el paciente no espera — o por lo menos no debiera esperar — que el practicista efectúe la salvación completa del paciente. El tratamiento del practicista puede efectuar en el paciente un necesario cambio de carácter; hasta puede causar que éste adopte un concepto de vida totalmente nuevo.
La escasez de alimentos es un problema serio y persistente. Los intentos que se hacen para aliviar la situación, van desde experimentos para controlar la natalidad hasta el desarrollo de nuevos y más prolíferos cultivos y trabajos de investigación para cultivar el mar.
Todos debiéramos considerarnos como si tuviéramos hijos a quienes cuidar. Hasta los solteros, los recién casados y los abuelos tienen la oportunidad de dar a los niños una buena parte de su amor y atención.
Una ventaja de la curación espiritual científica sobre otros métodos terapéuticos, es que la persona que es sanada mediante su ministración no necesita sufrir una recaída de la dolencia. Sobre esta base científica la curación es permanente.
La autoridad y la responsabilidad son parte integral de la sociedad humana organizada. Pero es posible que sean, a veces, el blanco de grandes y opositoras presiones, terreno de desacuerdo y rivalidad.
Cuando Cristo Jesús envió a sus setenta discípulos por el mundo a predicar el evangelio, dijo: “En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa”. Lucas 10:5; Más que un saludo cortés, en este caso, para algunos las palabras de Jesús podrían haber indicado que estaba por cumplirse el gran anhelo de una nación.
Al hacernos esta pregunta, es posible que algunos de nosotros nos inclinemos a pensar en el número de miembros de la iglesia. Pero el propósito de este editorial no es el de analizar cifras.
Desde el momento de nuestra primera vislumbre firme de la verdad científica, podemos comenzar a curar. Sin embargo, la curación en la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) significa mucho más que sanar la enfermedad.
La crucifixión y resurrección de Cristo Jesús ofrecen a los cristianos una lección muy significativa que debemos aprender — nos enseñan a ser hombres y mujeres de visión. Es evidente que Jesús era un hombre de incomparable visión.
¡Pensamientos — miles de pensamientos! Estos pensamientos fluyen por la mente humana todo el día en una corriente constante. Estamos completamente conscientes de muchos de ellos, pero de otros no lo estamos.