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Regocijo en los días difíciles

Del número de febrero de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Generalmente se considera que el regocijo es una consecuencia en lugar de causa. La mayoría de la gente piensa que es una emoción resultante de la armonía, en vez de un poder que puede producirla. Lo ven como una condición que se experimenta, como por ejemplo, con un buen clima, y no como algo que es natural expresar durante las tormentas a fin de eliminarlas.

En la Biblia encontramos que el regocijo es una cualidad activa. Es un atributo sanador — uno que puede ayudarnos a obtener la inspiración para resolver nuestros problemas, no simplemente algo que se expresa una vez que los problemas han sido resueltos.

¿Hay ocasiones en que parece imposible expresar regocijo — días oscuros en los cuales la discordancia, la tristeza y problemas sobre problemas nos acosan y pareciera que ya no nos queda alegría para expresar?

De hecho, nunca hay un momento en el cual no podamos recurrir a la fuente infinita de todas las cualidades espirituales, incluyendo el regocijo, y expresarlas. Los recursos de Dios — quien es la Vida, la Verdad y el Amor eternos, omnipresentes y divinos, y de quien el hombre es el reflejo — están invariablemente a nuestra disposición. No podemos ser separados del regocijo espiritual, o ser privados en manera alguna del derecho de utilizarlo. No tenemos que conseguir el regocijo — comprarlo, encontrarlo o ganarlo. Solamente tenemos que expresarlo. Ya contamos con todo lo que incluye como un regalo de Dios. Y nos viene directamente de Él, no por medio de la gente, las cosas y las circunstancias.

Pablo aconsejó a los filipenses: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo ¡Regocijaos!” Él no habría pedido lo imposible a ese grupo de primeros cristianos que estaban luchando tan valerosamente para guardar la fe. Luego agregó: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filip. 4:4, 7;

En efecto, fue en la ciudad de Filipos que Pablo demostró el poder del regocijo cuando él y Silas fueron encerrados en la sección de máxima seguridad de la prisión, con los pies asegurados en el cepo. A medianoche, cuando la situación parecía desesperada, “orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios”, y entonces sobrevino de repente un gran terremoto, se abrieron las puertas de la prisión y a todos se les soltaron las cadenas. Ver Hechos 16:23–26;

La Ciencia Cristiana muestra que la demanda de expresar regocijo es igualmente apropiada hoy e igualmente posible de cumplir, como lo fuera entonces, y que las recompensas por hacerlo son tan deseables y tan inevitables ahora como lo fueron en la época de Pablo. Refiriéndose a las palabras del Apóstol, la Sra. Eddy dice: “San Pablo escribió: ‘Regocijaos en el Señor siempre’. ¿Y por qué no, ya que las posibilidades del hombre son infinitas, la felicidad es eterna, y se puede estar consciente de ello aquí y ahora?”Miscellaneous Writings, pág. 330;

Siempre deberíamos alentarnos y alentar a otros a expresar regocijo en tiempos de tribulación. El regocijo puede iluminar la más sombría de las situaciones — puede abrir las puertas de toda clase de prisión, derruir paredes de aislamiento y romper las aprisionantes cadenas de la enfermedad. Muchos han encontrado que el seguir el ejemplo de Pablo de cantar alabanzas a Dios durante las horas más difíciles de sufrimiento y temor les ha aportado la curación. Otros que han hecho el esfuerzo de expresar regocijo se han liberado de las prisiones de la frustración y del pesar. Y, admitámoslo, a menudo se requiere un gran esfuerzo para hacerlo.

Frecuentemente algunos de los cerrojos y cadenas que cierran las puertas de la prisión en que nos encontramos confinados son la conmiseración propia, el resentimiento, la justificación propia y el desaliento. Nosotros mismos los pusimos allí, y, paradójicamente, parecemos renuentes a zafarnos de ellos. Pero tenemos que hacerlo si hemos de obtener nuestra libertad — y el regocijo es un agente poderoso para libertarnos de estas características negativas de la mente humana. El regocijo que se obtiene de los manantiales divinos de salvación — comprender la omnipresencia y la omnipotencia de Dios, la Vida, Verdad y Amor divinos — disuelve eficazmente los pensamientos negativos junto con las enfermedades y las molestias físicas que tan a menudo son sus efectos visibles.

Cristo Jesús aconsejó expresar las cualidades del pensamiento elevado durante las oscuras horas que preveía. Anticipó angustias y calamidades para la humanidad a medida que la idea de Dios fuera siendo más generalmente comprendida y más generalmente resistida por el sentido material. Dijo que los hombres desfallecerían “por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra”. Pero refiriéndose a tales tiempos dijo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”. Lucas 21:26, 28;

La Ciencia Cristiana explica que este fenómeno de oscuridad y caos es el resultado inevitable de la presión que la Verdad ejerce sobre la mente humana para que abandone los errores mortales de la creencia. La Sra. Eddy dice: “La disolución de las creencias materiales tal vez parezca ser hambre y pestilencia, carencia y dolor, pecado, enfermedad y muerte, asumiendo nuevas fases hasta que su nada aparezca. Estas perturbaciones continuarán hasta el final del error, cuando toda la discordancia será absorbida por la Verdad espiritual”.Ciencia y Salud, pág. 96; Pero deja en claro que estas perturbaciones constituyen potenciales para el progreso y no desastres. Explica que podemos darles la bienvenida como señales de la llegada del reino de los cielos.

En otro contexto la Sra. Eddy dice: “Alegría al abandonar las falsas señales del camino y regocijo de verlas desaparecer, — he aquí la actitud que contribuye a adelantar la armonía final”.ibid., pág. 324.

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