NOS complacemos en dar a conocer, en esta edición del Heraldo, el informe sobre la actuación de la Asamblea Anual de La Iglesia Madre, celebrada en Boston, Massachusetts, el día tres de junio del presente año.
No obstante que las condiciones para viajar aún distan mucho de ser normales, el gran edificio, que es una ampliación de La Iglesia Madre, se llenó de Científicos Cristianos gozosos que habían venido de todas partes del continente y algunos de diversas partes del mundo, y quienes escucharon con evidente aprecio y entusiasmo los alentadores informes dados.
Al leer estos informes, los Científicos Cristianos, dondequiera que se encuentren, podrán sentir que están participando en la inspiración de esta importante Asamblea.
La Asamblea se inició cantando el himno número 300, “¿A Cristo viste?” cuya letra fué escrita por nuestra Guía, Mary Baker Eddy. La señora Myrtle Holm Smith, Presidente saliente, leyó entonces los siguientes pasajes de la Biblia y del libro de texto de la Christian Science, Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras) por Mary Baker Eddy:
La Biblia Science and Health (Ciencia y Salud)
Salmos, 124:2—3, 6—8 276:4—9
Deut., 4:7 469:30—5
Isa., 26:1—3 (comenzando con “Ciudad”) 518:15—19
260:8—15 (hasta ;)
Efes., 2:14, 15, 19 497:3—4,24
Prefacio vii: 1—2
Después de unos momentos de oración en silencio, seguidos por la repetición oral del Padrenuestro, la congregación cantó el himno número 29, “Penetrando las tinieblas.”
Acto continuo, la señora Smith dió a conocer los nombres de los nuevos funcionarios de La Iglesia Madre, a saber: Presidente, Luther Phillips Cudworth, de Boston, Massachusetts; Tesorero, Roy Garrett Watson, de Brookline, Massachusetts; Secretario, Gordon V. Comer, de Denver, Colorado.
Haciendo uso de la palabra, la señora Myrtle Holm Smith, Presidente saliente, se expresó en parte, como sigue:
Nos congregamos hoy, en humilde gratitud, porque después de tantos días de tinieblas, podemos dar la bienvenida, bajo el techo protector de La Iglesia Madre, a muchos miembros que no habían podido reunirse con nosotros desde hace largo tiempo. Damos la bienvenida, con debida apreciación, a todos aquellos que hicieron frente al peligro, para asegurar que prevaleciera el derecho sobre la fuerza, y con gran humildad nos inclinamos, en actitud de reverente agradecimiento, porque esa fase de la lucha ha terminado. Sin embargo, no olvidamos que tenemos delante una tarea más importante aún—la de establecer la fraternidad entre los hombres.
La Iglesia Madre es una de las pocas organizaciones de alcance internacional del todo prósperas. En ésta, la visión de la señora Eddy acerca del gobierno y la unidad, y el desarrollo favorable de esta idea, constituyen a la vez una profecía y un ejemplo de la posibilidad del vínculo internacional en esferas que no sean religiosas. Pues, si los Científicos Cristianos de todas las naciones pueden unirse bajo el gobierno de La Iglesia Madre ¿no será posible que entre los hombres se establezca una base de unidad en otras actividades de la vida?
Volando a través de las fronteras de los países, uno se dá cuenta exacta de cuán imaginarias son las líneas que separan a los hombres. Dichas líneas pueden ser convenientes, pero ¿por qué han de constituir una barrera de proporciones indebidas que impida que la corriente del bien pase de un país a otro?
Si en lugar de ascender en un avión, ascendemos en la conciencia espiritual, esas fronteras desaparecen y todos los intereses se unen en la única divinidad (véase Science and Health [Ciencia y Salud], pág. 571:19).
En la página 513 de Science and Health, la señora Eddy escribe: “El Espíritu diversifica, clasifica e individualiza todos los pensamientos, que son tan eternos como la Mente que los concibe.” Mucho convendría que nosotros, como Científicos Cristianos, no aceptásemos diversificación ni clasificación alguna, que no sea de Dios.
A medida que se lleva a cabo el esfuerzo para reconocer y establecer esos intereses que unen a la humanidad, a medida que los hombres hacen esfuerzos por entenderse los unos a los otros, a través de todas las fronteras, nosotros como Científicos Cristianos ayudaremos eficazmente al aceptar con entusiasmo la enseñanza de la señora Eddy respecto a la fraternidad absoluta de todos los hombres, demostrándola en nuestros tratos sociales, en nuestras iglesias, en nuestra nación y en el mundo entero.
Que sintamos, pues, que todo el poder y la gloria corresponde a Dios, cuando recordamos lo pasado y vemos cómo El nos ha guiado, así como cuando Le oramos diariamente que “enriquezca los afectos de toda la humanidad, y los gobierne” (Manual de La Iglesia Madre, por Mary Baker Eddy, Artículo VIII, Sección 4).
Antes de presentaros el Presidente de La Iglesia Madre para el próximo año, quisiera expresar mi profundo reconocimiento de la obra de nuestra Junta Directiva. Estimo que quienes la integran están resolviendo todos los problemas que se les presentan, con sabiduría, consagración y deliberación espiritual y que sus decisiones están fundadas en múltiples circunstancias que muchas veces nosotros ignoramos.
Al expresar mi apreciación personal, estimo que me hago portavoz del sentir de ese gran grupo de miembros que tan eficazmente sirven.
La señora Smith presentó entonces al Presidente entrante, quien se dirigió a la asamblea en los términos siguientes:
Mi pensamiento, con relación a esta asamblea, está mejor expresado por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, en su Mensaje del año 1901 en ocasión de la asamblea del mes de junio, celebrada en el edificio original de esta Iglesia (pág. 1): “Hoy os reunís para conmemorar, en unidad, la vida de nuestro Señor y para elevaros más y más alto en la conciencia individual más esencial para vuestro desarrollo y capacidad de ser útiles; para añadir a vuestros tesoros del pensamiento las grandes realidades del ser, que constituyen la perfección mental y física. El bautismo del Espíritu y la vivificación y vigorización de lo humano en comunión con lo Divino, os han traído aquí.”
En cada asamblea subsecuente del mes de junio, desde que el citado mensaje fué dado a conocer, ha habido evidencia de renovada consagración; los informes de los funcionarios respectivos han demostrado el progreso positivo de nuestra Causa, con un número siempre mayor de testificantes al poder curativo de la Christian Science.
Bien está que notemos con satisfacción y profunda gratitud el progreso alcanzado, pero es de mucha mayor importancia que pensemos en el porvenir, con la certeza de poder superar las obras hasta ahora realizadas.
La historia bíblica describe hechos que en poco se difieren de los de la historia moderna. El libro del Génesis (capítulo 77) registra una interesante analogía. El mundo entero poseía una sola lengua. Temiendo ser dispersados por el extranjero, los hombres vinieron de todas partes y, reuniéndose en una ciudad, construyeron la torre de Babel para llegar “a los cielos”, pues deseaban hacerse un nombre. Esta narración ilustra la perversión de la mente mortal al intentar llegar “a los cielos” por medios materiales. No es de sorprender que la elevada torre de la ambición, el orgullo, el poder y la agresión humanas, se derrumbara por tierra y ocasionara la confusión de pensamientos y de lenguas. Enfrentémonos al pensamiento actual de confusión y división, con la consagración y serenidad nacidos de la plena fe en la omnipotencia de Dios. ¡Qué oportunidad se nos ofrece hoy en día para mantener los hechos científicos del ser!
El hombre evidencia la totalidad de la Vida, manifiesta la permanencia de la Verdad y experimenta la coordinación del Amor. Nuestra convicción de esta verdad nos traerá la dirección divina y el ímpetu infalible que asegura el triunfo de todos nuestros esfuerzos.
“El progreso es la ley de Dios, cuya ley exije de nosotros sólo lo que ciertamente podemos cumplir”, declara nuestra Guía, la señora Eddy, en la página 233 de su libro Science and Health (Ciencia y Salud). ¿No es esta ocasión nuestra mejor oportunidad para darnos cuenta de que el progreso es lo que la ley de Dios exije de nosotros?
Moisés ha sido llamado “el Legislador de Israel”, y a través de las Escrituras se hace hincapié en la obediencia a la ley. Nuestro gran Maestro Cristo Jesús no vino “a invalidar la ley o los Profetas.” El dijo (Mateo, 5:17): “No vine a invalidar, sino a cumplir.”
La revelación de la ley, hecha por nuestra Guía, o sea el Manual de La Iglesia Madre, gobierna esta organización. En el Artículo I, Sección 9, ella dice: “La ley constituye el gobierno, y la desobediencia a las leyes de La Iglesia Madre terminará por anular sus Artículos de Fe y sus Estatutos. Sin un sistema de gobierno y modo de actuar apropiados, las naciones, los individuos y la religión carecen de protección.”
Indudablemente, todos desean protección y seguridad. ¿Qué podemos hacer para llevar la certeza de la seguridad a quienes se hallan hastiados del mundo? Podemos y debemos atenernos estrictamente a los Artículos de Fe y los Estatutos contenidos en nuestro Manual. Este Manual garantiza la permanencia de nuestra Iglesia Madre. Aquellos que comprenden su importancia y se adhieren a sus reglas, tienen la seguridad del progreso espiritual.
Bajo el título de “Disciplina,” encontramos (Artículo VIII, Sección 1) “Una Regla sobre los Motivos y Acciones.” Ajustando nuestras vidas a esta disciplina, llegamos a ser discípulos, seguimos a nuestra venerada Guía y procedemos de acuerdo con la ley y el orden divinos. Ateniéndonos a esta ley, experimentamos libertad de pensamiento, paz y unidad en una acción colectiva con propósitos definidos.
Con una visión más clara de la Verdad absoluta y la convicción de que la Verdad está expresándose infinitamente, el concepto humano de las personas y de las cosas será mejor, y la democracia se hará más aparente. La verdadera democracia es la unidad de Dios y el hombre, apareciendo individual y colectivamente como la idea correcta acerca de la vida. “El amar al prójimo como a sí mismo es una idea divina” (Science and Health [Ciencia y Salud], pág. 88), y este amor puede ser definido como la consideración infinita para los demás.
Debido a que el Amor es Principio, puede ser demostrado. La demostración diaria del Amor en nuestras vidas individuales, es el mayor servicio que podemos prestar a nuestro prójimo y al mundo. “Una ambición desinteresada, nobles motivos de vida y la pureza,—estos elementos del pensamiento, al mezclarse, constituyen individual y colectivamente la verdadera felicidad, fuerza y permanencia” (ib., pág. 58). Nuestro progreso y desarrollo hará evidentes estas cualidades y condiciones deseables.
Debemos marchar adelante resueltamente demostrando la unidad divina, hasta que los nubarrones de la guerra no obscurezcan más al mundo. Las tensiones mundiales, las trepidaciones atómicas, la agresión política, el despotismo eclesiástico y la legislación médica amenazan nuestra libertad; pero nosotros sabemos que estos trastornos cesarán cuando la luz de la Verdad brille más plenamente en la conciencia humana.
“La historia de nuestro país”, declara nuestra Guía (ib., pág. 225 ), “al igual que toda historia, ilustra el poderío de la Mente, y demuestra que el poder humano depende de la proporción de buenos pensamientos que represente.” Mediante la Biblia y Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras)—que son los libros estatuidos como “Pastor de La Iglesia Madre” (Manual, Artículo XIV, Sección 1)—y las divinamente inspiradas Lecciones Bíblicas, tenemos amplio acceso a los tesoros de la Mente, para pensar correctamente. La vida del Científico Cristiano genuino es la manifestación externa del Cristo que mora en él.
Que avance, pues, nuestro pensamiento hacia este reino de poder espiritual.
Que percibamos nuestra libertad y dominio, conferidos por Dios.
Así construiremos, no torres de Babel que se derrumban por tierra, sino un templo imperecedero y santo, al Señor nuestro Dios, hacia el cual serán atraídos todos los hombres.
Mensaje de la Junta Directiva de la Christian Science, leído por Adair Hickman, Primer Lector
La Iglesia Madre, según fué concebida por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, y dada a luz mediante su comprensión espiritual de la maternidad de Dios, es afectuosamente considerada por sus miembros como el hogar paternal de su religión y el centro natural de su amor, lealtad y devoción. En consecuencia, las asambleas anuales de La Iglesia Madre son para los Científicos Cristianos como bienvenidas hogareñas. Nos reunimos no sólo para escuchar informes sobre la prosperidad y crecimiento numérico del movimiento, sino también para compartir entre nosotros el afecto, amor y unidad tan comunmente asociados con aquel pensamiento sobre el hogar expresado por la señora Eddy cuando escribió: “El hogar es el lugar más amado sobre la tierra, y debería ser el centro, aunque no el límite, de los afectos” (Science and Health with Key to the Scriptures [Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras], pág. 58).
Más particularmente, sin embargo, nos reunimos con el propósito de compartir el espíritu de Cristo ejemplificado por Jesús, sin el cual ni la Iglesia ni sus miembros podrían continuar prosperando y progresando espiritualmente. De consiguiente, os sentiréis agradecidos de saber que, a pesar de los arduos incidentes que la guerra trajo aparejados, así como las subsecuentes condiciones turbulentas, La Iglesia Madre ha progresado espiritualmente y ha crecido en número, de manera substancial, desde que nos reunimos la última vez. Gratos informes han llegado también de las iglesias ramas y sociedades. Aún aquellas iglesias comprendidas en las zonas devastadas por la guerra, rinden alentadores informes de progreso. La resistencia, fortaleza e inmutable confianza en Dios, con la cual los miembros de esas iglesias han hecho frente a la persecución y el sufrimiento descargado sobre ellos por un enemigo cruel, es justamente comparable a la forma en que procedieron, bajo circunstancias similares, los cristianos primitivos. Este grupo heroico puede muy bien ser considerado como una réplica moderna de aquel resto pequeño, tan fiel, a quien Isaías se refirió cuando dijo: “Y volverá lo que ha escapado de la casa de Judá, un resto pequeño, a echar raíces hacia abajo, y llevará fruto hacia arriba.”
Mientras que los pueblos del mundo han sufrido severamente durante los turbulentos años que acaban de pasar, ellos también han aprendido muchas lecciones valiosas. Han aprendido que todos los sistemas sociales y religiosos deben, si esperan subsistir, aportar prueba de que los ideales en que descansan pueden aplicarse prácticamente en la promoción del bienestar cultural, económico y espiritual de la raza. Ha llegado el momento de exigir, a los representantes de esos sistemas, que aporten algo más convincente que promesas, prédicas y pompa pagana para sostener la fe y suplir las necesidades de sus compañeros. Esto es lo que se ha exigido a nuestros Capellanes de la Christian Science, y a los Ministros del tiempo de guerra y Comités de Auxilios de guerra, y ellos han respondido con buen éxito tanto al proveer alimento y ropa, como al sanar los enfermos y heridos por medios espirituales solamente. Sabemos que las enfermedades del mundo, así como las de los individuos, no pueden ser realmente curadas, sino mediante la aplicación de este mismo poder divino.
Para la mayoría de la gente que piensa, es obvio que aun cuando ha cesado el fuego en los campos de batalla, el conflicto entre las fuerzas materialmente mentales que primordialmente precipitaron la guerra, aun continúa en la conciencia humana. Aun más, el conflicto no terminará ni se podrá obtener una paz duradera, hasta que los mandatarios de todas las naciones se den cuenta del hecho básico de que la verdadera grandeza de una nación no estriba en sus recursos físicos, sino en la estatura espiritual de sus habitantes. Por consiguiente, al estadista, al hombre de negocios y al trabajador, quienes aún consideren los valores materiales por encima de los espirituales, decimos: Alerta, pues al perseguir únicamente ganancias materiales, podéis tropezar y caer, ocasionando no solamente vuestra propia destrucción sino también la de la civilización misma.
La hora ha llegado cuando debemos elevar nuestro concepto del-mundo, de la materia a la Mente y confiar en esa fuente divina para que revele a la humanidad los métodos de distribución de los recursos naturales de la tierra que estabilizarán la estructura económica y política del mundo.
Es evidente que hoy en día muchos vislumbran el hecho metafísico, que enseña la Christian Science, de que aun humanamente vivimos en un reino mortalmente mental y no material, y de que el mundo ahora visible a los sentidos físicos no es una composición de elementos materiales y átomos, sino que es la percepción errónea de la mente mortal del único mundo perfecto del Espíritu.
La señora Eddy ha puesto énfasis sobre este punto fundamental, en la declaración hecha en la página 167 de su libro The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo y Miscelánea) donde dice: “El mundo hipotético dentro de nosotros, nos separa del mundo espiritual, el cual existe aparte de la materia y nos unifica los unos con los otros.”
Si aquellos que en la actualidad se encuentran ocupados en la grave tarea de edificar un gobierno mundial, con el propósito de establecer una paz permanente y universal sobre la tierra, dejan de acudir a Dios en procura de dirección y omiten colocar la integridad espiritual como la piedra verdaderamente fundamental de su estructura, habrán trabajado en vano.
Uno de los estadistas americanos más sabios, Benjamín Franklin, al dirigir la palabra a la Convención Constituyente en Filadelfia, después de que ésta había pasado muchos días en acaloradas controversias sobre divergencias personales, citó el conocido pasaje bíblico: “Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican”, y entonces agregó: “Creo firmemente ésto; y creo también que sin Su ayuda y conformidad, no tendremos mejor éxito en la estructura de este edificio político, que el que tuvieron los constructores de Babel; estaremos divididos por nuestros insignificantes intereses parciales y personales; nuestros proyectos serán confundidos y nosotros mismos mereceremos el reproche y oprobio de futuras generaciones. Y lo que es peor aún, como consecuencia de este desdichado ejemplo, la humanidad puede perder toda esperanza de establecer en lo futuro, gobiernos basados en la sabiduría humana y abandonarse al azar, la guerra y la conquista.”
No solamente es aplicable en la actualidad este consejo y advertencia, sino que las presentes condiciones turbulentas, económicas y políticas, están propensas a las mismas malignas consecuencias. Es tan cierto ahora, como lo era entonces, que sin la dirección de Dios y el sostén espiritual de la religión, ningún gobierno, nacional o internacional, podrá hacer frente con buen éxito a estas dificultades.
Debe admitirse que al resolver el destino de la raza, el estado y la iglesia, en sus respectivos ámbitos, comparten cierta responsabilidad. Esta consiste en su deber ineludible de fomentar la fraternidad, la integridad moral y la estabilidad económica entre los pueblos y naciones. Es, igualmente, su deber promover tales derechos, esenciales al gobierno libre, como la libertad del individuo en todas las esferas de actividades legítimas, incluso la libertad de culto religioso. Sin embargo, estas responsabilidades podrán desempeñarse con buen éxito, solamente en la medida en que estas dos actividades, esencialmente distintas, funcionen independientemente.
En la iglesia no hay lugar para la política, de igual manera que, tratándose de un sistema democrático de gobierno, en la política no hay lugar para la iglesia. No obstante, siempre hay lugar en la política para el sentido moral de la religión. Esto se aplica con igual fuerza y propiedad a los asuntos nacionales e internacionales, y de no ser así, poco importa si se trata de un conflicto entre ideologías políticas y dogmas religiosos, o una guerra declarada entre fuerzas armadas: los resultados son siempre contraproducentes. El progreso de la civilización se retraza, la confianza es destruída y los lazos de unidad y amistad se disuelven. El supremo deber de los estadistas y eclesiásticos por igual, en esta hora crítica, es el de utilizar todos los medios a su alcance para evitar otro conflicto mundial y vendar las heridas abiertas que dejó el último. No es ésta la ocasión para que ellos recurran al subterfugio o a la agresión como medio de extender la influencia política de cualquiera iglesia o estado.
El mundo está cansado de contiendas. Anhela la paz y la restauración de la confianza. Necesita urgentemente reconstrucción física, pero necesita aun más la reconstrucción mental y moral. Sobre todo necesita lo que la señora Eddy ha descrito como el “cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación” (Manual de la Iglesia, pág. 17). Ese fué el propósito de la señora Eddy al establecer La Iglesia Madre y es por eso que su fundación será siempre el acontecimiento más memorable en la historia de la religión organizada.
Como miembros de esa Iglesia y estudiantes de su enseñanza religiosa, no solamente estamos preparados para discernir los males del mundo sino que también tenemos la obligación precisa de utilizar nuestro entendimiento espiritual para curar dichos males y para eliminar del pensamiento humano su causa mental. Entonces, aprestémonos a cumplir con nuestro deber, a fin de que todas las naciones bajo el amparo de Dios, sin excepción alguna, tengan un nuevo nacimiento de libertad, y que ni la Iglesia ni sus miembros falten a su deber con Dios, con su Guía y con la humanidad.
Cuando esto llegue a suceder y el miasma de la intolerancia sea disipado por la atmósfera del amor sin prejuicios, y cuando la perspectiva espiritual corrija los conceptos tergiversados de la Christian Science y revele el hecho divino de que este inspirado mensaje es en realidad el Confortador prometido por el Maestro, entonces todos los pueblos de cada raza y credo otorgarán a la venerada Descubridora y Fundadora de la Christian Science su legítimo lugar en el reino de la religión, y la profunda gratitud de toda persona honrada reposará como una aureola sagrada sobre la memoria de nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, y la gran obra realizada por ella.
Informe del Tesorero, leído por el señor Roy Garrett Watson, Tesorero de La Iglesia Madre
El Tesorero informó que, obedeciendo las disposiciones hechas por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, en el Artículo XXIV, Sección 3, del Manual de La Iglesia Madre, los libros del Tesorero de la Iglesia habían sido debidamente revisados por un auditor; suministrando, a la vez, la información requerida por la citada disposición.
Incluyéronse en su informe las observaciones siguientes:
“El cariñoso apoyo financiero proporcionado a La Iglesia Madre por sus miembros, ha sido de lo más generoso, ingresando su importe en los cinco capítulos mencionados a continuación:
1. Cuotas de la capitación anual.
2. Contribuciones directas a los fondos de La Iglesia Madre.
3. Contribuciones por conducto de las iglesias ramas y sociedades.
4. Contribuciones por conducto de las organizaciones de estudiantes.
5. Subscripciones a los periódicos.
“No sería posible expresar demasiada gratitud por el trabajo consagrado y las generosas aportaciones que garantizaron el éxito excepcional de las actividades del tiempo de guerra.
“La terminación de las hostilidades, en el curso del año pasado, de nuevo facilitó el contacto directo entre La Iglesia Madre y sus miembros esparcidos por el mundo. De manera que nuestros horizontes se están ensanchando y nuevamente abarcan todos los ámbitos de la tierra. Acompañando este incremento en las actividades se ha manifestado con creces el sentido verdadero de la substancia, así como una mayor oportunidad para servir a nuestra Causa y a toda la humanidad.
“Como dice nuestra Guía: ‛La noche está muy avanzada y el día no está lejano en el horizonte de la Verdad—aun aquel día en el cual todos los pueblos conocerán y admitirán un solo Dios y un solo cristianismo’ (Christian Science versus Pantheism [La Christian Science contra el Panteísmo], pág. 1).”
Informe de los Fideicomisarios del Fondo de Dádivas y Dotaciones
Hace veinte años que la Junta Directiva de la Christian Science fundó el cargo de Fideicomisario de la Christian Science para administrar el Fondo de Dádivas y Dotaciones. En este fondo los miembros de La Iglesia Madre que tengan por finalidad hacer una donación con destino a fomentar la Causa de la Christian Science, pero que, por razones especiales, deseen conservar el rédito que devengue el capital entregado en fondo, pueden efectuar un depósito de mil dólares o más. El rédito devengado es pagado a cada donante durante su vida, y aun después se podrá seguir pagando, por un tiempo especificado, a los beneficiarios que éstos designen.
Los fondos así encomendados son invertidos en valores, cotizables, aprobados por la Junta Directiva, y las inversiones son diversificadas en valores de alto grado. Los fondos sobrantes de las iglesias ramas y sociedades que hayan sido reconocidas por La Iglesia Madre, también pueden ser aceptados mediante arreglo especial con los Fideicomisarios, sin estar obligadas tales organizaciones a ceder porción alguna de dichos fondos a La Iglesia Madre.
El único cargo fijo que se hace a las iglesias ramas, sociedades o individuos, es de un cinco por ciento sobre el rédito devengado, en concepto de servicio. No hay cargo alguno por establecer o retirar un fideicomiso.
El número de fideicomisos actualmente encomendados a los Fideicomisarios del Fondo de Dádivas y Dotaciones, ha aumentado a doscientos cuarentidos. Se han recibido solicitudes de información acerca del establecimiento de fideicomisos de cada uno de los Estados de la Unión, así como de Australia, el Canadá, Inglaterra, Francia, México, Terranova, Escocia, Sud Africa, Costa Rica, América Central, Puerto Rico y Trinidad (Indias Occidentales).
Todas las solicitudes de información que se hagan, referentes al establecimiento de fideicomisos, deberán dirigirse a Roy Garrett Watson, Trustee and Treasurer of Christian Science Trastees for Gifts and Endow- ments, 107 Falmouth Street, Boston 15, Massachusetts.
Informe de los Síndicos de Institutos Caritativos
En la Biblia leemos: “¡Alzad, o puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portales eternos; y entrará el Rey de gloria!” (Salmos, 24:7). Durante el año pasado, en vuestros institutos caritativos—La Asociación Benévola de la Christian Science, Chestnut Hill, Massachusetts, la Asociación Benévola de la Christian Science en la Costa del Pacífico, y el Hogar para Científicos Cristianos de Pleasant View—ha habido constante necesidad de mantener el pensamiento elevado para hacer posible la solución de los muchos problemas que se han presentado.
A fin de dar a nuestros siempre bienvenidos huéspedes el servicio cariñoso y abnegado que un número adecuado de asociados eficientes y consagrados puede ofrecer, hemos debido comprender la unidad que existe entre el abastecimiento y la demanda, pues el mantenimiento de estas organizaciones sólo ha sido posible mediante la demostración. El abastecimiento de alimentos, ropas y muchos otros pequeños menesteres utilizados en el manejo diario de los institutos, ha requerido una oración sincera y consagrada en el curso del año que acaba de pasar. Nuestras necesidades han sido suplidas y nos sentimos muy agradecidos. Agradecemos, asimismo, el trabajo metafísico de los miembros de La Iglesia Madre, el cual ha apoyado la demostración; como también las dádivas generosas de los Científicos Cristianos que nuevamente han sido suficientes para cubrir el déficit producido en el mantenimiento de los sanatorios en Chestnut Hill y en San Francisco.
Las muchas curaciones efectuadas en todos los institutos—curaciones de las creencias de escasez, de discordancia física y de la vejez—son también motivo de honda gratitud. La omnipresencia del Amor infinito ha sido expresada en el Cristo sanador. En la página 185 de Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, dice: “La espiritualización de nuestro concepto del hombre, abre las puertas del paraíso que los llamados sentidos materiales cerrarían, y revela al hombre como infinitamente bendecido, recto, puro y libre.”
Informe del Secretario, leído por el Señor Gordon V. Comer
Nos regocijamos hoy por las muchas pruebas notables del vigilante cuidado y protección de Dios, otorgados a La Iglesia Madre y sus ramas durante el año pasado, y bien nos corresponde en esta reunión elevar nuestros corazones y voces para alabar y glorificar Su santo nombre, “Su admirable y mejor nombre de Amor.” Que esta reunión sea, pues, para nosotros un indicio, tan tranquilizador como alentador, del día previsto por los profetas hebreos, cuando muchas naciones dirán (Isaías, 2:3), “¡Venid, y subamos al monte de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob! y él nos enseñará en cuanto a sus caminos, y nosotros andaremos en sus senderos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.”
La Iglesia Madre está designada para expresar el más alto concepto humano de la casa de nuestro Padre—aquella casa de muchas moradas acerca de la cual Jesús nos aseguró con tanto amor.
En la amplia definición de “Iglesia” dada por nuestra venerable Guía, Mary Baker Eddy, en la página 583 del Glosario de Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), ella da a conocer la misión de La Iglesia Madre, y nosotros, como miembros de esa Iglesia, estamos bajo la sagrada obligación de tomar parte en esta misión—dando pruebas de nuestra capacidad; manteniendo la norma más elevada de la relación del hombre para con Dios que ha de contribuir al mejoramiento de la raza, despertándonos, tanto a nosotros mismos como a otros, del sueño del sentido material para comprender la verdad espiritual y demostrar su poder curativo.
Es privilegio nuestro anunciar que durante el año pasado ha habido un importante aumento en la lista de miembros de La Iglesia Madre. Se ha notado, asimismo, un marcado aumento en la aceptación, inteligente y devota, de las enseñanzas de la Christian Science de parte de la nueva generación, muchos de los cuales, durante sus experiencias en la guerra, han encontrado que esta enseñanza ha sido su sosten y fortaleza—su verdadera salvación del temor y de la muerte.
Departamento de ramas y practicistas
Con humildad y profunda gratitud nos hemos enterado de la devoción y abnegación de las ramas leales y de sus respectivos miembros en este país y en aquellas partes del mundo que han sido la escena de las tragedias y victorias en el campo de batalla. Han cumplido noblemente su cometido y en muchos casos han desempeñado la misión de nuestro pastor impersonal durante todo el transcurso de la guerra. Ahora se enfrentan, y nosotros con ellos, a las demandas del período de reconstrucción y rehabilitación. La Iglesia Madre siente gran amor por sus ramas y está íntimamente interesada en el bienestar espiritual de todas y cada una de ellas.
Durante el año, veintiocho iglesias y sociedades nuevas han sido reconocidas como ramas de La Iglesia Madre, y se han aceptado las tarjetas de cuatro nuevas organizaciones universitarias para su inclusión en The Christian Science Journal.
También han sido aceptadas las solicitudes de cuarenta y cinco enfermeras y cerca de seiscientos practicistas, lo que representa un aumento considerable en el número de trabajadores activos.
Division de actividades de las escuelas dominicales
Este nuevo departamento está prestando un servicio muy útil, actuando como un centro de información donde las iglesias ramas de La Iglesia Madre y los funcionarios y maestros de las escuelas dominicales puedan hacer preguntas relativas al trabajo de las mismas y enviar informes de sus propias experiencias provechosas para que, llegado el caso, se pasen a aquellos que, por dedicarse a este trabajo, soliciten información al respecto. Muchas iglesias ramas están mejorando los locales asignados a sus respectivas escuelas dominicales.
Los superintendentes y maestros que atienden y obedecen las disposiciones del Manual de la Iglesia referente a la manera de conducir la escuela dominical, así como la previsión esencial acerca de la “primera” y “sucesivas lecciones” (Artículo XX, Sección 3), están produciendo un vivo interés de parte de los discípulos. Estos están aprendiendo a poner en práctica las enseñanzas de nuestra Guía en todas las fases de su vida, logrando así curaciones para ellos mismos y para los demás. El llamamiento de la Christian Science es para que nos adhiramos en pensamiento y en acción a las demandas espirituales de los Diez Mandamientos y el Sermón del Monte.
Departamento de literatura
El Departamento de Actividades relacionadas con la Literatura anuncia que se ha registrado un mayor interés en las salas de lectura, las que han sido visitadas por numerosas personas que, mediante sus preguntas o la adquisición del libro de texto, Science and Health, han ofrecido los primeros indicios de un interés sincero por la Christian Science. Entre estos visitantes se cuentan personas ya retiradas del servicio de su patria, en quienes causó impresión su trato con los Científicos Cristianos que habían conocido en las fuerzas armadas, y otros que, a veces hasta en las más remotas partes del mundo, llegaron a conocer nuestra literatura por medio de las actividades de los Comités de Distribución.
Los miembros en el distrito local de La Iglesia Madre que sirven en los Comités de Distribución, de Información sobre los anunciantes en The Christian Science Monitor, y de Circulación, comprendidos todos en este Departamento, se están compenetrando cada vez más acerca de sus oportunidades y responsabilidades para sostener la demostración de nuestra Guía. Los resultados de su trabajo demuéstranse por la más amplia aceptación y estudio de la literatura suministrada por el Comité de Distribución; por el patrocinio más extenso de parte de los miembros de La Iglesia Madre de los anunciantes en The Christian Science Monitor; y por nuevas subscripciones.
Sin embargo, el progreso mismo siendo espiritual, la verdadera prueba de nuestro progreso será la prueba espiritual. Nuestra amada Guía ha dicho (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany [La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea], pág. 181): “El progreso es la concepción del Amor divino, siempre perfeccionándose.” La comprensión de este hecho nos proporciona la manera de conocer el alcance de nuestra obra en los años pasados y de acuerdo con la cual debemos seguir extendiendo, con humildad mas con vigor y alegría, el evangelio de la Christian Science.
En las palabras de uno de nuestros himnos (Himnario, No. 176):
¡Haya luz! la Palabra surge brillante,
Mirad hacia donde la nueva mañana clarea,
Oh! iglesia de Dios, con Libro abierto,
Con página de faro y esplendor.
Piedras vivientes somos, cada una en su lugar,
Que seamos dignos de tal gracia,
Mientras la Verdad alumbra al vasto mundo.
Comite de actividades de tiempo de guerra
Con la terminación de las hostilidades, poco a poco se ha puesto fin a las extensivas actividades emprendidas por La Iglesia Madre con motivo de la guerra. El número de Ministros de Tiempo de Guerra y de Colaboradores Voluntarios de Tiempo de Guerra en los Estados Unidos y ultramar, es actualmente como la mitad de lo que fué durante el período de la mayor actividad y será reducido continuamente a medida que disminuya la necesidad de sus servicios en los puestos militares y navales. Se están atendiendo en forma adecuada los veteranos en los hospitales.
Cuando la guerra en Europa se aproximaba a su fin, hicieronse preparativos para enviar un comité al continente europeo a fin de investigar las necesidades de ayuda entre los Científicos Cristianos y otros, y de tomar las disposiciones necesarias en cuanto al recibo y manejo de los embarques de auxilios que tenía listos La Iglesia Madre. Los planes incluyeron el establecimiento de nuevos Centros de Descanso de la Christian Science, para el uso de las fuerzas de ocupación. Designáronse al Director de las Actividades de Tiempo de Guerra de La Iglesia Madre, y al Director de la sucursal en Londres de estas actividades, con el propósito de realizar un viaje, el cual tuvo lugar durante el verano de 1945, y que incluyó—además de las Islas Británicas—Francia, Italia, Bélgica, los Países Bajos, Suiza y Alemania. Fuera de llevar a cabo las finalidades inmediatas de su viaje, los dos directores aceptaron invitaciones de muchas iglesias y sociedades de la Christian Science en el continente europeo para hablar en confianza a sus miembros sobre el tema de las actividades de tiempo de guerra de La Iglesia Madre.
Un examen de aquellas actividades durante los seis últimos años, puede ser oportuno.
Las dos ramas principales de este trabajo—la ayuda en lo espiritual prestada a las fuerzas armadas y el auxilio a las víctimas civiles de la guerra—naturalmente fueron iniciadas en la Gran Bretaña, donde las iglesias ramas participaron directamente en ambas actividades, estableciendo y manteniendo ciento treinticinco Centros de Descanso de la Christian Science para las tropas en sus respectivas localidades, y nombrando trescientos treinta dispensadores de auxilios. Sin embargo, el establecimiento oportuno del Comité de Auxilios de Guerra de La Iglesia Madre a principios del año 1940 y del Comité de las Actividades de Campamento en enero de 1941, aseguró la preparación necesaria para hacer frente a las fuertes demandas que pronto se hicieron de estas dos agencias. Para octubre de 1940, los embarques de auxilios comenzaron a fluir a traves del Atlántico para los sitiados británicos; y cuando ya se llamaba al servicio militar gran cantidad de norteamericanos, los Ministros de Tiempo de Guerra y los Colaboradores Voluntarios estaban sirviendo en los centros de entrenamiento de los Estados Unidos.
Durante los momentos de mayor actividad, había ciento treinticinco Ministros de Tiempo de Guerra a sueldo, veintiseis capellanes, y cuatrocientos noventicinco Colaboradores Voluntarios en los Estados Unidos y el Canadá. Las muy limitadas oportunidades para enviar a ultramar a los Ministros de Tiempo de Guerra, nos indujo a suplir el espléndido trabajo de veinte Ministros y Colaboradores autorizados bajo comando británico y australiano, mediante el nombramiento de cerca de quinientos Colaboradores Voluntarios de Tiempo de Guerra que eran, ellos mismos, miembros de las fuerzas armadas británicas y de los Estados Unidos que servían en zonas de guerra.
Distribuyóse con liberalidad la literatura corriente de la Christian Science para el uso de hombres y mujeres tanto en los centros de entrenamiento como en el servicio activo de ultramar. Bastante más de cien mil de ellos se valieron de los servicios de la Christian Science, más de trece mil de los cuales se habían interesado durante la época del servicio. Se calcula que unos tres millones de personas pertenecientes a las fuerzas armadas, visitaron los Centros de Descanso (o Servicio) en las Islas Británicas, los Estados Unidos y demás lugares.
En el campo de auxilios de guerra, nuestra iglesia se ha distinguido entre las organizaciones privadas que realizaron trabajos de socorro análogos. Ropa, cuidadosamente empaquetada y en las mejores condiciones, valuada conservadoramente en más de $4,250,000 ha sido embarcada y distribuída, sin tener en cuenta religión o raza, entre los siguientes países: Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Checoeslovaquia, Grecia, Dinamarca, Italia, los Países Bajos, Noruega, Filipinas, Polonia, Rusia, Finlandia y Yugoeslavia. Más de ocho millones de prendas de vestir fueron suministradas. Además, distribuyéronse entre nuestras fuerzas armadas más de quinientos cincuenta mil piezas de ropa tejida a mano.
Estas, pues, son las proporciones de las medidas extraordinarias y temporales tomadas por nuestra organización, con motivo de las emergencias de la guerra. Estas medidas nos han permitido enfrentar la guerra donde se ha presentado con mayor agresividad, ofreciendo prueba impresionante del poder curativo, protector y liberador de la Christian Science, y atrayendo nuevos adherentes y entusiastas a nuestra Causa. Creemos que el apoyo generoso y sincero prestado a esta actividad, por los Científicos Cristianos a través del mundo, ejemplifica el hecho de que, como lo expresa Mary Baker Eddy en la página 88 de Science and Health: “El amar al prójimo como a sí mismo es una idea divina.” En el grado, pues, en que hayamos comprendido que este amor es una idea divina, habremos de medir el buen éxito de nuestro inmenso esfuerzo común.
Informe de los Albaceas Fiduciarios de Mary Baker Eddy, leído por la señora Amea H. Harris, Secretaria
El fideicomiso establecido por Mary Baker Eddy “con el propósito de fomentar y extender más eficazmente la religión de la Christian Science”, está cumpliendo el propósito de nuestra Guía. Ha hecho posible la dedicación de más iglesias, con mayor asistencia a los cultos, una mayor actividad en los trabajos de la iglesia, y con frecuencia, una condición financiera más saludable. Para expresar su gratitud, muchas iglesias han devuelto las donaciones que les fueron concedidas, a fin de que los Albaceas Fiduciarios de Mary Baker Eddy, dispusieran de más fondos para beneficiar a otras iglesias. Durante los últimos doce meses, cantidades considerables han sido reintegradas a este fondo.
Aun cuando las circunstancias que prevalecieron durante el año pasado no han favorecido la construcción de nuevos edificios para iglesias, los Albaceas han recibido cuarenta y siete solicitudes de ayuda para verificar el último pago en las propiedades de las iglesias, y han concedido donaciones que ascienden a casi $108,000.
Con miras de dar mayor ímpetu a la libre distribución de literatura autorizada de la Christian Science, los Albaceas han gastado aproximadamente $12,500. También han ayudado a sufragar tanto los gastos de las conferencias, como los gastos de adquirir los libros y publicaciones prestados a las bibliotecas de las respectivas iglesias. Han otorgado, además, ayuda de otros géneros, en una suma de aproximadamente $47,300.
En su carácter de editores de las obras de la señora Eddy, durante el año pasado los Albaceas invitaron a las iglesias ramas de La Iglesia Madre, en diez y seis ciudades de las más grandes en los Estados Unidos y sus cercanías, a cooperar con ellos en anunciar en los principales periódicos locales el libro Science and Health, así como las salas de lectura. En muchos casos las personas atraídas a la Christian Science por este conducto han experimentado curaciones, asistiendo con regularidad a los cultos de la iglesia.
Este año, nuevamente en cooperación con las iglesias ramas de las zonas respectivas, los Albaceas están colocando anuncios similares en treinta de las principales ciudades de los Estados Unidos y el Canadá. Otra vez, el resultado ha sido sumamente grato.
En vista del creciente número de personas que, despertado su interés por la Christian Science, están solicitando el libro de texto Science and Health, tanto en las salas de lectura como en las librerías corrientes, los Albaceas publicaron recientemente una nueva edición del libro de texto, que lleva en la parte interior de la cubierta breves apuntes acerca de la señora Eddy y sobre el movimiento de la Christian Science, así como del libro de texto; y al frente de la página del título, una lista de todas las obras de nuestra Guía. La demanda por esta edición, tanto en las salas de lectura como en las librerías corrientes, ha sido muy satisfactoria.
En el año 1945, las ventas de las obras de la señora Eddy, fueron más que el doble de las registradas en el año 1940. Este año, comparado con el período correspondiente del año 1940, demuestra un aumento adicional de treinticuatro por ciento.
Del informe rendido por el Comité de Publicaciones, leído por el señor William D. Kilpatrick, Gerente
El objetivo principal de todo esfuerzo relacionado con las actividades de la Christian Science, es la curación. Ninguna actividad del movimiento de la Christian Science tiene perspectiva alguna que no sea la curación permanente y científica de la humanidad y el mundo, de todos los males impuestos por las pretensiones, imposiciones y engaños de la materialidad. El trabajo y las actividades del Comité de Publicaciones provistos por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, en el Manual de La Iglesia Madre, no son excepciones de esta regla, y todo lo emprendido y logrado por este Comité, en el curso normal de sus deberes, conduce a este mismo fin.
La parte legislativa del trabajo de este Comité, es en la actualidad la más importante y exigente de su tarea. La ola de legislación social y sanitaria que en estos días viene presentándose, no sólo a la mayoría de los cuerpos legislativos de los Estados Unidos y el Canadá, sino también a los de muchos otros países, requiere una atención alerta, constante y específica de parte del Comité a fin de proteger los derechos y privilegios constitucionales de los Científicos Cristianos.
Los programas transcritos por La Iglesia Madre y difundidos al público por medio de muchas estaciones de radio en los Estados Unidos y el Canadá están supliendo una creciente y definida necesidad. Preséntanse a través de casi doscientas estaciones en los Estados Unidos y el Canadá, incluso Alaska, las Islas Hawái y la Zona del Canal, como también, en pequeña escala, en Australia. Sobre la poderosa estación de radio de Munich y otras estaciones en Alemania, también se difunden programas similares preparados con anticipación en Boston.
En las palabras de nuestra venerada Guía, la señora Eddy (Science and Health, pág. 329): “A medida que el tiempo avance, los elementos curativos del cristianismo puro se tratarán con justicia; serán buscados y enseñados, y resplandecerán con toda la grandeza del bien universal.”
En este momento cantóse el himno número 236, “Oh paz del mundo”.
Del Informe de la Junta de Conferenciantes de la Christian Science, leído por su Presidente, el señor Thomas E. Hurley
Este año ha sido testigo de la reanudación de las conferencias en todos los países donde había sido necesario interrumpirlas a causa de la guerra, con excepción de Sud Africa y el Oriente.
El primer país del continente europeo a tener una conferencia desde el año de 1939, fué Suecia, donde un miembro de esta Junta pronunció varias conferencias la primavera pasada, ya demasiado tarde para ser incluídas en el informe actual.
En el transcurso del corriente año dictáronse conferencias no sólo en Suecia, sino también en Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Alemania, Francia y Suiza. En Suiza pronunciáronse hasta veinte conferencias. Una conferenciante informa que la atención sincera prestada en ocasión de estas conferencias fué “muy marcada y conmovedora.”
La Gran Bretaña fué atendida tanto por conferenciantes de los Estados Unidos como por conferenciantes locales. Por primera vez desde el año 1941, un conferenciante de los Estados Unidos visitó Australia y Nueva Zelandia. Esos países también fueron atendidos por un conferenciante local. Sud América tuvo su primera conferencia desde el mes de abril de 1940.
Este año ha visto un aumento considerable en los asistentes a las conferencias. El aumento fué particularmente más notorio en los lugares donde se había trabajado con el mayor empeño en preparación para la conferencia. Esta Junta está sumamente agradecida por el hecho de que los miembros de las iglesias se vuelven cada día más alertos a la importancia de dicho trabajo metafísico preparatorio, y por el aumento en la asistencia y la excelente atención prestada durante las conferencias, como resultado de dicho trabajo.
Los miembros de esta Junta aprecian profundamente las muchas cartas que han recibido, relatando las curaciones obtenidas por los asistentes a las conferencias.
Informe del Consejo Directivo de la Sociedad Editora de la Christian Science, leído por el señor John H. Hoagland, Administrador de la misma
La Sociedad Editora de la Christian Science ha completado otro año abundante en fruto y lleno de promesas. La era de la posguerra ha traído consigo nuevas y exigentes demandas, llamándonos a la realización de obras más elevadas y a rendir las grandes bendiciones de la Christian Science a una multitud siempre creciente de aquellos que “tienen hambre y sed de justicia” (Mateo, 5:6). Muchos signos alentadores nos aseguran que estamos haciendo frente a esas demandas y que los periódicos y publicaciones de la Sociedad Editora de la Christian Science están haciendo la más amplia divulgación de toda su historia.
Nosotros, los que estamos activamente dedicados a llevar adelante el trabajo de la Sociedad Editora, como uno de los poderosos armamentos de La Iglesia Madre para aniquilar la creencia humana en el mal y para revelar a los hombres el alcance universal de la Verdad, estamos humildemente conscientes de las responsabilidades y oportunidades de los tiempos actuales. Vemos los campos “que ya están blancos para la siega” (Juan, 4:35), y sabemos que únicamente el firme apoyo, sostenido por la oración, que siempre nos llega de los Científicos Cristianos en todas partes, es lo que capacita a la Sociedad Editora para cumplir del todo su parte al enfrentar las urgentes exigencias del día.
Durante el año pasado la circulación del Christian Science Journal, el Christian Science Quarterly, el Christian Science Sentinel, y el Christian Science Monitor excedió a todas las cifras anteriores, y el Herald of Christian Science, en sus diversas ediciones, avanzó rápidamente hacia las cifras de circulación que obtuvieron antes de la guerra.
El volumen total de anuncios colocados en el Monitor durante el año, alcanzó las cifras mayores desde su fundación e incluyó 1,345 nuevos anunciantes. Actualmente, unos veinte mil anunciantes tienen avisos en el Monitor.
El notable prestigio de nuestro diario continúa en aumento. La época de la posguerra ofreció al Monitor oportunidades especiales por medio de la presentación de las noticias, los editoriales y los temas en que especializa. La colaboración del Monitor hacia el logro de una paz verdadera, exige todos los recursos puestos a nuestro alcance por nuestra amada Guía al establecer este diario. Los editores del Monitor se están dedicando con ahinco a esta tarea inspiradora. Entre los pasos de mayor progreso que se han tomado, puede incluirse el regreso a Rusia de nuestro corresponsal asignado a esa zona, así como la designación de corresponsales especiales para el Lejano Oriente y el Medio Oriente.
Esperamos instalar nuestras nuevas prensas modernas para el Monitor en el otoño de este año. Esto significa que el Monitor pronto estará operando con una de las prensas más modernas del mundo de la posguerra, lo que nos capacitará para introducir anuncios a cuatro colores y material especial, también a cuatro colores, en las páginas diarias de nuestro periódico.
Tenemos el placer de anunciar una nueva publicación. El Heraldo de la Christian Science (edición española) aparecerá trimestralmente a partir del mes de julio de 1946. Desde ahora recibimos las subscripciones de todos aquellos que desean abonarse a este periódico o incluir en él sus nombres como practicistas, maestros o enfermeras de la Christian Science.
Estamos proyectando la publicación, a principios del año 1947, de un libro intitulado Christian Science Wartime Activities in World War II (Actividades de la Christian Science en la Guerra Mundial II). El nuevo himnario holandés, que constituye la primera traducción completa del himnario inglés, ya está disponible.
Muy alentadores son los informes que nos llegan de iglesias y practicistas de todas partes del mundo, y a quienes no les fué posible mantener correspondencia con la Sociedad Editora durante la guerra, demostrando su anhelo no solamente de reanudar sus subscripciones así como la inserción de sus anuncios en el Journal, sino de aceptar con gusto el privilegio de pagar por ellas. Nuestro correo de ultramar, trayendo nuevos anuncios y subscriptores, al igual que alentadores mensajes de buena voluntad, sigue aumentando.
Los ingresos de la Sociedad Editora y las utilidades entregadas a la Junta Directiva de la Christian Science para el desarrollo de la causa de la Christian Science de nuevo alcanzaron los más altos niveles durante el año que acaba de transcurrir.
Los editores del Journal y Sentinel y de las diversas ediciones del Herald agradecen a los miembros de La Iglesia Madre que durante el año han contribuido artículos útiles, testimonios y poemas para su publicación en dichos periódicos. Estamos seguros que nuestros subscriptores han compartido nuestra gratitud con motivo de haberse vuelto a obtener papel del mismo peso y calidad que se usaba antes de la guerra para nuestras publicaciones.
La apreciación cada vez mayor, de las Lecciones Bíblicas, queda evidenciada por las cartas recibidas de todas partes, al igual que por la creciente circulación del Trimestral. También se ha expresado mucha gratitud por el programa de radio del Monitor, que fué utilizado a base experimental, como un medio eficiente para ampliar la circulación de nuestro diario.
Estamos muy agradecidos por los sabios consejos y cariñoso apoyo que nos ha brindado la Junta Directiva de la Christian Science, así como por la unidad y consagración que caracterizan las relaciones de todos nuestros colaboradores.
Más que nunca antes, estamos experimentando en esta tarea ordenada por Dios, el cumplimiento de lo asegurado por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, en las primeras líneas de su libro de texto Science and Health (Prefacio, pág. vii) como sigue: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones.”
Informes de todas partes del mundo
Los mensajes recibidos de las iglesias y sociedades en todas partes, en ocasión de esta Asamblea Anual, demuestran que las ramas de La Iglesia Madre siguen adelante más conscientes que nunca de su crecimiento y vigor espirituales, habiendo experimentado mayor actividad y ensanchamiento en todos sentidos.
El tiempo asignado solamente permitió la lectura de unos cuantos de los muchos informes representativos que se habían recibido. Estos fueron leídos por la señora Madora Holt, de Beverly Hills, California, y por el señor Scott D. Sloan, de Providence, Rhode Island.
En nombre de La Iglesia Madre, la Junta Directiva de la Christian Science hace constar su agradecimiento por estos y otros informes inspiradores recibidos de las iglesias y sociedades de la Christian Science a través del mundo.
Testimonios de curaciones en la Christian Science, leídos por el señor J. Donald Hinds, de Nueva York
Leyéronse cierto número de testimonios comprobados de curaciones efectuadas atestiguando el poder redentor y curativo de la Christian Science.
Levantóse la sesión después de haber cantado el Himno de Comunión.