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Posesión positiva

Del número de octubre de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


EN la página 5 de su libro The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo y Miscelánea) Mary Baker Eddy hace la siguiente notable declaración: “Completamente aparte de este sueño mortal, esta ilusión y decepción de los sentidos, la Christian Science viene a revelar al hombre como la imagen de Dios, Su idea, coexistente con El—Dios otorgando todo y el hombre poseyendo todo lo que Dios le otorga.” Comprendiendo el significado vital de esta declaración, el Científico Cristiano, basándose en la verdad, jamás dirá: “Yo no tengo”, pues estas palabras han sido eliminadas de su vocabulario en cuanto se relacionan a lo que es bueno. El aprovecha la lección enseñada por el Maestro Cristo Jesús en su parábola de los talentos, en la cual, refiriéndose al sirviente que se dejó dominar por los pensamientos negativos, dijo: “aún lo que tiene le será quitado.” Notando esta advertencia, el estudiante de la Christian Science estará siempre alerta y progresando activamente. No se le encontrará temeroso, enterrando su talento en la sepultura de la frase “Yo no tengo” o “Yo no puedo.”

Esta posesión positiva del bien, nada tiene que ver con los “castillos en el aire”, la voluntad humana, o la herencia personal, más bien es la ley y regla del Principio divino impersonal, expresando su propia bondad infinita. En la página 470 de Science and Health with Key to the Scriptures ( Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras) la señora Eddy dice: “El hombre es la expresión del ser de Dios.” Siendo así, el hombre posee todo lo bueno por el hecho de ser la expresión de todo lo bueno, de manera que el Científico Cristiano aprende a decir: “Tengo, porque soy”, y “Porque soy, puedo.” Siendo “la expresión del ser de Dios”, el hombre posee por reflejo el poder de Dios o el bien. El entendimiento de este hecho científico, capacita a uno para despojarse de todo lo que no es semejante a Dios y que trate de posesionarse de él e influenciar su modo de pensar y actuar en sentido contrario a su propio bienestar. Aprende que posee el poder de rehusar positivamente la entrada en su mente a cualquier pensamiento o cualidad que tendiera o pretendiera negar el bien positivo que es suyo eterna e inevitablemente.

Como “la expresión del ser de Dios”, el hombre manifiesta la inteligencia que es omnipresente y omnisciente, jamás separado, ni por un instante, de la dirección infalible de la Deidad. Dicha inteligencia no está basada en el criterio humano, ni en las experiencias humanas que se repiten, hasta que por fin adquieren la apariencia de ley. En ciertas ocasiones, estas pueden servir como postes para señalar el camino que debemos atravesar, pero la inteligencia divina jamás está limitada por sus restricciones. Suele, en vez, hacer a un lado tales restricciones y revelar las posibilidades de la Mente, cuya ley divina no conoce limitación alguna para el bien y sus manifestaciones. Mediante la aceptación y el gobierno de esta inteligencia divina, grandes hechos son consumados que, al juicio humano, habíanse descartado como imposibles. Poseyendo esta inteligencia divina, por reflejo, uno jamás carece de dirección, jamás teme tomar decisiones y jamás se niega a dar un paso hacia una oportunidad mayor.

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