Con positivo placer verifico el testimonio de mi hijito. El tenía dieciocho meses de edad cuando oí hablar de la Christian Science hace ocho años y ninguno de los dos hemos tenido recurso ni a medicina ni a tratamiento médico desde entonces.
Cuando me fué presentada la Christian Science me encontraba muy enferma. Me era muy difícil caminar por unos cuantos minutos sin descansar. Un médico que consulté me dijo que era muy necesario operarme. Me mandó a un especialista quien confirmó lo que el doctor había dicho y me dijo que la operación debería tener lugar la semana siguiente. Aquella noche una amiga me habló de la Christian Science, asegurándome que me sanaría. Al principio, la idea me pareció ridícula, pero temiendo que la operación resultara fatal, consentí en ver una practicista.
La noche siguiente la praticista vino a mi casa y permaneció por una hora, aproximadamente. A la mañana siguiente me encontré tan bien como lo estoy ahora, habiendo dormido toda la noche por primera vez en casi dos años. Me dediqué a mis quehaceres sin descansar en lo absoluto. El día siguiente lo pasé en el muelle, observando las carreras de lanchas y como había mucha gente permanecí de pié casi toda la tarde. El próximo domingo me llevó mi amiga al culto de la Christian Science. El lunes visité a la practicista al mediodía y permanecí con ella una hora. Como previamente había concertado una cita con dos de los principales especialistas para las dos de la tarde, acudí a ella. Con deleite escuché a ambos decir que estaba perfectamente bien y por lo mismo ya no necesitaba la operación. Entonces me di cuenta de que había sido completamente curada la noche que la practicista me visitó.
Las bendiciones que mi hijito y yo hemos recibido por medio de la Christian Science son demasiado numerosas para relatar. Con la cariñosa ayuda de la practicista, él fué curado instantáneamente de tos ferina, del sarampión en tres días y de un intenso resfriado en un día. En aquella época, la practicista residía como a quinientos kilómetros de distancia de nosotros. Una mañana caí de una escalera de unos treinta peldaños, lastimándome seriamente la pierna izquierda y descarnándome desde la rodilla hasta el tobillo de la pierna derecha. También me lastimé la espina dorsal, al grado de que no podía sentarme. Aun cuando sufrí intenso dolor, me opuse a que me dieran tratamiento médico. Al atardecer, logramos comunicarnos con la practicista y una hora después pude mover mi brazo izquierdo y desapareció todo dolor de mi costado. A la mañana siguiente la pierna izquierda estaba normal y pude sentarme, pero la pierna derecha estaba en muy mala condición. No obstante, la practicista expresó tanto cariño y paciencia que en unas cuantas semanas la herida sanó por completo.
Estoy sinceramente agradecida a Dios por todo lo que la Christian Science ha hecho por mí y los míos y por lo que está haciendo por todo el mundo. Mis perspectivas eran muy obscuras cuando esta maravillosa verdad trajo esperanza y felicidad a mi vida. Siempre viviré agradecida a Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, cuya infalible obediencia a Dios la capacitó para discernir la revelación de la Mente divina. Más de una vez he recurrido a sus obras y he encontrado consejo, dirección y aliento para suplir la necesidad especial del momento.
Estoy sinceramente agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y por el privilegio de ayudar en las actividades de una iglesia rama. Mi más ferviente deseo es estar espiritualmente preparada para servir con humildad en la Causa de la Christian Science, como Dios me lo indique, y así ayudar a otros a reconocer ese bien que es la primogenitura divina de todos los hijos de Dios. — Abbotsford, New South Wales, Australia.
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