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En el Amor no hay extraños

[De especial interés para la juventud]

Del número de octubre de 1946 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


ENTRE los cambios originados por la reciente guerra, figuró la necesidad que tuvieron muchos de abandonar sus hogares y avenirse a distintas condiciones de vida en nuevas localidades. No sólo quienes formaban parte de las fuerzas armadas, sino un crecido número de civiles tuvieron que vivir entre extraños. Este cambio de localidades ha eliminado las barreras superficiales de las costumbres locales y establecido hábitos que han resultado en un mejor entendimiento de los puntos de vista y problemas de los demás, dando así un nuevo significado al hogar y a la amistad.

Webster define a un extraño como “una persona que es desconocida.” En este sentido, Cristo Jesús era un extraño para todos, excepto unos cuantos fieles seguidores, pues las personas desidiosas y parciales de aquellos tiempos desconocían su naturaleza verdadera. Mary Baker Eddy lo vió a través de los siglos con tal claridad de visión, que logró hacernos entender su grandeza y la fuente de su poder. Ella nos enseñó cómo despojarnos del manto de la entidad mortal y manifestar el mismo dominio, para probar que somos “coherederos con Cristo.” La más amplia comprensión de Dios y el hombre, que acompaña su dote a la humanidad, o sea, la Christian Science, nos presenta al extraño (al Cristo), dentro de las puertas (la conciencia) de todos.

Esta visita la podemos disfrutar sin cambio alguno en nuestra morada humana, pero a menudo la buscamos más sinceramente cuando somos trasladados a un medio ambiente extraño. A cierta joven Científica Cristiana se le ofreció un empleo, que no sólo la capacitaba para prestar servicios más efectivos en las actividades de la guerra, sino que significaba un ascenso en su profesión y un aumento de sueldo. Empero, para poder aceptar este ofrecimiento, tenía que quitar su casa y dejar a sus amistades. Comprendiendo que este empleo era la respuesta a su oración para progresar y sabiendo que Dios nos cuida cuando obedecemos Su llamada, la joven aceptó y se trasladó a una ciudad distante.

Llegado su destino, se presentaban grandes dificultades para encontrar alojamiento y transporte, pues precisamente en esos momentos se llevaba a cabo una investigación del Congreso sobre la escasez de alojamientos. Nuevamente la joven Científica buscó la ayuda de Dios. Sacando de su bolsa de mano un ejemplar del Christian Science Journal (La Revista Mensual de la Christian Science) encontró en ella la dirección de la sala de lectura más cercana y fué allí para estudiar. Tras un breve período de consagrada afirmación de la verdad, se le presentó la idea de informar al bibliotecario acerca de su necesidad. Este le informó que la iglesia rama a que dicha sala de lectura pertenecía, había establecido un comité de alojamiento para ocuparse de tales problemas, y mediante ese comité ella recibió las direcciones de varios Científicos Cristianos que arrendaban cuartos, seleccionando uno que llenaba todos los requisitos y que se hallaba cerca de su trabajo. Hasta se le proporcionó la manera de transportarse, evitando la necesidad de usar los congestionados ómnibuses y ahorrándole mucho tiempo.

La joven Científica estaba muy agradecida por estas manifestaciones de la protección divina. Sin embargo, pronto fué abatida por la nostalgia. Se llevaba muy bien con todas sus compañeras de trabajo, pero extrañaba la estrecha camaradería, basada en el Principio divino, de que siempre había disfrutado en su hogar. Recordó entonces, la estrofa del himno de la señora Eddy (Poemas, pág. 13) que dice:

“De goces harto y de pesar,
Cercano a Ti,

Padre, do Tus hijos están
quiero vivir.”

Sabiendo que todos somos hijos de Dios, intentó probarlo diariamente, de acuerdo con lo que se le había enseñado, pero suspiraba por la compañía de aquellos que reconocieren tal parentesco. Trató de percibir que el Amor divino nos circunda y cuida eternamente, y que todo lo que necesitamos hacer es volvernos a El confiadamente y, con pensamiento elevado, morar en Su amor, para encontrar que todas nuestras necesidades son satisfechas. La unidad de todos Sus hijos sólo espera nuestra aceptación. Este reconocimiento le trajo paz y consuelo a la joven Científica.

Al día siguiente concurrió a la reunión nocturna de los miércoles que se realizaba en la citada iglesia rama y durante el período destinado a la expresión verbal de testimonios de curaciones y comentarios sobre la Christian Science, se sintió impelida a expresar su gratitud por la protección y cuidado que había recibido. Al finalizar la reunión, diversas jóvenes se le acercaron para contarle que ellas también habían tenido demostraciones similares. Todas eran de diferentes ciudades, pero sentían la misma inspiración al relatar casos de dificultades que habían vencido. Luego reuniéronse, en varias ocasiones, compartiendo mucho bien. Desarrolláronse de esta manera estrechas amistades, aumentando el gozo y la armonía resultantes del creciente entendimiento de estas jóvenes Científicas Cristianas entre sí. Este acercamiento también hizo más cordiales las relaciones con sus compañeras de trabajo, pues las capacitó para pasar por alto las diferencias advertidas en su manera de hablar, costumbres y peculiaridades raciales, y reveló a cada una de ellas en su primordial parentesco, como la criatura amada del único Padre-Madre, Dios.

Al conocer mejor a nuestros semejantes, crecemos en el conocimiento y expresión de nuestra verdadera entidad. En la página 86 de Retrospection and Introspection (Retrospección e Introspección) nuestra Guía, la señora Eddy, dice: “¿Aún no te conoces? Entonces preséntate a ti mismo. ‛¡Conócete a ti mismo! ’ como decía el lema clásico griego. ¡Nota bien la falsedad de esta entidad mortal! Contempla su vileza y recuerda este miserable ‛extranjero que habita dentro de tus puertas’. Limpia cada mancha de la ropa de este vagamundo, sacude el polvo de sus piés y seca las lágrimas de sus ojos, para que puedas contemplar al hombre verdadero, al santo prójimo de una santa casa.”

Aun cuando las falsedades del odio, el engaño, la enfermedad y la tristeza puedan tratar de ocultar de nuestra visión la perfección de nuestro hermano, el hombre verdadero expresa las cualidades del Amor y la Verdad en salud y alegría. La Christian Science limpia nuestra conciencia de conceptos erróneos y descorre el velo de la brillante obra maestra que Dios creó. Pablo dice: “Así pues no sois ya más extranjeros y transeúntes, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” Contemplando al hombre verdadero en nosotros mismos y en los demás, encontraremos que dondequiera que vayamos, estaremos como en nuestra casa, establecidos como “miembros de la familia de Dios.”

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