"La humildad es el peldaño que conduce hacia un mejor reconocimiento de la Deidad. La visión ascendente recoge de las cenizas del yo que se disuelve nuevas formas y fuegos extraños, y luego renuncia al mundo." La verdad que encierran estas bellas palabras de Mary Baker Eddy, que aparecen en la primera página de su obra Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), me vino una vez cuando yo buscaba la manera de libertarme de un falso concepto de mí misma, que se exteriorizaba en una mezcla de orgullo y vergüenza respecto a mi humilde posición social.
He presenciado y experimentado muchas notables curas en la Christian Science, por todas las cuales estoy muy agradecida a Dios, pero la curación del orgullo y del falso concepto de mí misma fué la más maravillosa de todas, puesto que me quitó el temor a las opiniones que otros se pudieran formar de mí y de los míos, temor que durante mucho tiempo ejerció cierta influencia artificiosa sobre mis pensamientos, motivos y acciones.
Mientras estuve en el colegio, experimenté una cura de envenenamiento de la sangre que hizo que se me inflamase hasta casi el doble de su tamaño natural el pie y la pierna afectados. Sufrí un dolor tan intenso que me era imposible pensar con la claridad necesaria para hacer mi propio trabajo mental, de manera que me comuniqué por teléfono con mis padres, distantes unas ochenta millas, haciéndoles saber mi situación. Ellos en seguida llamaron a un practicista de la Christian Science. Veinte minutos después de haberles llamado por teléfono el dolor desapareció, y dentro de una hora no había inflamación alguna.
Una grave lesión de la espalda que sostuve en un accidente de automóvil fué sanada en dos días, aplicando las enseñanzas de la Christian Science y con la ayuda de un practicista, a pesar de que un médico había pronosticado que tardaría mucho tiempo en curarme. Me fué posible continuar mis estudios en la universidad sin faltar un solo día, como también seguir participando en juegos de pelota y nadando y haciendo zambullidas como si nunca hubiese sufrido lastimadura alguna. La Ciencia demuestra que ni los accidentes ni los golpes tienen realidad.
Me siento profundamente agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y una de sus ramas, por haber recibido instrucción en una clase autorizada y por habérseme dado la oportunidad de servir de maestra en la escuela dominical de una iglesia de la Christian Science. También me siento agradecida por el trabajo de los practicistas y por nuestros periódicos. La Christian Science es en verdad la manera de vivir ejemplificada por el Cristo.— Dayton, Ohio, E. U. A.
