Deseo expresar mi agradecimiento a Dios por haberme mostrado el camino de la Verdad por medio de la Christian Science.
En el año 1923 padecí de una enfermedad pulmonar, acompañada de fuertes hemorragias. Los facultativos consultados diagnosticaron que mi estado era sumamente grave, aconsejándome que permaneciera en cama y observara una dieta rigurosa. Durante cuatro meses seguí sus consejos y perdí unos veinte kilos. Ya que los médicos que me atendían no me daban ninguna esperanza, recurrimos a un especialista de enfermedades de los pulmones, el cual en seguida me hizo internar en un sanatorio especial.
Mi pensamiento estaba siempre fijo en Dios, y continuamente pedía que El me sanara. Estuve en ese sanatorio un mes y mis ahorros se habían agotado, porque muchos eran los gastos. Mi salud parecía muy mejorada y quise volver a mi trabajo, pero mis superiores me aconsejaron pedir la jubilación por no hallarme en condiciones de seguir trabajando. Acepté sus consejos. Al poco tiempo la enfermedad reapareció y ya estaba yo al fin de mis fuerzas físicas y morales, no teniendo más esperanza.
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