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La Christian Science me fué presentada en un momento de extrema...

Del número de enero de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science me fué presentada en un momento de extrema necesidad, por una buena amiga, quien me pidió que leyera el libro, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”, de Mary Baker Eddy. En efecto, la obra me interesó mucho, aunque por el momento no me parecía poder entenderla. No obstante, a los tres meses fuí sanada instantáneamente, al clavarme una astilla en la uña de un dedo, la que pude sacar sin sufrir dolor alguno. En aquel momento me vinieron las palabras siguientes: Conozco muy poco de la Christian Science, pero sé que ningún daño le puede venir a los hijos de Dios. Dios es Amor, siempre presente.

Antes de interesarme por la Christian Science había estado recibiendo tratamientos médicos para una eczema y para cierta inflamación en las venas de las piernas, habiéndoseme prevenido que si no descansaba mucho llegaría el momento en que no podría andar. Siempre sentía mucho dolor y se me advirtió que quizá más adelante padecería de úlceras. Hondo es mi agradecimiento al poder decir que con la ayuda de una practicista fuí sanada. La curación fué lenta, pues tuve que vencer muchos errores en mi manera de pensar.

También fuí sanada instantáneamente de un absceso debajo del brazo, por el cual ya me habían operado varias veces. Con el tratamiento de la Christian Science se abrió el absceso y el centro se desprendió sin producirme dolor alguno. De esto hace unos veinte años, y jamás he vuelto a padecer este mal.

Además de todo lo anterior, siento mucha gratitud por la cura de un nietecito que hacía mucho tiempo había padecido de una afección a un ojo, que le causaba mucha molestia. El médico dijo que quizá le duraría varios meses y que mi hija tendría que llevarlo con paciencia. Le pregunté a mi hija si se animaba a poner en práctica los pocos conocimientos que poseía de la Christian Science. Ella convino en hacerlo y a los tres días el ojo del bebé quedó sanado.

Damos gracias a Dios por la maravillosa protección que tuvimos cuando una bomba incendiaria cayó en nuestro jardín, a media vara de una de las ventanas del frente de nuestra casa. No hubo daños de ninguna clase.

He experimentado muchas otras curas por las cuales quedo sumamente agradecida. No encuentro palabras con que expresar toda la gratitud que siento por nuestra amada Guía, y por el trabajo abnegado de los practicistas. Siento gratitud asimismo por ser miembro de La Iglesia Madre y de una de sus filiales; por haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science, y por toda la literatura de la Christian Science.

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