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“Cambio de corazón”

Del número de octubre de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En sentido figurado, se habla (en inglés) de “un cambio de corazón” o sea de modales implicando que la persona aludida deja el estado mental en el que parecía ser de corazón empedernido, volviéndose de corazón emblandecido por lo que atañe a acatar el bien. Para el Científico Cristiano, indica el despertamiento del materialismo desalmado y del interés propio a una consciencia más clara de la naturaleza del hombre como expresión del Amor, el avivamiento de los afectos adormecidos para activarlos en la utilización del bien. Patentiza la presencia del Cristo, el ideal de Dios, actuando incesantemente en el pensar de los humanos, guiándolo al reconocimiento de la existencia del hombre en Dios como Su hijo espiritual. A veces significa la demolición de las ciegas convicciones mortales, cediendo humildemente a la voluntad y sabiduría divinas.

Esta sumisión suele implicar el abandono de alguna opinión favorita o la admisión de que la actitud de uno en tal o cual tema no era precisamente sensata, como a veces sucede cuando se logra la humildad verdadera y procura uno honradamente dejarse gobernar por Dios. La voluntad de Dios es algo que hay que demostrar, no simplemente aceptar de palabra o intención. Y se acentúa demostrativamente mediante la Christian Science con exactitud y certeza cuando se abandonan por completo los deseos y pareceres personales y se entiende plenamente que la Mente divina es única y lo abarca todo.

Es evidente que Pablo instaba a sus amigos de Roma a que se desprendieran de las obstinadas convicciones personales mediante la demostración de la voluntad de Dios cuando les escribió (Rom. 12:2): “Transformaos, por la renovación de vuestra mente; para que hagáis experiencia de cuál sea la buena, la acepta y la perfecta voluntad de Dios,” lección que aclara más aún cuando aconseja a cada uno de ellos que “no piense de sí más elevadamente de lo que debe pensar, sino que piense sobriamente, según haya repartido Dios a cada uno la medida de la fe,” prosiguiendo luego a explicarles el vínculo que los une a todos en Cristo.

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