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“Redención ha enviado a su pueblo”

Del número de octubre de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Declara el salmista (Salmo 130:7, 8): “¡Espera, oh Israel, en Jehová! porque con Jehová está la misericordia, y con él, abundante redención. Y él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.” Aunque la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. considera de enfática importancia la curación de las enfermedades físicas, su Descubridora y Fundadora, Mary Baker Eddy, procura en todos sus escritos despertar la consciencia del lector y estudiante a que reconozca la necesidad de si redención individual a fin de que pueda curar. Así escribe en la página 150 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”: “El poder curativo de la Verdad se demuestra extensamente hoy en día como una Ciencia inmanente y eterna; en vez de una exhibición de fenómenos extraordinarios. Su advenimiento es la nueva llegada del evangelio: ‘Sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad.’ Esta llegada, según fué prometida por el Maestro, tuvo por objeto establecer la administración de la gracia de Dios de un modo permanente entre los hombres; pero la misión de la Christian Science ahora, como en los tiempos de su demostración primitiva, no es principalmente la curación física. Ahora como entonces, señales y maravillas se verifican en la curación metafísica de la enfermedad física; pero estas señales sirven solamente para demostrar su origen divino,— para atestiguar la realidad de la misión más elevada del poder del Cristo, la de quitar los pecados del mundo.”

Tanto Cristo Jesús, el Ejemplificador del camino, como nuestra Guía, enseñaron y proclamaron que la regeneración es necesaria. Desde el principio hasta el fin se destaca la idea de la redención en la Biblia y en el libro de texto de la Christian Science así como en las demás obras de Mrs. Eddy. Ella declara que hay que reconocer y corregir la ignorancia espiritual antes de que podamos demostrar la salud y armonía en nuestras vidas evidenciando así prácticamente nuestro conocimiento del Cristo. El conocimiento de uno mismo — nos dice — es requisito previo para que haya verdadero crecimiento espiritual. También aclara que la única manera acertada de allegarse a la redención es entendiendo y propugnando por la perfección actual y eterna del hombre, su ser espiritual real e inmortal. La consciencia de la perfección infinita es lo que cura. El reflejo de la misma Mente que animaba a Cristo Jesús y la revelación de la identidad verdadera del hombre es lo que capacita a uno para demostrar plenamente la redención individual.

Todo devoto Científico Cristiano se esfuerza por alcanzar aquella meta en la que, en cada caso, la demostración de la presencia divina se evidencie en una curación instantánea. Reconoce que su redención individual es lo que fundamenta su habilidad para curar. Aprende en la Ciencia que las realidades o hechos divinos entran en acción y cumplen con su cometido únicamente en el estado de consciencia de quienes de veras están espiritualmente animados o intencionados.

Una comprensión de la importancia de la redención, adunada a la disposición de poner en práctica tal comprensión, encauza a uno por la senda encumbrada del éxito espiritual ilimitado como médico metafísico y le infunde una verdadera paz recóndita y poder espiritual. La Christian Science exije que cada cual pugne por lograr una disciplina absoluta de sí mismo. Quizá sea cierto que la persona ordinaria rehuya eso porque exije mucho; así y todo, en la Christian Science la autodisciplina es requisito de primera importancia. Nadie puede entender por completo ni recibir el beneficio cabal de esta Ciencia sin disciplinarse a sí mismo mental y moralmente.

Por lo común, los seres humanos tienen qué habérselas con lo que llaman problemas de una u otra clase. Ellos desean y necesitan con urgencia ayuda divina, pero no siempre están dispuestos a cumplir con los requisitos para conseguirla. Escribe Mrs. Eddy en la página 113 de su libro de texto: “Hoy en día la letra de la Ciencia llega abundantemente a la humanidad, pero su espíritu viene sólo poco a poco,” de lo cual puede inferirse que lo que todos debemos procurar es demostrar el espíritu, la activa consciencia espiritual del Cristo.

La única filosofía verdadera es la Ciencia del Cristo, y en la Christian Science aprendemos que el espíritu de esa filosofía se adquiere gradualmente a medida que demostramos en nuestras vidas las cualidades de pensamiento y de carácter que hicieron a Jesús nuestro Ejemplificador del camino y nuestro Dechado. Esto implica redención y evangelización del humano existir. Implica algo de lucha. Exije integridad de propósito. Se concierne con esa batalla consigo mismo, por cuanto de falso haya en uno, que Mrs. Eddy califica de grandiosa.

Talvez diga alguien: “Pero la Christian Science declara la perfección del ser como un hecho actual. ¿Porqué, pues, ha de ser necesario atender a lo que es completamente irreal?” Nuestra Guía contesta suficientemente así (pág. 252): “El conocimiento del error y de sus procedimientos tiene que preceder aquel entendimiento de la Verdad que destruye el error, hasta que todo el error material y mortal desaparezca finalmente, y el hecho eterno, el hombre creado por el Espíritu y del Espíritu, sea comprendido y reconocido como la verdadera semejanza de su Hacedor.”

Todos quisiéramos fijarnos únicamente en las verdades absolutas del ser, pero conviene recordar la experiencia de misma Mrs. Eddy. Nos dice que halló preciso tomar en cuenta aquello que finge oponerse a Dios, o sea la creencia en el mal; que no puede desatenderse sino que hay que enfrentársele y probar su irrealidad mediante la percepción espiritual. La Verdad, el Cristo según se entiende en la Christian Science, nunca puede considerarse ajeno o distanciado de la experiencia humana. Nunca está ausente de la Christian Science el elemento humano. Nos atañe aplicar la verdad científica a las creencias que informan a la humanidad. La función del Cristo estriba en la comprensión de Dios actuando en la experiencia humana y extirpando y disipando las creencias erróneas.

La perfección de Dios y del hombre es un hecho: esta es la base de que parte el Científico Cristiano cuando piensa. Pero, como lo indica Mrs. Eddy en el epígrafe marginal en la página 233 de su libro de texto, la perfección se gana lentamente. Percatándose de la tenacidad del pensar humano y la renuencia de los mortales a desprenderse de sus creencias favoritas, ella fué bastante perspicaz para percibir que la demostración de la perfección absoluta no se logra inmediatamente. Así es que, en la actualidad, el estudiante inteligente de la Christian Science aprende a cerciorarse de que, aunque al pensar se fundamenta en la perfección absoluta del ser, en la experiencia humana hay que reconocer y tomar también los pasos necesarios que conducen a esa perfección.

Uno de tales pasos es la atención diaria y específica que da a la regeneración y evangelización de su propio carácter. Esto significa que él se rehusa a identificarse o indentificar a alguien con el interés propio o la importancia personal u otras manifestaciones de la mente carnal o mortal. Refiriéndose a este modo de pensar que redime y que de veras puede y debe regocijarnos e inspirarnos, escribe nuestra Guía (ibid., pág. 242): “El egoísmo es más opaco que un cuerpo sólido. En paciente obediencia a un Dios paciente, laboremos por deshacer con el disolvente universal del Amor la dureza adamantina del error — la obstinación, la justificación propia y el egoísmo — que lucha contra la espiritualidad y es la ley del pecado y la muerte.” Visto lo cual, ¿quién puede decir que la redención en la actualidad no implica trabajo y a veces hasta lucha?

Si alguien no se encuentra dispuesto sino reacio a emprender estos pasos conducentes a la perfección, le conviene percibir que el adversario o pretensión engañosa del magnetismo animal quisiera, si pudiera, impedir que los que estudian la Christian Science hagan precisamente lo que hay que hacer a fin de que progresen, a fin de que entiendan mejor y que sean en realidad demostradores del Verbo.

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