Estoy muy agradecido por haber sanado de la necesidad de usar anteojos mediante mi aplicación de la Christian Science. Había hallado preciso usarlos durante varios años debido al astigmatismo. Mi curación ocurrió hace más de tres años a resultas de mi fervorosa aplicación de las verdades que respecto a Dios y el hombre nos ha revelado nuestra amada Guía, Mrs. Eddy. ¡Cuán admirablemente útil es su definición de los ojos como “percepción espiritual,— no material, sino mental” (Ciencia y Salud, pág. 586)!
Mientras meditaba en esa definición, se me ocurrió que al aumentar mi percepción espiritual mejoraría mi vista. En seguida descubrí un error sutil en ese modo de razonar: Partía o me basaba en una premisa humana. En la práctica de la Christian Science debe uno comenzar con Dios siempre. Partiendo de Dios sería partir de una percepción ilimitada, de una vista exenta de defectos. Comprendí que siendo el hombre el reflejo de Dios, en realidad yo manifestaba incesantemente una percepción perfecta y en consecuencia una visión ilimitada.
No obstante mi convicción de que esta era la verdad, todavía temía quitarme los anteojos. Pero vino a fortalecerme la penetrante pregunta que hace Mrs. Eddy en su Himno de la Comunión (Poems, pág. 75): “¿Sientes del Verbo el poder?” Yo sabía que el Verbo es todopoderoso, que siempre está en acción, y que la Verdad no necesitaba esperar a que yo la comprendiera por completo a fin de que actuara. Disminuyó mi temor de que me dolieran los ojos.
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