¡Cuán claramente reflejan las palabras del himno de nuestra Guía “Apacienta mis Ovejas” (No. 304 del Himnario de la Christian Science) sus pasos en su misión de curar a la humanidad! Es de notarse cuán completamente dejó ella de guiarse por las normas de los mortales para volverse únicamente a Dios como el Pastor que habría de guiarla, no por sendero llano o fácil, pues bien sabía que la mente mortal se opondría a la verdad que sana. Era esta verdad la que ella debía de probar en la práctica, predicándola y enseñándola.
Mrs. Eddy sabía que Dios había estado con ella en las severas pruebas de su pasado. Y que ahora, como siempre, su infalible Pastor amoroso la guiaría con seguridad, aunque la senda fuera áspera y cuesta arriba toda la jornada. Ahora, como siempre, ella estaba atenta a las indicaciones celestiales, y bajo las órdenes divinas ella recogió las grandes verdades de la Ciencia para sembrarlas en la consciencia humana, a fin de que los hambrientos espiritualmente pudieran ser alimentados y los afligidos consolados.
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