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Mis padres comenzaron a interesarse en la...

Del número de octubre de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mis padres comenzaron a interesarse en la Christian Science en 1909 y ambos sanaron de dispepsia crónica en pocas semanas con solo leer “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy.

Cuando niña, asistí a la Escuela Dominical de la Christian Science y recuerdo con cuánto gozo y admiración aceptaba yo el hecho de que las curaciones que registra la Biblia no fueron exclusivamente para aquel entonces sino para todos los tiempos; que la Christian Science viene mostrando el método del Maestro, curando enfermos mediante la oración y reconociendo a Dios como el único médico.

Una de las primeras curaciones que yo experimenté con ayuda de un practicista fué de un grave caso de sarampión al que siguió una fiebre reumática. De ésta última sané varios días respués de estar leyendo en cama Ciencia y Salud siempre que me era posible, pues a veces la fiebre era tan alta que no podía moverme. Con la ayuda del practicista, en cinco días sané por completo. Más tarde tuve el bendito privilegio de recibir instrucción facultativa de la Christian Science. Eso cambió todo el curso de mi vida.

De niña era yo muy nerviosa, tímida y llena de temor, y entre otras cosas, me horrorizaban especialmente las serpientes, cosa que a menudo tomaba la forma de pesadilla. Cuando hube comprendido mejor la Christian Science me dí tratamiento para ese temor y cesaron las pesadillas. Este vencimiento del temor me sirvió de mucho más tarde, cuando me mordió una serpiente venenosa.

Una mañana, hallándome en viaje de recreo a la orilla del mar, salí a terminar un bosquejo que estaba pintando y me senté en un montículo con mis pies entre piedras y matas. Sentí como una aguda puñalada en un pie, que inmediatamente me evocó una serpiente, pero rechacé tal sensación como mera sugestión y seguí pintando. Al mediodía que vino por mí mi familia, estaba yo tan tiesa que apenas me podía levantar, y mis piernas estaban hinchadas hasta la rodilla. Como era un día muy frío y mis piernas ya estaban algo hinchadas por requemaduras del sol, no me alarmó mi estado.

Esa noche, al desatarme la correa tejida de mi sandalia, vi en el empeine del pie la marca doble de los colmillos de la serpiente que me había mordido. Entonces me advinieron las palabras bíblicas: “Alzarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará.” No hice nada más por curarme, ni lo necesité, pues no me entró temor. Me acosté y me dormí. Al día siguiente salió una materia amarilla de una de las punturas que habían dejado los colmillos. El empeine continuó hinchado varios días por lo cual no podía abrocharme la sandalia, pero de ningún otro modo experimenté ni dolor ni inconveniencia.

Agradezco mucho el gozo y la felicidad que la Christian Science ha traído a mi vida, y las muchas curaciones que he tenido, entre ellas las de gripe, envenenamiento, úlceras estomacales, catarro, conjuntivitis, laringitis y el efecto de un accidente; también doy gracias por una comprensión más clara de lo que constituye provisión. En verdad que el Amor divino ha respondido a todas mis necesidades.

Hace tiempo disfruté el privilegio de pasar unas semanas en el Sanatorio de la Asociación Benévola de la Christian Science, Chestnut Hill, Massachusetts, E.U.A., y me fallan las palabras cuando trato de expresar mi hondo aprecio por la bondad de que fui objeto allí. No puedo terminar sin expresar mi profunda gratitud a Cristo Jesús, el Ejemplificador del camino, y a nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, por habernos dado esta admirable religión de la Christian Science.—

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