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Cuando se me presentó por primera vez la...

Del número de abril de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando se me presentó por primera vez la Christian Science, hace más de trece años, yo era obrero muy activo en una iglesia ortodoxa. Hacía mis estudios preliminares para el ministerio, pues deseaba ser un ministro médico porque anhelaba mucho curar en nombre de Cristo. Fácil es comprender, por lo mismo, que con esos antecedentes teológico-ortodoxos mi actitud hacia la Ciencia era muy escéptica entonces. Leí el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy deseando grandemente entender su significado, pero sin lograrlo; antes bien aumentó mi escepticismo.

Pero esa actitud mía cambió cuando presencié una bella curación que experimentó una amiga íntima mediante la comprensión y tratamientos de una Científica Cristiana que es hoy mi esposa. Se le hizo entender el significado científico del texto bíblico (I Juan 4:18): “El amor perfecto echa fuera el temor” con tal claridad que sanó de una afección espinal que había padecido desde niña. Se había visto obligada a usar un tirante abdominal, pero con gusto lo descartó al revelársele la perfección del hombre como hijo de Dios.

Esa curación me convenció de que había de haber verdad en las enseñanzas de la Christian Science, y me sentí impulsado a tomar otra vez el libro de texto y a estudiarlo más a fondo. Pero tardé muchos meses antes de que pudiera desechar el velo de la vieja teología y ver claramente la verdad del ser que enseña la Ciencia. Sin embargo, cuando me advino la revelación, confieso muy agradecido que fué tan completa que me sentí constreñido a cortar mi conexión con la iglesia en la que había sido un obrero tan activo a efecto de verme libre para emprender formalmente mi estudio subsecuente de esta Ciencia, y también porque juzgaba que no sería honrado seguir con tales relaciones religiosas.

Desde entonces me doy cabal cuenta de que voy progresando continua y gozosamente en la revelación de la Verdad y su influencia en mi experiencia. Yo no me dí al estudio de la Christian Science a fin de lograr alguna curación específica, pero he experimentado en mí y presenciado en otros muchas curaciones admirables en el corto período de tiempo en que he venido estudiando esta gran verdad. He podido prescindir del uso de anteojos que me había prescrito un oculista a causa de la delibidad de mi nervio óptico, y he sanado instantáneamente de dos graves ataques de paludismo.

Nuestra pequeña hija que nació durante la irrupción bélica de Plymouth en el año de 1941, ha sanado instantáneamente de sarampión y de viruelas locas. Nuestra casa fué preservada milagrosamente de la destrucción que hubieran causado ciento veinte bombas incendiarias que cayeron en nuestro jardín a unos tres y medio metros de distancia de la casa, sin ocasionar más daño que la rotura de las ventanas. Esto ocurrió en 1943 mientras mi esposa y yo tomábamos instrucción facultativa de la Christian Science en Londres. Los años subsiguientes han sido para mí un gran desenvolvimiento de felicidad y libertad sin límites.

Estoy profundamente agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre, por el privilegio de servir en una iglesia filial, por la bendición inestimable de la instrucción facultativa y por toda la organización de la Christian Science.—

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