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¿De qué pueden constar las lecciones?

Del número de abril de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De cuando en cuando puede preguntarse un maestro de Escuela Dominical: “¿Enseño a mis alumnos lo que nuestra Guía, Mary Baker Eddy, quisiera se les enseñara?” Quizá fué una pregunta semejante la que ocasionó las declaraciones siguientes en dos cartas del cuerpo de secretarias de Mrs. Eddy, dilucidando el Estatuto: “Asunto para las Lecciones” (Manual de La Iglesia Madre, Art. XX, Sección 3), en el que se especifica lo que debe enseñárseles primero y lo que ha de seguir. Las cartas se reimprimieron en el Christian Science Sentinel de julio 6 de 1935. Una dice en parte:

“Cuando nuestra Guía dió el Estatuto relativo a los ‘Asuntos para las Lecciones’ de la Escuela Dominical, no era su intención limitar la instrucción de la escuela dominical a la rutina de aprender de memoria la letra de los pasajes escriturales designados. Quiso decir que había que enseñar a los niños el significado de los Diez Mandamientos, del Padre Nuestro y de su Interpretación Espiritual, y de las Bienaventuranzas.

“Estos fundamentos espirituales deben explicarse con prácticas ilustraciones y ejemplos del diario vivir que expresen amor, obediencia y el bien, a fin de que el niño perciba su espíritu, los entienda, y así se interese en ellos.

“Esta tarea, como es fácil comprender, requiere esfuerzo consagrado e inteligente de parte de todos los que tengan que ver con la escuela dominical. Significa la demostración del amor que realiza cosas. Enseñar a un niño las palabras: ‘No tendrás otros dioses delante de mí,’ es relativamente fácil. El gran privilegio del maestro de una Escuela Dominical de la Christian Science es enseñar al niño el significado del mandamiento tan bien y cabalmente que pueda probar, y pruebe en su propia vida, que realmente no tiene ningún otro dios que no sea el bien.”

El texto de la otra carta dice: “En respuesta a su carta del 4 del actual: Puede usted enseñar a los niños de la escuela dominical cualquier cosa de la Biblia o de la Christian Science que ellos puedan entender. Su autoridad para ésto es la Sección 2 del Art. XX del Manual. La Sección 3 indica cómo empezar, o más bien qué enseñarles primero. Después de eso puede usted enseñarles cualquier cosa que sea Christian Science absoluta, explicándola tan sencillamente como sea posible; en otras palabras, adaptando lo que enseñe usted a la edad de los que formen su clase. El Cuaderno Trimestral contiene buen material para este objeto por regla general. La maestra de la escuela dominical se deja guiar por la sabiduría, y enseña a los niños de la escuela dominical lo mismo que enseñara a sus propios hijos, si los tuviera.”

Esta segunda carta lleva la nota: “La carta que precede fué dictada virtualmente por Mrs. Eddy, y la leyó y aprobó.”

Según estas declaraciones dilucidativas, las lecciones que designa el Manual no implican restricción, aunque sí son específicas como las primeras. Establecen unas verdades básicas que fundamentan todas las enseñanzas de la Christian Science. Por lo tanto, los maestros tienen toda la Biblia y todas las obras de nuestra Guía de qué hacer uso a fin de ayudar a los alumnos a que entiendan y apliquen las lecciones que aprenden de memoria. Pero lo que importa es que los Diez Mandamientos, el Padre Nuestro con su interpretación espiritual, y las Bienaventuranzas, que constituyen las primeras lecciones, los tengan presentes siempre los alumnos. De lo contrario, es decir si la Biblia y “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mrs. Eddy, se enseñan a la niñez sin referencia específica a esas primarias lecciones de importancia fundamental, ¿se podría decir que se les enseña como lo prescribe el Manual?

La segunda de las cartas antedichas muestra asimismo la amplitud de la diversidad de las lecciones subsiguientes. Y aquí también cuenta el maestro con toda la Biblia y los escritos de nuestra Guía de qué aplicar a lo que enseñe de una manera sencilla lo que se adapte a la edad de sus alumnos. Lo que sí hay que recordar es que, como ordena el Manual, una parte esencial de las lecciones es que consten de preguntas y respuestas. Aunque puede permitirse a los alumnos que lean pasajes de la Biblia o de Ciencia y Salud como parte del método de preguntas y respuestas, nada hay en el Manual que pueda dar lugar a que se lea de seguida la Lección-Sermón del Cuaderno Trimestral de la Christian Science.

Se espera que al dejar la Escuela Dominical por haber cumplido veinte años de edad, los alumnos habrán aprendido a ser estudiantes asiduos e inteligentes de la Lección-Sermón. Por eso es que las preguntas y respuestas de las lecciones subsiguientes se basan usualmente en la Lección-Sermón de la semana. Pero no precisa que se tomen las citas de la Lección-Sermón como el único material de enseñanza para las lecciones de la Escuela Dominical. Pueden intercalarse episodios o parábolas bíblicos u otras porciones escriturales en la lección que se enseñe. Igualmente pueden agregarse pasajes de Ciencia y Salud. Y aunque las lecciones deben derivarse de la Biblia y de Ciencia y Salud sin que se incluya cosa alguna de ningún otro libro, en las preguntas y respuestas de la clase pueden citarse pasajes de otra literatura autorizada de la Christian Science.

Con esta enseñanza como la prescribe nuestra Guía, nuestros niños y niñas han de terminar sus estudios de la Escuela Dominical como jóvenes plenamente preparados para habérselas con las situaciones de su época. Ya deben haber comenzado a cimentar sus respectivas carreras sobre una base espiritual. Deben haber aprendido a edificar como el prudente que, en la parábola de Cristo Jesús (Mateo 7:24, 25), “edificó su casa sobre la roca. Y cayó la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa, y no cayó; porque estaba fundada sobre la roca.”

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