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“Tu tranquilo retiro sagrado”

Del número de abril de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el breve libro We Knew Mary Baker Eddy (Nosotros Conocimos a Mary Baker Eddy), Primera Serie (pág. 50), Daisette D. S. McKenzie recuerda que “Mrs. Eddy habló una vez del hogar como ‘tu tranquilo retiro sagrado.’ ” ¡Qué ama de casa no sentiría que valdrían la pena sus diarios quehaceres domésticos si todos los que lleguen a su casa sintieran entrar a un “tranquilo retiro sagrado!” Dado que hoy estamos vividamente al tanto de que nuestra civilización necesita vínculos del hogar más fuertes y vitales, ¿no sería bueno descubrir cómo hacer de nuestra casa un asilo de fortaleza y refrescante animación espirituales?

El Salmista dió la clave de la solución del asunto en palabras tan potentes, tan tranquilizadoras y de una convicción tan profunda y gozosa, que han confortado y curado a innumerables buscadores de la Verdad a través de los siglos. Cantaba él (Salmo 84:1, 4): “¡ Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los Ejércitos! ... ¡Bienaventurados los que habitan en tu Casa! de continuo te alabarán;” y también (Salmo 90:1): “¡Señor, tú has sido nuestra morada de generación en generación!” Quizá su más bello mensaje a este respecto es el que contiene el bien querido Salmo 91.

En el mismo volumen (pág. 82) notamos que un alumno de la clase que enseñó Mrs. Eddy en 1898 relata: “Ella nos dijo que el hogar del Científico Cristiano es su comprensión de Dios; que allí están sus afectos y sus intereses, y que allí está su morada.” A medida que estudiamos el significado de Dios según la Christian Science, vemos que las ideas de Dios constituyen el ambiente espiritual del reino de los cielos. La comprensión de Dios y de que El todo lo abarca es el cielo dentro de nosotros, el único cielo que en vez alguna podremos conocer. Escribe Mrs. Eddy en la página 254 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras:” “Peregrino en la tierra, el cielo es tu morada; extranjero, eres el huésped de Dios.” El cielo de las armoniosas ideas espirituales es nuestro hogar verdadero.

Una comprensión de Dios como divino Padre-Madre Amor, que ve al hombre tan perfecto y cabal como su creador, profundiza y ensancha nuestro modo de pensar de manera que incluyamos a toda la humanidad en nuestro amor. Los padres humanos pueden confiadamente encomendarse uno al otro y a sus hijos al tierno cuidado del Amor y desprenderse de toda sensación abrumadora de posesión humana.

El conocimiento de Dios como toda substancia revela el hecho de que la provisión con qué satisfacer toda necesidad legítima proviene de la única fuente infinita que es Dios, por lo cual nunca puede faltarnos. Una comprensión de Dios como Mente muestra que siempre están presentes y sin límite las ideas adecuadas para resolver cualquier problema con que tropecemos. El hecho de que Dios es Vida significa que hay asequibles libertad, vigor y fuerza para toda actividad legítima. Como Dios es infinito, así también no tienen límite Sus benignas cualidades amables que se expresan en el hogar.

Muchas veces, cuando la que ésto escribe ha tenido que buscar casa, se ha visto impulsada a expresar armonía más completamente en todos los detalles de su vida cotidiana. Al esforzarse por manifestar más orden, gozo, ánimo, confianza y amor, se le ha deparado la habitación humana. A pesar de una aguda escasez de viviendas, pronto ha encontrado cómoda casa en barriada o alrededores atractivos y a precio razonable. También ha venido a ver que nada sino lo que manda el Dios que es Amor, puede entrar en el hogar por ser éste en realidad de verdad el reino de Dios en nuestro estado de consciencia. Esta comprensión ha sido causa de seguridad y protección para ella cuando queda sola en casa por varios días, como ha sucedido con frecuencia. Un concepto espiritual y expansivo de lo que es el hogar constituye una protección contra todo peligro mayor de lo que fuera el más vigilante perro guardián o el arma más moderna.

El análisis que de la vida de Jesús hizo nuestra Guía así (ibíd., pág. 54): “Por la magnitud de su vida humana demostró la Vida divina,” es también aplicable al servicio que ella rindió a la era actual. Algunas de sus más útiles declaraciones humanitarias reflejan su profundo amor del hogar y su anhelo de que sus estudiantes preserven, enriquezcan y comprendan el lugar que en sus vidas corresponde al hogar.

¿Qué mejor manera de hacerlo que seguir la senda que se nos ha trazado? Ampliando nuestra comprensión de lo que es el cielo podremos mejorar nuestro propio carácter, el de nuestro hogar y el de nuestra familia. Esto es de todas veras prueba de lo práctico que es el esclarecimiento espiritual. Un hogar edificado sobre tan firmes cimientos y que extienda su influencia hacia todos los que entren, es no sólo un “tranquilo retiro sagrado” sino asimismo una torre de bendición y fortaleza en la comunidad.

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