Deseo aprovechar esta oportunidad de expresar mi gratitud por la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.. Agradezco de todas veras las enseñanzas de nuestro Ejemplificador del camino, Cristo Jesús, el ejemplo inspirado y práctico que nos ha dado, y también doy las gracias por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science, que fué divinamente inspirada para que diera al mundo esta revelación para la curación y la salvación de la humanidad. De las muchas lindas curaciones que he recibido deseo mencionar una de cirugía mental que experimenté hace cuatro años y que talvez dé ánimo a alguien que lo necesite.
Hacía tiempo que me venía inquietando una incómoda condición física que parecía ser gas en el estómago. Me molestaba mucho, que comiera o que no comiera. Me di tratamiento a mí misma como nos enseña la Christian Science, pero sin lograr alivio; no sólo eso, sino que empeoraba gradualmente. Cuando se me ocurrió que la dificultad era hinchazón más bien que un estado gaseoso, me entró temor y comprendí había que aprestarme a tratar esa condición. No me dolía, pero era sumamente incómoda.
Uno de los miembros de la familia sugirió que me sometiera a un examen físico a fin de cerciorarme en qué consistía el mal. Le expliqué que no estaba dispuesta a consultar a un doctor porque no obedecería sus instrucciones ni me prestaría al tratamiento que recomendara; además, su diagnóstico podría aumentar mi temor empeorando mi estado que me atañía tratar conforme a la Christian Science. Estaba segura de que el mal cedería.
Al reafirmarme en la Verdad comencé a estudiar seriamente la Biblia y las obras de Mrs. Eddy haciendo en consecuencia poco de los quehaceres caseros durante unos tres días. Aplicaba las enseñanzas de la Christian Science como mejor podía, orando para que Dios me revelara la verdad que destruyera la anormalidad que me aquejaba. Yo estaba sirviendo en el comité de distribución de literatura de mi iglesia, y cuando llegó el día en que tenía que asistir se me ocurrió quedarme en casa esa mañana; rara vez dejaba de asistir, por lo cual estaría bien que no fuera en esta vez. Había aceptado la sugestión errónea de que tenía una gran tarea a que atender esforzándome por curarme y que sería necesario permanecer en casa a fin de continuar mi tarea.
Entonces desperté a darme cuenta de lo erróneo de ese modo de pensar. Estaba tomando la condición como una realidad, viéndola como parte de mí misma en vez de contemplar al hombre perfecto que Dios ha creado. Habiendo así descubierto el error, me ocupé en corregir mi pensamiento. Vi que estaba lista y dispuesta a ocupar mi puesto a la hora asignada, y que mientras trabajaba podía albergar pensamientos cristianos, sin necesidad de quedarme en casa con mis libros a fin de clarificar mi modo de pensar. Fui a la reunión del comité y probé que cuando obedecemos la ley divina somos bendecidos. Poco hablé durante la reunión. Me prendía a la mano de Dios, el Amor divino, con confianza infantil.
Terminado nuestro trabajo, noté en el piso un ejemplar atrasado de The Herald of Christian Science. Lo levanté pero pensé que, siendo un número atrasado, ya lo había leído, procediendo luego a tirarlo; pero antes de irme a casa sentí el impulso de recogerlo otra vez y llevármelo. Ya en casa, comencé a leerlo, y cuando leía el segundo artículo di con una frase que era exactamente lo que necesitaba, convenciéndome en el acto de que había recibido respuesta a mi oración. Sabía que había sanado. Cesó todo temor y ansiedad y sentí un gozo y una paz que jamás había sentido. Había estado abrumada, pero ya estaba libre y dispuesta a encomendarlo todo a Dios. Podía decir, como la Sunamita: Todo “va bien” (2a de los Reyes 4:26). El trastorno físico no había cambiado, pero mi modo de pensar sí. Preparé la comida de mediodía con sumo gozo y franco bienestar, con el corazón lleno de gratitud a nuestro Padre-Madre Dios.
Poco después de levantarme al día siguiente se me desprendió un tumor muy insensiblemente. Podía verse claramente el punto de donde se desprendió. Había sido realmente una operación quirúrgica, y ¡cuánto me alegraba de que había sucedido mediante la oración !
Agradezco hondamente la oportunidad de tomar parte en las actividades de una iglesia filial y el privilegio de haber recibido instrucción facultativa de la Christian Science.— Lubbock, Texas, E.U.A.
