“Toda la historia es una Biblia.” Estas palabras de Tomás Carlyle repercuten una gran verdad. La Biblia es el Libro de los libros. Desde el punto de vista literario incluye alegorías, biografías, historia, leyes, letras, poesía y parábolas. Pero el Científico Cristiano no se concierne principalmente con el punto de vista literario. En el reportazgo de un sermón que predicó Mary Baker Eddy leemos en Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 170): “El record material de la Biblia — dijo ella — no es más importante para nuestro bienestar de lo que fuera la historia de Europa o de América; pero su aplicación espiritual se concierne con nuestra vida eterna.”
La experiencia espiritual no es cosa exclusiva de lo pasado, ni se limita a lo futuro. Está siempre en lo presente, en la actualidad eterna. Esto es así porque la experiencia espiritual corresponde a Dios, y estando Dios siempre presente, la experiencia espiritual ha de estar también siempre presente. A esta experiencia espiritual se ha de haber referido Mrs. Eddy cuando escribió (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 12): “No tenemos pasado ni futuro, el hoy es lo único que poseemos.”
La Biblia — tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento — entendida espiritualmente relata nuestra historia espiritual. La verdad que enuncia ocurre en el hoy siempre presente. La Christian Science revela la interpretación espiritual de la Biblia, del Génesis al Apocalipsis, pero para ilustrar este punto tomemos el Nuevo Testamento.
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