Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Las palabras resultan inadecuadas para expresar...

Del número de abril de 1953 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las palabras resultan inadecuadas para expresar la gratitud que siento por las bendiciones que ha traído la Christian Science a nuestro hogar. Estoy agradecida especialmente a la practicista que me ayudó a volver a la Christian Science después de haberme extraviado por muchos años. Gracias a su paciente y amorosa ayuda, esta profecía bíblica se ha cumplido en mí: “Os restituiré los años que [se] comió la langosta” (Joel 2:25). Después de años de estar enferma, recobré mi salud tan cabal como nunca la había tenido. Erróneas creencias que por años habían persistido quedaron completamente desvanecidas. El vicio de fumar y el hábito de tomar en convivialidad social desaparecieron permanentemente de mi vida. Fué durante ese período de exaltación espiritual cuando probé por mí misma que la Christian Science cura cuando se aplica correcta y persistentemente.

Una vez iba sentada yo sola en el asiento trasero de un taxímetro cuando de una calle transversal vino de súbito un automóvil a chocar contra el costado del taxímetro en el que yo iba. Minutos antes, presintiendo que amenazaba peligro, trabajé metafísicamente por precaución y tan eficaz fué el tratamiento que ni sufrí daño alguno ni me impresionó el choque.

Durante la segunda guerra mundial, en uno de los períodos de nuestra historia en que más se dificultaba viajar, pude caminar muchos miles de kilómetros tranquila y cómodamente. Aunque no procuré reservar ni cuartos de hotel ni asiento o cama en los trenes, tan confiada estaba en que el Amor satisfaría mi necesidad que todo se me suministró milagrosamente.

De veras que “Dios ... hace habitar en familia [a] los solos” (Salmo 68:6). Mi esposo y yo nos sentimos impelidos a adoptar de un orfanatorio a un pequeño niño y su hermanita bajo circunstancias inusitadas. Para tramitar judicialmente esa adopción se requerían cuatro meses. No conviniéndome estar ausente de casa por tan largo plazo, solicité la ayuda metafísica de una practicista cuya comprensión clara me habilitó para que adoptara a los dos pequeñuelos en pocas semanas, y se me informó subsecuentemente que ya se había promulgado una ley haciendo sumamente difícil que los forasteros adoptaran niños de ese orfanato.

Es motivo de mucha gratitud que el espacio que medie entre practicista y paciente no altera la eficacia de la Christian Science. En una ocasión vivíamos en cierta región en la que prevalecía el paludismo del que sufrí ataques periódicos por varios meses. Cada vez que me atacaba, lograba curarme con mi propia comprensión, pero me volvía a atacar. En una de esas recaídas la calentura persistía en grado tan alto que no pude curarme yo misma y entonces mi esposo cablegrafió a un practicista radicado en una ciudad lejana. En unas cuantas horas, las que se requieren usualmente para entregar el cablegrama, sané instantáneamente. Nunca volvió ese paludismo.

Hemos presenciado en nuestra casa curaciones instantáneas de pulmonía y de mastoiditis. Las infecciones han sido curadas prontamente una vez vencido el temor. De una afección cardíaca sané pronta y permanentemente.

La Christian Science fué útil para mi esposo cuando él juzgó pertinente establecer su propio negocio. No había edificios disponibles. Solicitamos tratamiento de un practicista y casi inmediatamente un amigo de mi esposo le informó que cierto contratista estaba dispuesto a construirle el edificio que deseaba. Lo cual resultó mejor aún que arrendar un edificio, puesto que el nuevo pudo construirse de modo que respondiera a lo que el negocio requería. El costo era razonable y a nuestro alcance. Todo salió a entera satisfacción.

Diario le doy gracias a nuestro Padre-Madre Dios por la Christian Science, por Cristo Jesús que nos mostró el camino de la Vida, la Verdad y el Amor, y por Mrs. Eddy que explicó tal camino de manera que todos puedan entenderlo y utilizarlo. Quiero también hacer extensiva mi gratitud a los practicistas y, finalmente, a todo estudiante sincero y devoto de esta Ciencia, porque cada cual ayuda a salvar y a curar al mundo.—

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / abril de 1953

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.