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La Christian Science trae a cada uno de sus...

Del número de enero de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science trae a cada uno de sus estudiantes sinceros una comprensión espiritual que lo capacita para disfrutar de una vida armoniosa y una paz que el mundo no puede ni dar ni quitar. Durante los últimos diecisiete años las palabras del Salmista (23: 1): “Jehová es mi pastor: nada me faltará,” han sido solaz para mí y me han infundido una gratitud profunda para con Dios y nuestra reverenda Guía, Mary Baker Eddy. Con fe y confianza inquebrantables he llegado a comprender que nada es comparable con el bienestar que imparte el modo de vivir conforme a la Christian Science. Todo estudiante de esta Ciencia refleja gozo, paz, salud y libertad en proporción a su comprensión del Dios infinito.

Hace algunos años que sufría yo diabetes y artritis. Había quedado recluído en mi cama por días, y la mayor parte del tiempo, con un dolor fuerte. Me había visto forzado a dejar de trabajar y podía dormir sólo a trechos muy breves. Entonces oí hablar de la Christian Science, y sólo con ella, mediante mi propio estudio y la ayuda de un practicista, pude hallar alivio y sanar finalmente. Durante ese período de prueba yo repetía y volvía a repetir constantemente el primer versículo del Salmo 23. Ya sabía yo que una comprensión de este versículo según la interpretación de Mrs. Eddy constituiría una defensa contra cualquier forma de dificultad que me asaltara. Yo tomaba palabra por palabra, aplicando su significado exacto a mi caso. Y estaba seguro desde el principio de que triunfaría porque reclamaba a Dios como mi Postor. Estas curaciones han resultado permanentes.

No hay duda que la Verdad nos guía en cada uno de nuestros pensamientos y acciones si la escuchamos y obedecemos. Hace varios años que sufrí un envenenamiento de la sangre. Después de haber pasado días y noches de sufrimiento, mi estado se volvió alarmante a pesar de mis vehementes esfuerzos por aplicar la verdad, y la paciente y amorosa ayuda de un practicista. Entonces me fué expuesto que yo abrigaba un sentimiento de odio hacia uno de mis semejantes. Yo corregí mi concepto de ese hombre e instantáneamente sentí que el poder curativo de la Verdad y del Amor anegaban mi consciencia, y la creencia en el odio desapareció. Pronto me dormí por varias horas ininterrumpidamente. Cuando desperté encontré que el dolor había cesado completamente y mi condición había mejorado mucho. No tardé en sanar definitiva y cabalmente.

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