La Christian Science vino a la vida mía hace cuarenta años, cuando todo parecía muy obscuro para mí. Cuando niño siempre se me consideró delicado de salud, sin que se me permitiera disfrutar de muchas de las actividades propias de los de mi edad. Ya crecido, recibí tratamiento médico durante ocho o nueve años con regularidad, pero seguí empeorando. En menos de dos meses perdí unos doce kilos de peso. El diagnóstico era que yo tenía mal de pulmones, corazón y estómago.
Dentro de tres meses después después de haber empezado a estudiar la Christian Science era ya como un hombre nuevo. Todos mis males desaparecieron y nunca han vuelto. Desde entonces, esta Ciencia ha sido mi único médico.
Yo agradezco mucho los servicios religiosos de nuestras iglesias, nuestras publicaciones periódicas y los practicistas, siempre listos para ayudarnos y alentarnos. Por poco más de tres años viví a una distancia de unos ciento veinte kilómetros de la más cercana iglesia Científica de Cristo y fué entonces cuando las radiodifusiones de los servicios religiosos de la Christian Science y demás programas me sirvieron de mucho y los aprecié como es debido.
Nunca cesaré de agradecer la instrucción facultativa que recibí de un maestro de la Ciencia que conoció a Mrs. Eddy. Reconozco que esa instrucción me habilitó para desempeñar mucho mejor el puesto que tuve durante la segunda guerra mundial como obrero voluntario en el Servicio de la Christian Science para los asignados a las fuerzas armadas. Durante casi tres años tuve el privilegio feliz de ayudar a resolver los problemas de los asignados al Servicio Militar en un Centro para Convalecientes de la Fuerza Aérea, así como en un Cuartel de Régimen Disciplinario de los Estados Unidos, en el que había más de dos mil reclusos. Ese fué en verdad tiempo en que crecer para mí. Presencié que salieran de regreso a sus respectivos hogares hombres que habían sido sentenciados a largo término de reclusión, algunos hasta para toda su vida, y otros volvieron al servicio.
Hablando de las ventajas de la curación según la Christian Science, dice Mrs. Eddy en la página 34 de Retrospection and Introspection: ‟Descarta toda medicina material, y reconoce a la Mente inmortal como el antídoto para toda enfermedad así como para todo pecado; y a la mente mortal como la fuente de todos los males que les sobrevienen a los mortales.”
Doy las gracias porque, hace tiempo, tuve el privilegio de tomar parte activa como miembro de un grupo de estudiantes de la Christian Science y de ver ese grupo crecer hasta llegar a Sociedad de la Christian Science. Yo considero que la Christian Science es la mayor bendición que ha venido a mi vida, y me siento profundamente agradecido a Dios por Cristo Jesús, el Ejemplificador del camino, y por nuestra Guía, Mrs. Eddy, que hizo las enseñanzas de él asequibles para todos nosotros.— De Lancey, Nueva York, E.U.A.
