La declaración del libro de texto de que “ ‘nos amemos unos a otros’ (I Juan 3: 23) es el consejo más sencillo y profundo del escritor inspirado” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 572), da a entender claramente que amar de veras, ha de ser una gran realización, y que requiere una profundidad de conocimiento mucho más allá de lo que estamos acostumbrados a creer. Vemos asimismo que el Amor es en sí profundo y sencillo — profundo por abarcar toda la creación y sencillo porque es en sí y de por sí siempre y únicamente; que es Verdad y Espíritu puros, sin tinte de falsedad ni embrollo de las creencias mortales.
Si hemos de amar, nos incumbe ganar un conocimiento exacto de lo que es Amor. Debemos entender primero lo que deseamos expresar, y el Amor lo podemos manifestar en la medida en que lo comprendamos. Cuando lo entendemos en toda la plenitud de su significado espiritual, empezamos a darnos cuenta de cuán poco ha logrado demostrarlo alguno de nosotros. La grandeza y nobleza de carácter que se requieren para amar en realidad trascienden todas las normas humanas por dimanar del propio Amor divino.
A efecto de ganar un concepto científico del Amor, debemos dejar que él mismo se nos defina, porque lo único que puede definirlo cabalmente es el Amor de por sí. Amor es Mente, Alma; luego los sentidos materiales no pueden ni interpretarlo ni entenderlo. Amor es lo que impulsa y caracteriza todo lo que la Mente hace.
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