Mary Baker Eddy terminó el manuscrito de la primera edición de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” en la quietud de un cuarto de sotabanco sin más ventana que una claraboya pequeña. La prepotente verdad de este libro habría de revelar la Ciencia de las Sagradas Escrituras y restaurar las curaciones que efectuaba el Cristianismo primitivo.
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