Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Unos cimientos firmes

[Extractos de informes y cartas de los bibliotecarios de las filiales a la División de Salas de Lectura]

Del número de julio de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando se me ofreció el privilegio de servir de bibliotecario en una Sala de Lectura de la Christian Science, recurrí a la Mente para saber qué hacer. “Ha de ser admirable,” pensé, “conocer más detalladamente los libros que escribió nuestra Guía, Mary Baker Eddy.” Comprendí asimismo que sería útil estar mejor familiarizado con cada uno de los libros que se han escrito acerca de Mrs. Eddy.

En la primera junta de los encargados de la Sala de Lectura, hablamos de lo provechoso que sería un trabajo especial que nos familiarizara más con el contenido de los libros de nuestra Sala de Lectura. Comprendimos que haciendo eso podríamos dar a los interesados detalles que les importara saber. Vimos también que a medida que apreciáramos mejor nosotros mismos los libros comprendiendo más a fondo su significado, eso no podría sino fomentar el interés del público en nuestra Sala de Lectura.

Decidimos tener un período dedicado a revisar libros en cada junta nuestra. Primero hicimos una lista de todos los libros de la Sala de Lectura, y luego una lista de todos los encargados. Ambas fueron debidamente verificadas y la segunda la preparamos alfabéticamente. A cada encargado se le asignó un libro sobre el cual preparara una revista detallada y la presentara en la junta siguiente. En esa revista cada quien había de hablar no sólo del contenido del libro y de lo que significara para él o ella, sino también de la encuadernación en que estaba asequible, los precios a que se vendía y demás detalles que se le ocurrieran.

Ya hemos revisados así reunidos todos los libros, habiéndose requerido para ello casi todas las juntas de un año. Esta labor de consagración nos ha aportado mucho fruto. Todos los encargados reconocen que han mejorado en su estudio y en su habilidad para compartir con los demás las ventajas derivadas de ese estudio.


En vista de que contamos con un gran número de encargados de nuestra Sala de Lectura, hallamos que las juntas trimestrales tienen más concurrentes que las celebradas más frecuentemente. Estas juntas trimestrales han contribuido más a reafirmar fijamente en su trabajo tanto a los nuevos encargados como a los que se encargan del servicio de vez en cuando solamente como suplentes. Preocupados como a veces estamos con los detalles inherentes a cómo atender al servicio a que se destina la Sala de Lectura, encontramos vigorizante recordar conjuntamente el objeto de nuestras Salas de Lectura; reconocer el gozo de presenciar la regeneración espiritual, el despertamiento, las curaciones y evidencias de deleitarse uno en disciplinarse a sí mismo y de hablar de la inspiración que uno logra cuando ayuda a los interesados a que emprendan el estudio de la Ciencia. Hay vigor y diligencia más intensa en nuestra labor inmediatamente después de cada junta. No es raro que tanto la sala de lectura como la de ventas muestren marcado aumento en su actividad por varios días después de celebrada nuestra junta.

A veces, cuando alguien relata algo que le pasó o experimentó, eso da lugar a una discusión edificante del porqué de ciertos procedimientos, lo cual ha beneficiado a los encargados ya experimentados y a los neófitos por igual. Ha habido veces en las que algún método empleado desde hace mucho tiempo ha quedado simplificado como resultado directo de esas discusiones.


Al prepararse para nuestra junta mensual de los encargados de la Sala de Lectura, cada uno de ellos leyó Retrospection and Introspection por Mary Baker Eddy, orando en busca de pasajes que enriquecieran su comprensión y su aprecio por nuestra Guía. Nuestra discusión fué inspiradora e informativa, haciendo fructífera nuestra junta en general en la que tratamos también del orden de la que celebramos diario.

Para la segunda junta mensual estudiamos todas las referencias que aparecen en las obras de Mrs. Eddy respecto a las Salas de Lectura, teniendo presente su significado espiritual. Esto también contribuyó mucho a nuestra comprensión del único objeto de nuestro propósito y al deseo constante de desarrollar y ensanchar nuestro propio concepto individual de la función de las Salas de Lectura.

Nos turnamos para presidir estas juntas mensuales, lo cual aumenta el interés que nos inculcan y aduna novedad en el modo de tratar los asuntos, hallando satisfacción en todo esto cada uno de los que tomamos parte.


Todos los que concurren a nuestras juntas mensuales de los encargados de la Sala de Lectura se han mostrado muy entusiasmados. Nuestra labor ha progresado desde que empezamos a tener estas juntas. Alguien sugirió que se suspendieran las juntas durante el verano, pero no fué aprobada esa proposición. Se decidió que las juntas son útiles para todos nosotros, aclarándonos cada vez más el objeto de las Salas de Lectura, haciéndonos más conscientes de nuestro trabajo, y estrechando los vínculos que nos unen. Entre una y otra junta hallamos oportunidad de ampliar nuestra experiencia en el servicio que prestamos y nuestro concepto de las actividades de la Sala de Lectura; así contribuimos más los unos a los otros y encontramos que cada cual es tan vital y servicial como lo haga lo que contribuya al bien común a todos los encargados.

Nuestra junta inicial la tuvimos inmediatamente después de inaugurar el horario vespertino de la sala. Las dos primeras juntas las dedicamos especialmente a los que comenzaban a encargarse de la sala durante ese nuevo horario, todos ellos encargados voluntarios. Sabíamos que la apertura de la sala durante la noche era un paso hacia adelante en nuestro progreso, y que nos incumbía estar alerta y trabajar metafísicamente de continuo en apoyo del nuevo servicio. En el curso del año anterior mucho habíamos logrado simplificando el modo de llevar los libros de la contabilidad así como la administración diaria. A lo que dimos mayor importancia fué a nuestro concepto del servicio de la Sala de Lectura que había que mantener tan en alto que quedara a salvo de los ataques del sentido material. El resultado de este modo de ver ha sido que nuestras juntas de los encargados de la Sala de Lectura han mancomunado nuestros intereses y clarificado nuestra comprensión de los procedimientos que hemos adoptado.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1954

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.