Reflejo implica algo derivado, algo que no existe independientemente, y es en este sentido como uno viene a entender la enseñanza de la Christian Science de que el hombre es reflejo de Dios. La inteligencia, el poder, la pureza, gozo y amor que el hombre refleja a semejanza de su Hacedor provienen del Espíritu y tienen su expresión individualizada en las incontables identidades que constituyen la familia del solo Padre-Madre Dios.
Es por medio de la familia universal de las ideas de Dios como brotan a expresión las infinitas cualidades o formas de energía del Espíritu; y la Mente no tiene otro medio de manifestar su naturaleza divina y gloriosa que el de las ideas que emanan de ella. Nunca puede el hombre separarse de Dios, porque la Mente nunca puede desconectarse de su individualizada expresión de cualidades divinas.
Dice Mary Baker Eddy en su libro Unity of Good (La Unidad del Bien, pág. 51): “El Yo es la consciencia divina que irradia eternamente por todo el espacio en la idea de Dios, el bien, mas no de Su contrario, el mal.” Y añade luego: “En la relación científica del hombre para con Dios, no se refleja el hombre como alma humana, sino como el ideal divino cuya Alma no está en el cuerpo, sino en Dios — el Principio divino del hombre.”
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!