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He venido concurriendo a una Iglesia Científica...

Del número de julio de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


He venido concurriendo a una Iglesia Científica de Cristo por cerca de treinta y cuatro años sin que en ese tiempo haya dejado de trabajar ni un solo día ni me han faltado los medios de vida humana.

A la edad de catorce años me sacaron de la escuela para que ayudara a sostener a la familia. Sin embargo, y gracias a mi comprensión de la Christian Science, desde entonces he terminado la escuela secundaria y luego concurrí a clases nocturnas en un colegio hasta que me gradué. Cuando asistía a la escuela primaria los encargados pretendían que yo era de una inteligencia de cociente bajo que, según las leyes materiales, quiere decir que yo tendría mucha dificultad si me ponía a desempeñar cualquier cosa que no fuera de las más rudimentarias tareas de la vida. La Christian Science ha desmentido eso, puesto que en los últimos dieciseis años yo he desempeñado muchos puestos administrativos de responsabilidad, he sido director del departamento de educación de una escuela secundaria, presidente de una gran sociedad de confraternidad industrial y profesor de una universidad, entre otros puestos.

En 1918 sané de un grave envenenamiento de la sangre con una sola consulta con un practicista de la Christian Science. Muchas han sido las curaciones que he experimentado durante los últimos treinta y cuatro años, incluso de los hábitos de tomar y de fumar.

Estos últimos años me he dedicado especialmente con asiduidad al estudio de nuestros libros de texto, la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y he disfrutado el privilegio de ser miembro de una iglesia filial y de La Iglesia Madre. Agradezco las muchas oportunidades que he tenido de demostrar la Christian Science.

Una de las más recientes pruebas de lo práctico que es el descubrimiento hecho por Mrs. Eddy fué mi curación de fuertes dolores en la sección media del cuerpo, en el hombro y el brazo derechos que no me dejaban dormir. Después de esforzarme por curarme estudiando la Christian Science durante varios días sin lograrlo, solicité tratamiento de un practicista. Mi alivio fué inmediato, y no he vuelto a padecer de eso.

Yo atribuyo todo mi progreso hacia el Espíritu y la protección que he tenido a mi comprensión de Dios como enseña la Christian Science y a la ayuda que he recibido de los practicistas y otros Científicos Cristianos. Simples palabras son incapaces de expresar mi sincera gratitud a mis amigos y parientes que me recomendaron pusiera a prueba esta Ciencia y por los esfuerzos infatigables de Mrs. Eddy por descubrir y fundar esta religión.

Agradezco ser un obrero activo en esta gran Causa y espero continuar mereciendo el nombre de Científico Cristiano.—

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