He venido concurriendo a una Iglesia Científica de Cristo por cerca de treinta y cuatro años sin que en ese tiempo haya dejado de trabajar ni un solo día ni me han faltado los medios de vida humana.
A la edad de catorce años me sacaron de la escuela para que ayudara a sostener a la familia. Sin embargo, y gracias a mi comprensión de la Christian Science, desde entonces he terminado la escuela secundaria y luego concurrí a clases nocturnas en un colegio hasta que me gradué. Cuando asistía a la escuela primaria los encargados pretendían que yo era de una inteligencia de cociente bajo que, según las leyes materiales, quiere decir que yo tendría mucha dificultad si me ponía a desempeñar cualquier cosa que no fuera de las más rudimentarias tareas de la vida. La Christian Science ha desmentido eso, puesto que en los últimos dieciseis años yo he desempeñado muchos puestos administrativos de responsabilidad, he sido director del departamento de educación de una escuela secundaria, presidente de una gran sociedad de confraternidad industrial y profesor de una universidad, entre otros puestos.
En 1918 sané de un grave envenenamiento de la sangre con una sola consulta con un practicista de la Christian Science. Muchas han sido las curaciones que he experimentado durante los últimos treinta y cuatro años, incluso de los hábitos de tomar y de fumar.
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