Yo he sido estudiante de la Christian Science por más de treinta y cinco años y mi honda gratitud me impele a dar este testimonio. Mucho es el bien que he derivado de leer los artículos y testimonios que aparecen en las publicaciones periódicas de la Christian Science.
Mis padres se interesaron en la Christian Science cuando yo era todavía joven. Yo presencié muchas curaciones en nuestra familia, las cuales me convencieron de que esta Ciencia es la verdad del ser. En una ocasión sufría yo un grave ataque de apendicitis que me causaba intenso dolor. Antes de que nos interesáramos en esta religión, yo me había aliviado de semejantes ataques con reposo completo y una dieta muy estricta, pero nunca había sanado yo de la enfermedad. En esa ocasión me atacó la apendicitis una hora antes de irme a la escuela. Mi madre me dió un tratamiento con toda vehemencia según la Christian Science, y en breve pude levantarme, me vestí y me fui a la escuela en mi bicicleta, libre de toda dolencia. Esa fué mi primera curación, que ha sido permanente.
Volví a aprovechar tratamiento de la Christian Science cada vez que llegó la hora de que naciera cada uno de nuestros tres hijos. Antes del primer parto, el doctor nos dijo que sería difícil debido a cierta deformidad interna de que yo adolecía. Y fué difícil, pero sin requerir ninguna ayuda médica, y mucho me ayudó entonces la Christian Science. Cuando nació nuestro segundo hijo, el doctor declaró que había desaparecido la deformidad y se sorprendió de lo fácil y armonioso del parto. Así nació también el tercer hijo nuestro sin ninguna atención de parte del doctor.
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