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Enseñanza facultativa de Christian Science y asociaciones de estudiantes

Del número de julio de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La instrucción facultativa de Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. que da un maestro debidamente habilitado es un paso que todo estudiante de esta Ciencia que esté alerta espera vehementemente dar. Es un paso en el sistema educativo de la Christian Science instituido en nuestro provecho por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, que el estudiante no debe aplazar innecesariamente.

En “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” dice Mrs. Eddy refiriéndose a la Ciencia (pág. 558): “Cuando es entendida, viene a ser el prisma de la Verdad y su alabanza.” El profeta Ezequiel percibió la refulgencia de la Verdad y la describió así (1:28): “Cual parece el arco del cielo que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fué la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.” El objeto de la instrucción facultativa es despertar la mente del estudiante a la gloria de Dios a fin de que la Verdad se la pueda llenar con su refulgencia, ampliando su comprensión demostrable de que el Espíritu es Todo y que la materia no es nada, así estableciéndolo en la Christian Science.

Hay sólo una escuela de Christian Science, una sola enseñanza: la que imparten los escritos de nuestra Guía, que presentan la revelación en su pureza prístina, incontaminada con conjeturas humanas. El capítulo del texto titulado “Recapitulación,” del cual se enseña a los que toman la instrucción facultativa Primaria, es lo que su nombre indica, una recapitulación breve e inspirada, o un sumario de todo lo que el libro de texto declara respecto a la Christian Science. Dice de ese capítulo Mrs. Eddy (Ciencia y Salud, pág. 465): “La Christian Science absoluta está difundida en todas sus exposiciones y sirve para dilucidar la metafísica científica.”

Prescripciones del Manual

Como con todo lo que se relaciona con la Causa de la Christian Science, Mrs. Eddy ha resguardado cuidadosamente este paso. En el Manual de La Iglesia Madre ella dedica toda una parte que consta de dos Artículos (XXVI y XXVII) a la “Enseñanza de la Christian Science.” El primero se titula “Maestros” y el segundo “Alumnos.” Los maestros, alumnos y los que esperen ser alumnos deben estudiar con esmero ambos artículos.

En ellos se exponen en su bien coordinado desarrollo las Reglas destinadas a proteger la instrucción facultativa, indicando los móviles que han de animar a los que la impartan, los requisitos que ha de tener el alumno, las obligaciones del maestro, el orden en que éste ha de proceder a impartir la enseñanza a su clase. Así, con la ternura y paciencia de quien comprende lo que hace y a quién lo hace, nuestra amada Guía pone un cerco en derredor de tan importante actividad para albergar su perfección y mantener su pureza.

La instrucción facultativa ha de ser cuestión de demostración impulsada, desde el comienzo hasta el fin, por el Principio y no por el sentido personal. La demostración del alumno incluye la selección de su maestro, la consecución de su lugar en la clase, así como su receptividad durante la clase y sus frutos subsiguientes. La demostración del maestro consiste en la cordura con que escoja a sus alumnos, su integridad en impartir la enseñanza y la rectitud moral con que piense y viva. La Christian Science no admite desviación alguna del orden divino que revela el libro de texto y que prescribe el Manual. Está terminantemente prohibido que los maestros o que los alumnos soliciten nuevos alumnos, y, como lo indica asimismo el Estatuto, se prohibe también que miembro alguno de La Iglesia Madre aconseje no se tome instrucción facultativa (véase la Sección 5, Art. XXVII del Manual).

Importancia de la Asociación

A efecto de conservarles fresca y flamante su experiencia inestimable de la instrucción facultativa en el pensar de los alumnos, Mrs. Eddy ha prescrito que cada asociación de alumnos de los maestros leales se reúna anualmente (véase la Sección 6 del Art. XXVI). La junta anual de su asociación constituye un acto culminante en el progreso del alumno; no es una reunión social, sino una especie de extensión o prolongación de la clase de año en año que la tierna previsión de nuestra Guía ha hecho posible. El maestro dedica mucho de su tiempo y oración a la preparación de esta fiesta; el estudiante alerta a su vez da a la reunión su apoyo metafísico leal y constante. Considera su asistencia cuestión de demostración y aporta a la asociación los frutos de su consagración y devoción a la Verdad.

Puede surgir de cuando en cuando una situación que impida al alumno concurrir a su propia asociación, pero en tal caso el Manual le permite solicitar una invitación para concurrir a la asociación de algún otro maestro. Sin embargo, el espíritu del Estatuto correspondiente implica que esto debe ser una excepción y no la regla general. Antes de solicitar tal invitación, el alumno debe obtener el permiso de su propio maestro y avisarlo así al maestro de quien solicite la invitación para concurrir a su asociación. Cuando su maestro ya no exista entre nosotros, el alumno queda en libertad de hacer a este respecto lo que el Principio le indique. No es preciso conseguir permiso del comité ejecutivo de su asociación, pero suele servir de algo participar al comité ejecutivo que tiene la intención de concurrir a otra asociación.

Sólo una junta anual de la Asociación

Puesto que el Estatuto (Art. XXVI, Sección 6) prescribe que la asociación tenga una junta anual solamente, se sobreentiende que Mrs. Eddy pensaba que el alumno concurriera sólo una vez al año a su asociación o a otra. Igualmente, puesto que el Estatuto prescribe que un maestro debe dirigir sólo una de esas juntas anuales, resulta claro que un Científico Cristiano de experiencia puede aceptar una invitación para que presida en una asociación que haya quedado sin maestro (Art. XXVII, Sección 2), sólo una vez al año.

El Manual no prescribe nada respecto a la disolución de una asociación, cosa que nunca se hace a no ser que el número de los miembros se reduzca a tal grado que se haga inevitable dar ese paso. Cuando una asociación queda sin maestro, los miembros que la forman deben continuar su tarea con renovado celo y consagración, resueltos a que con su amor y lealtad infatigables al Principio su asociación ha de seguir cumpliendo crecientemente con el fin enalteciente con que nuestra Guía la estableció. Si bien ya no ha de seguir creciendo numéricamente, en espiritualidad continúa creciendo potentemente. Así irradia ante todos la gloria del “prisma de la Verdad y su alabanza,” alentando a sus miembros, trayendo curación a la humanidad y sirviendo de baluarte en nuestra Causa.

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