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[Original en francés]

Después de haber estudiado la Christian Science...

Del número de enero de 1955 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Después de haber estudiado la Christian Science por varios años, me percaté de que aunque yo creía que entendía algo de la letra, no me daba cuenta cabal del espíritu de esta Ciencia. No tenía ocupación ni habilidad especial para ganarme mi propio sustento. En mi familia prevalecía el temor de la tuberculosis, y dos miembros de ella habían sucumbido a ese mal. Yo había sufrido un ataque de pleuresía y pasaba mi convalescencia en un preventorium; el doctor había dicho que tendría que estar allí que menos un año, quizá más, y que todavía después tendría que vivir con toda precaución.

Al declararse la guerra, la institución en que estaba recluido fué ocupada en comiso por el Ejército. A mi familia le habían exigido que evacuara nuestra casa, y me encontré yo solo en París una mañana apenas recobrada mi salud, sin dinero ni lugar en que vivir. No contando con otro recurso humano que el auxilio público, puse toda mi confianza en Dios y ese mismo día conseguí alimentos y alojamiento por varios días. Puedo asegurar con gozo que desde ese momento empezó para mí una vida nueva. Tenía que aprender que Dios es no sólo Principio, sino también infinito Amor siempre presente. Tenía que aprender a pensar y a contestar en voz alta a los que me preguntaban: “Todo está bien.”

Cada nuevo día me traía pruebas de la presencia del Amor divino. Pasaba horas leyendo ejemplares de muestra de la literatura de la Christian Science, y cada día tenía alimento que comer y podía hacer lo que había que hacer. No transcurrió mucho tiempo antes de que me ofrecieran un puesto de almacenista en un taller de láminas de hierro. Al principio parecía que el trabajo era más de lo que yo podía soportar físicamente. El invierno de 1939 a 1940 fué muy severo y con frecuencia tenía yo que cargar con objetos pesados, exponiéndome a la intemperie. Esa clase de trabajo me indujo a ser diligente en mi estudio y aplicación de la Ciencia. Cinco meses después, cuando salí aprobado al someterme a examen físico para servicio militar, me dí de alta en el Ejército gozando de salud y fuerza física como nunca antes, y sobre todo, ya poseía una comprensión demostrable de la Christian Science.

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