En su mensaje a La Iglesia Madre correspondiente al año de 1902 Mary Baker Eddy habla de “la alborada espiritual del siglo veinte,” como símbolo de “la religión desprendiéndose de su materialidad.” He aquí sus palabras (pág. 5): “Como la noche silenciosa presagia el alba y alharaca de la mañana; como el embotamiento de hoy profetiza renovada energía para mañana,— así las filosofías paganas y las religiones de las tribus de antaño sólo prefiguraban la alborada espiritual del siglo veinte — la religión desprendiéndose de su materialidad.”
La religión se desprende de su materialidad en la medida en que los valores morales y espirituales suplantan los ritos y la superstición en la adoración. Y esta suplantación trae consigo dominio espiritual sobre la enfermedad y sobre todo trastorno. La Christian Science quiebra lanzas con la materialidad contundente y cabalmente. Explica que la materia no es substancia sino el estado subjetivo de la mente carnal, y luego explica la mente carnal de tal manera que desaparece porque se le entiende como una imposibilidad absoluta, puesto que Dios es Mente y es Todo. Es el pensamiento material lo que primero ve al hombre y todas las cosas como si fueran creadas en formas materiales y luego teme u honra sus propios conceptos erróneos. La religión pura revela las ideas verdaderas de la Mente, y el sentido espiritual, que la Christian Science hace entrar en actividad, nos impele a que dejemos los conceptos o creencias materiales, reemplazándolas por los pensamientos espirituales que Dios imparte. Esto ocasiona una sensación humana mejorada que se evidencia en buena salud, asociaciones armoniosas, sintiéndonos libres de toda limitación e inteligentes a más alta escala. Pero el objeto primordial de la Christian Science no es humana mejoría sino más bien pleno despertar del sueño mortal de la vida en la materia a estar conscientes de la vida real en el Espíritu. Las creencias mejoradas son sólo la evidencia de que ese despertamiento todo importante va ocurriendo de hecho.
El siglo veinte ya ha presenciado muchos cambios favorables en la adoración religiosa. Y ha presenciado también grandes sufrimientos y destrucción; dos guerras mundiales han diezmado la juventud varonil de sus coevos. Así y todo, la humanidad ha dado pasos tremendamente gigantescos hacia el Espíritu. La tiranía ha encontrado resistencia y derrota, de lo cual ha surgido un concepto mejor de la hermandad entre los hombres. La curación espiritual ha quedado establecida mediante la Christian Science, y el poder de Dios sobre el mal y la materia se ha probado en casos incontables.
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