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¿Se puede curar criticando?

Del número de julio de 1955 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La meta del Científico Cristiano es morar en un estado de consciencia que cure. El Salmista dió expresión a tal aspiración así (51:10, 13): “¡Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí! ... así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a tí.”

Para lograr esa actitud de consciencia que buscaba el Salmista, tiene uno que abstenerse de criticar destructivamente pues eso no cura. Pero la crítica verdadera descubre excelencias a la par que defectos. Una de las funciones de la crítica es evaluar los sucesos, y eso debe dar lugar a corrección y curación. Por lo cual no es preciso que dejemos de criticar, sino únicamente que nos abstengamos de criticar, destructivamente. El juicio y la crítica conforme a la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. se fundan en la verdad básica de que la Mente divina ve todas las cosas tan perfectas como ella las ha concebido. Y puesto que la Mente única y completamente buena es la sola Mente del hombre, no existe en realidad ninguna otra mente que esté dispuesta a criticar destructivamente.

Nuestro móvil normal, al discernir los pensamientos, es siempre curar. Reconocer el error verdaderamente es ver su naturaleza irreal tan claramente que lo ahuyentemos de nuestros pensamientos. La crítica que es sinónimo de juicio verdadero impersonaliza el mal, reduciéndolo siempre a mera creencia falsa. Reconoce que todo lo que está o puede estar presente es bueno y se rehusa a dejar que el error cubra o esconda lo que hay de bueno. Por el contrario, la crítica destructiva infla el error. Tiende a hacer real para nosotros lo que nos disgusta. Quien se dé a esa forma de crítica necesita ilustración, esclarecimiento. Entonces lo irreal deja de ser real para él. Cuán convincentemente explica esto Mary Baker Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” así (pág. 403): “Domináis la situación si entendéis que la existencia mortal es un estado de autodecepción y no la verdad del ser.” Sólo a medida que estemos dispuestos a admitir que lo que nos parezca molesto es un estado de autodecepción — sugestión mesmérica admitida individualmente — nos hallamos en posición de “dominar la situación.”

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