Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Con sincera gratitud someto yo este testimonio...

Del número de abril de 1956 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Con sincera gratitud someto yo este testimonio. Hace varios años, cuando mi hijo tenía once y sufría de un tumor en la cabeza, se hizo todo lo posible por él incluso una operación de gravedad por ser intensa y una serie de tratamientos radiográficos. El cirujano que lo operó me dijo que si le volvían los mismos síntomas nada se podría hacer por él. Poco después de hecha tal predicción le volvieron todos los síntomas y pronto se agravó más aún. Entonces quedó probado que el caso extremo en que se halle el hombre es la oportunidad para Dios.

Fuí invitada a concurrir a una reunión de testimonios del miércoles en una Iglesia Científica de Cristo, y me impresionó mucho lo que oí especialmente los testimonios. Eso me infundió esperanza y supliqué se me presentara con algún practicista. Lo cual se hizo. Era una practicista que a instancias mías fué a visitar a mi hijo. Inmediatamente comenzó él a mejorar. Seis meses después de haber comenzado a recibir tratamientos volvió a la escuela perfectamente sano. Más tarde entró a estudiar a una universidad, graduándose de abgado.

De resultas de los tratamientos radiográficos se le había caído el pelo y se le había predicho que no le volvería a crecer porque habían quedado destruidas las raíces. Cuando mi hijo le llamó la atención la practicista a que no tenía pelo y que usaba una peluca, ella respondió inmediatamente: “Jesús dijo [Mateo 10:30)]: ‘Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.’ Por tanto, no pueden perderse ni destruirse.” Poco después comenzó a volverle a crecer el pelo, y hoy lo tiene normal.

Estoy muy agradecida por la Christian Science y a la practicista que con amor y paciencia me alentó a que perseverara poniendo toda mi confianza en el poder curativo de la Verdad. También doy las gracias por el privilegio de ser miembro de La Iglesia Madre y de una filial, y oro por que mi vida dé testimonio de mi sinceridad.—

Deseo substanciar el testimonio de mi madre con relación a mi curación de un tumor en el cerebro. Quiero también expresar mi gratitud por la ayuda que recibí con asistir a una Escuela Dominical de la Christian Science y por el privilegio de ser un miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial. Mucho me ha servido la Christian Science al prepararme para sustentar exámenes, y he podido demostrar en cierto grado la verdad que nos dió Mary Baker Eddy, de que el hombre refleja la inteligencia de su Hacedor. Estoy verdaderamente agradecido por toda la ayuda que he derivado de la Christian Science.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / abril de 1956

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.