Cada quien ama su lengua materna, su idioma nativo. Siente que en él puede expresar mejor lo que piensa. Pero las Sagradas Escrituras describen proféticamente una lengua nueva que Dios promete. Sofonías hace constar que Dios está resuelto a eliminar todo lo terrenal, y añade luego (3:9): “Entonces volveré a dar a los pueblos un lenguaje puro para que todos ellos invoquen el nombre de Jehová, sirviéndole de común acuerdo” (según versión inglesa). Y Cristo Jesús describió en sus últimas palabras que habló a sus discípulos a los que habían de creer en su misión así (Marcos 16:17): “En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán en nuevas lenguas.”
El advenimiento de la Christian Science es el cumplimiento de estas profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento. Mary Baker Eddy dice en No y Si (pág. 44): “La Christian Science trae consigo un lenguaje nuevo, y una demostración más alta de la medicina y de la religión. Es la ‘nueva lengua’ de la Verdad, que tiene su mejor interpretación en el poder de la Cristiandad para curar.”
A efecto de lograr adquirir el poder para curar, tiene uno que compenetrarse de las explicaciones del ser verdadero que le fueron reveladas a nuestra Guía. Necesita entender el idioma humano que ella utilizó tan hábilmente al esforzarse por hacer la nueva lengua de la Verdad plenamente asequible. Mrs. Eddy se valió de todos los medios concebibles para expresar lo que percibía de la Ciencia divina. Para ello, tenía los amplios recursos del idioma inglés de que hacer uso, y uso de ellos hizo con rara maestría. También introdujo palabras descriptivas empleando diversos medios lingüísticos para aclarar lo que ella quería decir.
Hablando de lo que dificulta traducir, dice ella (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 179): “El Antiguo y el Nuevo Testamento contienen verdades evidentes de por sí que no pueden perderse, pero siendo traducciones, se critican las Escrituras. Existe algo de escepticismo peligroso en cuanto a la verificación de lo dicho por nuestro Maestro.” Y en el párrafo siguiente agrega: “Nosotros hemos sido privilegiados de veras por tener las revelaciones de la Christian Science sin que medie traducción.” He aquí un argumento de peso en favor de que los estudiantes de la Christian Science aprendan inglés, el idioma en que advino a la humanidad la revelación de esta Ciencia.
Al presentar la Christian Science a los que hablen varios idiomas, por supuesto que es deseable que los neófitos posean algún material de lectura en la lengua que mejor entiendan. Pero nadie que realmente anhele progresar espiritualmente necesita confinar su estudio de la Ciencia al número limitado de las traducciones a que se ha vertido de ese modo. El estudiante puede aprender mucho de su estudio del inglés, el idoma original de la Christian Science. En él ha de hallar en las mismas palabras en que a Mrs. Eddy le vinieron, los conceptos que se le van desarrollando al estudiarlos y que veces no ha sido posible adaptarlos adecuadamente a la traducción en su propia lengua. Esos conceptos nuevos han de ensancharle su comprensión de la existencia real en el Espíritu, y su estudio del inglés así ha de volvérsele un gozo en vez de una ardua faena.
El “lenguaje puro” que profetizó Sofonías interpreta para la humanidad la verdad en términos de curación y armonía. Dios nos habla en obras que expresan Su amorosa voluntad. Cuando al enfermo y al pecador se les restaura su salud y su pureza al comprender que Dios es Todo y la Mente única, la nueva lengua de la Ciencia viene a ser el nuevo lenguaje de los así bendecidos. Para ellos, la materia ha sido traducida al Espíritu. Hallan la substancia en la Verdad, y la materia viene a ser irreal para su modo de pensar. Se han adueñado de una vislumbre del hombre a la semejanza de Dios. Han probado que el hombre es en realidad la idea espiritual de la Mente, impecable, íntegra y obediente a la ley divina.
El día de Pentecostés, en el que “Juntóse la multitud, y estaban confusos, porque los oían hablar cada uno en su propia lengua” (Hechos 2:6), profetiza el tiempo en el que todos los hombres habrán de conocer la nueva lengua de la Ciencia. Ya amanece ese día a medida que los pueblos de muchas naciones acepten las verdades de la Ciencia y se curen los unos a los otros sea cual fuere su lenguaje y las barreras que ha forjado la supuesta mente mortal. Todos saben lo que significan amor y veracidad, justicia y misericordia, y cada uno puede sentir el efecto de este lenguaje. Dice Mrs. Eddy con referencia a la nueva lengua (Christian Healing, pág. 7): “Es el lenguaje del Alma en lugar del de los sentidos; traduce la materia a su idioma original, que es Mente, y da el significado espiritual en vez del material.”
Tal es la traducción verdadera que todos están destinados a entender. Pero se le comprende más fácilmente en su sentido cabal como la realidad vivificante y espiritualizadora que es cuando uno estudia los libros de la Descubridora y Fundadora de la Christian Science en su expresión original. Cada oración o frase que Mrs. Eddy pergeñó es rica en su significado espiritual. Porque sus escritos son la inscripción de lo que Dios le reveló, encierran la potencial de un desenvolvimiento infinito. Sus declaraciones de la realidad a menudo se maduran a la percepción de quien las estudia en multiforme sabiduría en unas cuantas palabras inescapablemente eficaces, que llevan la marce de la intuición divina.
No debemos perder deliberadamente ni el más leve matiz del significado de esas declaraciones por ignorar el idioma humano en que están escritas. Los que ya posean por autoctonía el idioma inglés, harían bien en ampliar su conocimiento de su propia lengua, pues así encontrarán que el significado de muchos se les revelará con percepción más profunda. Para ellos, el uso de un diccionario al estudiar la Biblia y los escritos de Mrs. Eddy puede serles muy útil.
Si el aprendizaje del inglés le sugiere a quien lo emprenda argumentos de incapacidad intelectual o hasta imposibilidad, habrá que volverse entonces a la Mente divina, Dadora de todo bien genuino, y demostrar los recursos que de ella emanan. El hombre, la imagen de Dios, refleja la inteligencia infinita que es atributo Suyo. El buen Padre suministra mediante la Ciencia los medios para que uno manifieste toda la inteligencia que se necesite. Apegándose uno a estas verdades, comprenderá la Christian Science y hallará el cielo en esa comprensión.