¡Ricardito no podía creer lo que estaba oyendo! ¿Qué era lo que decía su mamá? ¿Que alguien ha estado robando bicicletas y luego las vende a un hombre? Pero... ¡ qué cosas!
Esa misma mañana, al levantarse, se había sentido enfermo — le dolía el estómago. No se sentía como para ir a la escuela, pero su mamá le había dicho que se vistiera y bajara a desayunarse. De manera que estaba sentado a la mesa sintiéndose muy triste y esperando que su mamá le sirviera su desayuno.
Entonces su mamá dirigiéndose a él le dijo: —¿Supongamos que alguien me dijera ahora mismo que tú has estado robando bicicletas y vendiéndolas a un hombre que se las compra a los muchachos?
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