La oración que es respondida, como se comprende en la Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), jamás es una circunstancia fortuita. Dios no responde a las oraciones por casualidad. La oración es una calle de doble tránsito. Para que nuestras oraciones sean respondidas tenemos que poner algo en ellas. Cristo Jesús oró, y los Científicos Cristianos se esfuerzan por poner en la oración lo que puso él: pureza y una firmeza espiritual en todo pensamiento y acción. Él no tuvo que adquirirlas; estaba dotado de ellas. Pero los mortales tienen que lograr la pureza y la firmeza espiritual para orar como él. Eso debiera ser la meta de todo cristiano.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, nos dice: “La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios — una comprensión espiritual de Él, un amor desinteresado”.Ciencia y Salud, pág. 1. Aquí hay tres requisitos: fe absoluta en Dios, y Jesús tenía esa fe; una comprensión espiritual de Él, y Jesús tenía esa comprensión; un amor desinteresado, y Jesús ciertamente tenía ese amor.
La absoluta fe en Dios viene mediante una comprensión de Él, la cual elimina todo misterio acerca de Él. Tal comprensión se puede obtener mediante el estudio de Ciencia Cristiana.
El gran obsequio de la Sra. Eddy al mundo incluye el descubrimiento de la naturaleza completa del supremo poder creativo del universo, llamado Dios. Cuando ella definió la palabra “Dios”, se comprendió más de Su plenitud y significado. Impulsada por su profunda naturaleza espiritual y amor por Dios, incansablemente escudriñó la Biblia en busca de una comprensión del Ser Supremo.
Había muchos nombres o términos de Dios en la Biblia, empleados separadamente para designarlo, pero Su totalidad, omnipotencia y omnipresencia fueron aclaradas por la Ciencia Cristiana. La búsqueda de la Sra. Eddy la llevó a descubrir que toda realidad está incluida en Dios. En Ciencia y Salud, nuestra Guía pregunta: “¿Qué es Dios?” y ella responde: “Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor, incorpóreos, divinos, supremos, infinitos”.Ibid., pág. 465. Más adelante dice que estos términos son sinónimos y que se refieren a un Dios único y absoluto.
No podemos pensar comprensivamente desde el punto de vista de la Ciencia Cristiana sin emplear todos estos nombres de Dios. El estudio de ellos produce una revelación infinita del significado de la Vida, porque Dios es Vida. Tal estudio impulsa al pensamiento humano a razonar sobre la realidad espiritual de todas las cosas y así comprender la irrealidad de los conceptos mortales o carnales en cuanto a la vida.
La enseñanza de que el Espíritu es todo lo que es sustantivo, es básica en la Ciencia Cristiana; en consecuencia, las cosas materiales o carnales son insustanciales. Como religión cristiana, la Ciencia Cristiana está en tierra firme con esa enseñanza. Cristo Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha”. Juan 6:63. Entonces, realmente es una enseñanza cristiana fundamental el que sólo una comprensión de las cosas del Espíritu puede iluminarnos en cuanto a lo que es real y sustantivo. La Ciencia Cristiana proclama que las enseñanzas de Jesús son la verdad que el mundo siempre ha anhelado conocer, Jesús dijo que la verdad nos haría libres, libres de los conceptos mortales y carnales en cuanto a la vida.
La oración es el método del Científico Cristiano de conocer la verdad, es decir, de que le sean comprensibles los hechos de la totalidad del Espíritu y la irrealidad de la vida en la carne. Desde la primera vez que leemos Ciencia y Salud aprendemos a orar, a fin de que la verdad se establezca en nuestra consciencia. Explicado sencillamente, esta manera de orar es reconocer o afirmar la verdad de que Dios, el Espíritu, es Todo, y la relación del hombre con Él como Su imagen y semejanza, y después negar que toda materialidad forma parte de la vida verdadera. Esta oración es sistemática y de gran significado, es lógica y tiene un propósito. Educa espiritualmente; estimula el deseo de crecer en gracia; anima el desarrollo espiritual y acelera la percepción. Es devota por sobre todas las cosas. No es una mera repetición de palabras; no es una fórmula o un ejercicio para sugestionarse a sí mismo y así adquirir una actitud mental mejor. Lejos de ello. Su motivación es un deseo ferviente de conocer a Dios, de comprender que el hombre es la semejanza de Dios, y de conformarse a esa semejanza: ser merecedores de aquello por lo cual oramos.
Esta manera de orar es una influencia reformadora. Trae renacimiento, la purificación del yo carnal. Como Jesús dijo a Nicodemo: “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Juan 3:7. Jesús estaba predicando reformación o redención de la creencia de vida en la carne.
Nacer de nuevo es llegar a sentirse iluminado espiritualmente. Se requiere un esfuerzo persistente para obtener iluminación espiritual, porque la mentalidad humana se aferra muy tenazmente a todo lo que es mortal y carnal. La oración sistemática es necesaria para abrir por la fuerza el pensamiento humano y dar entrada a los hechos de la realidad espiritual. Mediante afirmación, negación y deseo puro, la luz de la comprensión espiritual atraviesa la creencia mortal y cambia la consciencia. Entonces los hechos espirituales de la vida se vuelven sólida convicción.
Comprender la oración exige razonamiento y prestar atención a lo que uno escucha mientras ora. “La razón es la facultad humana más activa”,Ciencia y Salud, pág. 327. declara el libro de texto. En un sentido muy real, la oración en la Ciencia Cristiana incluye generalmente el razonamiento, el razonamiento desde una base espiritual.
Por ejemplo, cuando afirmamos en nuestras oraciones lo que Dios es, como está revelado mediante Sus sinónimos, comprendemos que debido a que Dios es Principio divino, Él es Amor divino. Comprendiendo esto, obtenemos maravillosas vislumbres de Su naturaleza omnímoda e imparcial. La Biblia dice, refiriéndose a Dios: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio”. Hab. 1:13.
Ciencia y Salud declara: “La razón, bien dirigida, sirve para corregir los errores de los sentidos corporales...”Ciencia y Salud, pág. 494. Por tanto, al razonar espiritual y científicamente que debido a que Dios es la única causa y el único creador y que es infinitamente bueno y omnipresente, no puede haber otro creador ni una creación mala. Además, la Ciencia Cristiana enseña que debido a que Dios es Mente divina, Él tiene que ser la fuente de la inteligencia verdadera. Debido a que Él es Espíritu, Él tiene que ser el Todo-en-todo de la sustancia, sin un sólo elemento material. Podemos comprender mediante esas sencillas ilustraciones que tiene que haber posibilidades infinitas, en esta clase de oración, de obtener una comprensión más plena de lo que es Dios.
Hay muchos recordatorios en la Biblia de “engradeced a Jehová”, de “cantad a Jehová con alabanzas”, de “bendecid su santo nombre”. Eso es oración. Ciertamente no haríamos eso sin haber hecho un razonamiento. De manera que esto es lo que los Científicos Cristianos están haciendo cuando afirman la totalidad de Dios en sus oraciones. Están pensando y razonando desde una base espiritual, aumentando su comprensión de Dios.
Ya sea que tengamos inclinación por lo religioso o no, tiene que llegar un momento en nuestro desarrollo mental en que nos preguntemos: “¿Qué es mi sustancia?” La Biblia nos dice que el hombre es la imagen y semejanza de Dios. ¿Qué otra manera habría para saber qué es la sustancia del hombre que llegar a comprender lo que significa ser la imagen y semejanza de todo aspecto de la naturaleza de Dios? Esta comprensión se obtiene mediante un deseo ferviente de lograrla, y mediante la oración sistemática.
Por ejemplo: puesto que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, debe ser la imagen y semejanza de la Mente divina, la inteligencia infinita. Entonces, la sustancia del hombre es Espíritu, porque la Mente es Espíritu, por cierto que no es materia. Por tanto, el hombre no es un mortal carnal; es totalmente espiritual, sin ningún elemento de materia en él. Además, el hombre, por ser la semejanza de la Verdad, es la imagen y expresión del Amor divino, pues el Amor es Verdad. Cuando afirmamos y razonamos espiritualmente que el hombre es la imagen y el reflejo de la naturaleza completa de Dios — todo aspecto de ella — como es revelada por Sus sinónimos, la consciencia humana es elevada por encima del concepto mortal de que el hombre enferma, peca y muere, y se evidencia la naturaleza totalmente espiritual del hombre.
Debido a que la toda-sustancia del Espíritu y la naturaleza insustancial de la materia son puntos tan básicos en la enseñanza de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud instruye repetidamente al lector que niegue la realidad de la materia, todo lo que ella parezca ser e incluir. Estas negaciones son una parte necesaria de la oración del Científico Cristiano. Fortalece la oración para negar lo que la materia parece ser. Entonces comprendemos que no hay inteligencia que provenga de la materia porque la Mente divina es la única fuente de inteligencia; que no hay sustancia material destructible en el Espíritu indestructible, la única sustancia; no hay consciencia basada en la materia opuesta a la consciencia espiritual, o Alma; no hay causa material o ley opuesta al Principio divino; no hay mortalidad opuesta a la Vida eterna, Dios; no hay verdad finita opuesta a la Verdad omnisciente, Dios; y no hay amor verdadero opuesto al Amor divino, Dios.
Mediante tal oración, que afirma los hechos espirituales de la Vida y niega la realidad de la existencia mortal, el pensamiento humano se pone de acuerdo con la realidad espiritual. Tal oración actúa para eliminar lo estático de la materialidad que quisiera impedir una clara percepción de la gracia sanadora y bendita de Dios.
El método es muy provechoso en la oración porque la mente humana parece renunciar a sus conceptos ignorantes y materiales de la vida solamente paso a paso. Leemos en Isaías: “Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá”. Isa. 28:10. El Padre Nuestro nos da mandamiento tras mandamiento. Cuanto más oremos el Padre Nuestro, tanto más sentiremos su poder sanador. Obtenemos el mayor provecho al orarlo si razonamos espiritual y sistemáticamente a medida que oramos.
Tan vitalmente importante como es este método de orar, para acelerar el desarrollo espiritual, lo fundamental de la oración no es el argumento sino la pura percepción. El libro de texto de la Ciencia Cristiana dice: “Recordad que la letra y los argumentos mentales son sólo auxiliares humanos para ayudar a poner el pensamiento en armonía con el espíritu de la Verdad y el Amor, que sana al enfermo y al pecador”.Ciencia y Salud, págs. 454–455.
Pero la oración por afirmación es necesaria hasta que podamos probar mediante demostración inequívoca que ya no necesitamos usar el método de argumento.
En un mensaje de 1896 a La Iglesia Madre, la Sra. Eddy escribe: “Una cosa he deseado fervientemente, y de nuevo lo suplico sinceramente, a saber, que los Científicos Cristianos aquí y por doquier, oren diariamente en su propio beneficio; no verbalmente ni de rodillas, sino mental, humilde e importunadamente”.Escritos Misceláneos, pág. 127. Y concluye esta parte de su mensaje diciendo a sus seguidores del gran progreso que seguirá en la Ciencia Cristiana.
De manera que la oración diaria en beneficio propio es para el desarrollo espiritual, no sólo para la cura de una dolencia o la solución de un problema humano. Nos ayuda a obtener y a mantener una altitud espiritual de pensamiento que promueve la curación espontánea. La oración diaria y fiel crea confianza y resolución. Da la seguridad de que nuestras oraciones serán adecuadas para responder a toda necesidad humana.
Es necesario abordar la oración con una pureza de pensamiento y propósito semejante a la del Cristo, un hambre profunda por la verdad, un anhelo de ser mejores, una disposición para someter lo humano a lo divino. Todo esto significa amor desinteresado. Hay muchas maneras de ser desinteresados, y siempre podemos determinar si lo somos, preguntándonos los móviles. ¿Hay un deseo de estar conforme con un estado de preparación para que nuestras oraciones sean respondidas? ¿Hay un deseo de ser así de bueno? ¿Hay un deseo de merecer lo que se pide en la oración? Ésas son preguntas penetrantes. Todos los cristianos necesitan trabajar para ser verdaderos seguidores del Cristiano por excelencia y para comprender el espíritu del Cristo. Cristo Jesús mostró con el ejemplo de su vida y sus enseñanzas cómo ser merecedores de lo que se pide en la oración. ¡Jesús oraba! Hasta donde sabemos, jamás estuvo enfermo, pero oraba. A través de la oración sobrellevó la experiencia de la crucifixión a la plena comprensión de la totalidad del Espíritu y la total irrealidad de la vida en la carne. Eso fue su ascensión.
Los Científicos Cristianos devotos no oran solamente cuando están enfermos. Oran diariamente para progresar espiritualmente. La Ciencia Cristiana es verdaderamente una religión de oración. Enseña que la oración es nuestra constante compañera. Los Científicos Cristianos consideran que es su deber, así como su privilegio, orar diariamente en su beneficio. Esto pide nuestra Guía. Quienes lo hacen, están provistos para encarar dislocaciones y disturbios de los tiempos cambiantes, con confianza inspirada por Dios.
Las cosas pueden parecer difíciles para las iglesias de todas las denominaciones religiosas a medida que el burdo materialismo, el egoísmo y la avaricia parecen intensificarse y la gente parece menos interesada en los valores espirituales. Pero la levadura de la Verdad trabaja en todas partes del mundo, y como un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana dice: “... vemos... del hombre el progresar desde que el mundo comenzó”.Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 238. El Científico Cristiano dedicado toma su ejemplo del Mostrador del camino, Cristo Jesús; y, como su Guía, ora sin cesar para acelerar el paso del progreso de la humanidad hacia el Espíritu. Toda oración que proclame la bondad de Dios y Su poder omnipotente es levadura para la consciencia del mundo.
¿Qué podría impedir la provechosa oración diaria en nuestro propio beneficio, el de nuestra iglesia y el del mundo? Un interés dividido. Para vencer la constante atracción de la materialidad se requiere amor hacia Dios y autoinmolación. Se requiere una autodisciplina cuidadosa y firme para evitar que se nos aparte engañosamente de la oración.
La fiel oración diaria es santa comunión con Dios. Es alimento y bebida espirituales. Es un lugar de refugio contra el disturbio, un santuario donde se aprende a escuchar la voz de Dios que nos dirige hacia el Espíritu. Es donde la comprensión amanece, despertando nuestro ser verdadero.
