Durante algunos años sufrí de sinusitis. En diferentes ocasiones recibí ayuda por medio de la oración de varios practicistas de la Ciencia Cristiana, pero la luz de la Verdad no comenzó a alborear en mi consciencia hasta que una practicista me ayudó a reconocer el error como pensamiento mórbido. Esta practicista no pudo atender mi caso en ese momento, pero me indicó la alegoría de un “juicio” en las páginas 430 a 442 de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, específicamente esta declaración de uno de los “testigos” (pág. 431): “La Secreción Morbosa hipnotizó al prisionero y se apoderó de su mente, sumiéndole en el desaliento”. Mi primera reacción al leer esto fue pensar: “Yo soy una persona feliz, y nunca me ha molestado la morbosidad. Pero la Ciencia Cristiana me ha enseñado cómo oír espiritualmente y no permitir que el fariseísmo obstaculice el camino hacia la corrección.
Poco tiempo después, me di cuenta de que había mantenido resentimiento hacia un pariente que había muerto hacía ya algún tiempo. Sus acciones habían causado mucho sufrimiento a otros, especialmente a alguien a quien yo amaba inmensamente.
Un artículo en Escritos Misceláneos por la Sra. Eddy también me ayudó a percibir el problema. Comprendí que los recuerdos dolorosos, las imágenes de miseria que había mantenido en mi pensamiento durante los últimos años, eran una carga de la cual debía desprenderme si quería progresar en la Ciencia Cristiana. Dios es el único creador y es totalmente bueno. Las creencias en un poder opuesto a Dios son una ilusión total, porque nunca ha habido ni un solo momento en que Dios no haya estado presente y en control absoluto.
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