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ESCUELA DOMINICAL Preparando a la juventud para el mundo de hoy

Preparado para La Iglesia Madre, Departamento Actividades de la Iglesia. Cuarto de ocho artículos.

“Primeras lecciones” en la ley moral y espiritual (Segunda parte)

Del número de julio de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es importante que los niños de la Escuela Dominical aprendan lo que realmente dicen las “Primeras lecciones”, Ver Mary Baker Eddy, Manual de La Iglesia Madre, Art. XX, Sec. 3. porque esto los lleva a captar su significado. La letra tiene que aprenderse. Sin embargo, el memorizar la letra es sólo una ayuda, y no el fin en sí mismo. He aquí lo que la Sra. Eddy pidió que uno de sus empleados escribiera en respuesta a una carta sobre este tema:

“Cuando nuestra Guía dio los Estatutos sobre los ‘Temas para las Lecciones’ de la Escuela Dominical, su intención no fue la de limitar la instrucción de la Escuela Dominical a la rutina de memorizar la letra de señaladas porciones de las Escrituras. Lo que ella quiso decir fue que a los niños se les debía enseñar el significado de los Diez Mandamientos, el Padre Nuestro con su Interpretación Espiritual y las Bienaventuranzas. Estos fundamentos espirituales deben ser explicados de tal manera mediante ejemplos prácticos y demostraciones diarias de amor, obediencia y bondad, que el niño pueda captar su espíritu, comprenderlos y, por consiguiente, interesarse en ellos.

“Este trabajo, como pronto verán, requiere un consagrado e inteligente esfuerzo de parte de todos los que trabajan en la Escuela Dominical. Significa demostrar aquel amor que hace obras. Enseñarle al niño las palabras ‘No tendrás dioses ajenos delante de mí’, relativamente es tarea fácil. Enseñarle el significado de este mandamiento de manera tan concienzuda que lo capacite para demostrar, y demuestre, en su vida que realmente no tiene otros dioses delante del bien, es el gran privilegio del maestro de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana”.Christian Science Sentinel, del 3 de marzo de 1906, pág. 424.

Las “primeras lecciones” — los Mandamientos, el Padre Nuestro con su interpretación espiritual por la Sra. Eddy, y las Bienaventuranzas — tomadas en conjunto forman un todo: una avenida despejada para el progreso. Pueden presentarse y explorarse relacionándolas unas con las otras, lo que refuerza la profundidad espiritual e importancia que cada una de ellas tiene. Esto establece desde el comienzo la unidad de la Biblia y la Ciencia Cristiana, y demuestra que las enseñanzas que encierran no son una mera colección de fragmentos para recordar.

Al enseñar los Mandamientos, un maestro puede referirse ocasionalmente a las Bienaventuranzas como la ley del Amor que Cristo Jesús presentó, y así ayuda al alumno a percibir que la ley moral descansa sobre una base espiritual. Por ejemplo, al enseñar el décimo mandamiento, uno puede derivar ayuda de la cuarta bienaventuranza, a saber, que una persona no puede realmente codiciar cosa alguna del prójimo, si el hambre y la sed de justicia han sido saciadas mediante la oración que ha tenido respuesta. Jesús mismo derivó profundas inferencias morales y espirituales de los otros mandamientos, como vemos en el capítulo 5 de Mateo, después de la narración de las Bienaventuranzas. Este material ayuda inmensamente al maestro que siempre se ha preguntando cómo enseñar en una forma que se aparte de lo literal o de lo superficial.

Cuando el maestro relaciona, mediante la inspiración, los diferentes elementos de las “primeras lecciones”, entonces él demuestra la unidad que éstas forman. La aptitud para hacerlo se obtiene por medio dio de un conocimiento de que estas verdades son leyes que unifican nuestra propia vida y pensamientos.

Una fuente principal para los ejemplos a usarse en estas “primeras lecciones”, es la Biblia misma. La Biblia, a la luz de las enseñanzas de la Sra. Eddy que se exponen en Ciencia y Salud, viene a ser un “registro”, por así decirlo, que muestra al Principio divino en acción. Su historia destaca la posición central y la omnipotencia de la ley de Dios, que Él ha dado para ser comprendida y obedecida con buena disposición como la ley misma de la Vida. No hay duda de que es necesario cierto conocimiento de la estructura histórica de la Biblia, pero su contenido y su significado espiritual son los factores decisivos, puesto que es la comprensión espiritual de las Escrituras lo que aporta poder divino a la experiencia humana.

Los ejemplos bíblicos sirven como un medio de abrir nuestros ojos para que veamos la manera de aplicar las “primeras lecciones” en nuestra propia vida. Incontables nuevos ejemplos que emanan de la Lección Bíblica semanal nos muestran la inimaginable profundidad de estas vitales lecciones. Los desafíos que los patriarcas, profetas y discípulos enfrentaron y superaron, se repiten en la vida de quienquiera que se mantenga firme en la Verdad. Cada maestro de la Escuela Dominical puede tener su propia reserva de ejemplos bíblicos para cada parte de las “primeras lecciones”, y renovarlos mediante su propio estudio. Jamás hay escasez. En este artículo, y a través de toda esta serie, presentamos unos pocos ejemplos “sometidos a prueba mediante la enseñanza” que muestran cómo esto puede hacerse.

Los Diez Mandamientos

La Biblia ilustra la ley del bien que deriva de Dios presentando los efectos de esta ley. La presencia de Dios se siente mediante la acción de la ley del Amor, ley que fomenta la realización y protección, en lugar de sólo restringir. Por lo tanto, la enseñanza que revela los positivos efectos morales y espirituales que se obtienen al obedecer los Mandamientos, es mucho más eficaz que el mero moralizar. Tal oración da a la juventud un constante fundamento para abrigar la esperanza de que las vidas humanas y la sociedad no tienen por qué permanecer discordantes, sino que siempre pueden ser elevadas.

José no estuvo conforme con meramente no obrar mal o no vengarse. José fue un constante hacedor de buenas obras. Preservó la vida de otros al poner en práctica una íntima percepción espiritual en beneficio de todos. Ver Gén. 45:5. Tal manera de glorificar la vida es la acción positiva que se da a entender en “No matarás” (Éx. 20:13).

Los “no” son esenciales para demostrar a la humanidad la protección específica que procede de la ley del bien. Pero los Diez Mandamientos se obedecen más fácilmente cuando se comprende que ellos nos aseguran liberación del mal, en cualquier forma que éste se presente. Pueden convertirse en una promesa de que no obraremos mal.

Como la Sra. Eddy tenía un concepto tan elevado del Decálogo, ella entrelazó las ideas que enseñan los Mandamientos, especialmente el primero, en todos sus escritos. Relaciona este mandamiento, y todos los demás, con nuestra habilidad para progresar espiritualmente. Ver, por ejemplo, Ciencia y Salud 340:15–31 y The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany 229:20–24. A medida que los niños aprenden los indispensables y protectores aspectos de la ley moral, establecen su propia inmunidad contra el peligro y aumentan su aptitud para captar mejor la naturaleza espiritual del ser.

La forma de vivir del profesor desempeña un importante papel. A medida que vamos más allá de una mera apreciación superficial que principalmente se vanagloria de las cosas que no hace, basamos más nuestra vida en aquella actitud moralmente positiva que bendice a otros porque refleja el gobierno armonioso de Dios. Esto ayuda a los niños a aprender cómo cumplir realmente la ley por medio del amor “que hace obras”.

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