Todos hemos escuchado acerca del problema de esos preciosos niños que faltan de sus hogares y familias.
Este problema de la sociedad actual es algo que a la mayoría de nosotros no se nos hubiese imaginado hace veinte años. Un problema que trae a la mente imágenes tan dolorosas y trágicas que nos impulsa... ¿a hacer qué? ¿A apartarnos por sentirnos inútiles o temerosos? ¿A sacudir la cabeza con compasión?
Una experiencia que tuve no hace mucho me mostró que yo podía hacer algo más por esos niños.