Los derechos humanos, los abusos contra ellos, y la pregunta sobre a quién se le debería o no conceder amnistía, están muy presentes en el pensamiento general en muchas partes del mundo. Los gobiernos luchan con el problema de qué hacer con los ex torturadores que viven en el país. Quienes han perdido seres queridos todavía quieren respuestas a la pregunta: “¿Dónde están?” El daño infligido a las innumerables personas que han “desaparecido” y a sus familias que todavía los están esperando, a veces parece irreparable.
Aunque muchas personas han buscado sinceramente la paz por medio de la razón y han tratado de poner en perspectiva acciones irracionales, no hay respuestas humanas satisfactorias. Al final, cada uno de nosotros resuelve tales temas de manera individual. Hay quienes los ignoran; otros se enfurecen; otros se esfuerzan por sanar el dolor y la tristeza.
Las respuestas sanadoras empiezan a surgir cuando escuchamos a Dios y comenzamos a comprender que Dios ama a todos Sus hijos. Dios es Amor, y ninguno de nosotros, por ser Sus ideas, puede jamás estar separado de El.
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