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Una introducción a la Biblia

Elías y Eliseo

Original en español

Del número de octubre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De acuerdo con el Antiguo Testamento, hubo profetas que vivieron siglos antes de Jesús, cuya fe les permitió hacer muchas cosas maravillosas. Entre ellos se encuentran Elías y Eliseo. Puedes averiguar más sobre ellos en la Biblia en varios capítulos de 1° y 2° de Reyes.

La viuda de Sarepta

Elías respetaba y obedecía la voluntad de Dios. En un momento dado Dios envió a Elías a Sarepta, que pertenece a Sidón, un puerto fenicio de los tiempos antiguos. Una viuda muy pobre que vivía allí, lo alimentó con lo poco que le quedaba para comer. Como ella confió en la promesa de Dios que Elías le dio, nunca le faltó harina ni aceite, y todos en su casa pudieron comer durante mucho tiempo. Entonces un día, el hijo de la viuda se enfermó gravemente y murió. Ella llamó a Elías para que ayudara al niño. Y él oró a Dios, y el niño volvió a la vida.

Elías demuestra que el Señor es el único Dios

Elías quería demostrar quién era el verdadero Dios porque mucha gente adoraba algunos ídolos, imágenes de dioses hechos de madera o metal. Elías probó el poder de Dios de la siguiente manera. Reunió a la gente y a los profetas que adoraban dichos ídolos, en un lugar llamado Carmelo. Les pidió que cortaran dos toros jóvenes en pedazos y luego pusieran los trozos de carne en un altar de madera. Después ellos tendrían que pedir a sus dioses que encendieran la madera. Elías haría lo mismo, pero él pediría ayuda al Señor, no a los ídolos. El Dios que contestara con fuego, dijo, ése sería conocido como el verdadero Dios. La gente estuvo de acuerdo en hacer esta prueba. Y los profetas pasaron muchas horas gritando a su dios, pero nunca recibieron respuesta.

Entonces Elías construyó un altar e hizo una zanja alrededor del mismo. Puso madera y los pedazos de carne sobre el altar, y luego hizo que la gente vertiera cuatro barriles de agua sobre el altar y la madera.

Después, Elías pidió al Señor Dios que demostrara que Él era el único y verdadero Dios. En un instante, el fuego del Señor quemó todo, hasta el agua que estaba en la zanja. Cuando la gente vio esto, comprendieron que el Señor era el único Dios.

Luego Elías mandó prender a los profetas, y los mató.

Elías escapa al desierto y recibe una misión importante.

Cuando Acab, rey de Samaria, y Jezabel, su mujer, escucharon lo ocurrido, ella amenazó con matar a Elías. De modo que Elías huyó al desierto y se sentó debajo de un árbol deseando morir. Cuando se durmió lo despertó un ángel y le dijo que comiera la torta y bebiera el agua que le había traído. Elías así lo hizo y se sintió lo suficientemente fuerte como para caminar muchos días y noches hasta que llegó a Horeb, llamado el monte de Dios.

Allí Elías encontró una cueva donde pasar la noche. Habló con Dios acerca de lo ocurrido, y Dios lo envió a Siria a ungir a varias personas. Entre estas personas estaba un hombre llamado Eliseo, quien sería el sucesor de Elías. Ungir a alguien significaba nombrar a esa persona para servir a Dios y cumplir una misión muy especial.

Eliseo estaba arando cuando Elías lo fue a ver y echó sobre él su manto. Esto significaba que le estaba pidiendo a Eliseo que lo siguiera. Y Eliseo lo siguió.

Elías es llevado arriba al cielo

Pasó el tiempo, y Elías comprendió que había llegado el momento de dejar este mundo. Le pidió a Eliseo que se quedara donde estaba, pero Eliseo insistió en ir con él. Cuando llegaron al río Jordán, ocurrió algo sorprendente. La Biblia describe que apareció un carro de fuego con caballos de fuego. Entonces un remolino de viento llevó a Elías al cielo. Eliseo tomó el manto de Elías, que se había caído, y todos comprendieron que él era el nuevo profeta de Dios.

Eliseo hace cosas maravillosas

Con el correr del tiempo, Eliseo ayudó a una viuda pobre a pagar su deuda multiplicando la pequeña cantidad de aceite que tenía en un barril. También oró a Dios para que una mujer que había sido muy buena con él, pudiera tener un hijo. Y así fue. Un día este niño murió y la madre fue a ver a Eliseo, el hombre de Dios. Muy rápidamente, él fue a la casa de ella y revivió al niño mediante su oración.

En otra ocasión, unas personas estaban comiendo con Eliseo, y descubrieron que algunas calabazas que habían puesto en la comida eran veneosas. Entonces él echó un poco de harina en la olla, y la gente pudo comer sin temor. Más adelante, Eliseo hizo que un hacha de hierro que se había caído al río, flotara en el agua.

Eliseo sana a Naamán

Naamán era un capitán muy valiente del ejército sirio, pero estaba enfermo de lepra. Fue a ver a Eliseo porque quería sanar. El profeta pidió a su siervo que le dijera a Naamán que se lavara siete veces en el río Jordán, a fin de ser sano. Naamán estaba furioso porque Eliseo ni siquiera lo había querido ver en persona. Pero los sirvientes de Naamán le dijeron que era muy poco lo que se le estaba pidiendo. La verdad es que Naamán era muy orgulloso. Finalmente, fue al río Jordán y se lavó siete veces y fue sanado.

Eliseo libera a la ciudad

Tiempo después, el rey de Siria estaba en guerra con Israel. Durante esa época, Eliseo a veces percibía espiritualmente que el rey de Israel estaba en peligro. Entonces le decía al rey que no fuera a ciertos lugares. Cuando el rey de Siria descubrió esto, envió a su ejército a rodear la ciudad donde vivía Eliseo. El sirviente de Eliseo estaba muy asustado, pero Eliseo le pidió a Dios que abriera los ojos de su sirviente. Entonces el joven comprendió que Dios los estaba protegiendo. Y todos estuvieron a salvo, incluso los sirios.

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