Vorig Weekend had ik m'n studentenleven in Leiden achtergelaten om naar m'n ouders te gaan. Het was het weekend voor Pasen en m'n moeder had dan ook uoor een heerlijke paasmaaltijd gezorgd.
Cuando estudiaba en la universidad, fui a la casa de mis padres a pasar la Pascua. Mi madre preparó una encantadora cena para celebrar. Después de disfrutarla, sentí un fuerte dolor en el estómago. Mi primera reacción fue permanecer tranquilamente sentada, y tomar conciencia de mi verdadera identidad como hija de Dios. Puesto que no lograba alejar el dolor de mi pensamiento, tomé un ejemplar de The Christian Science Journal y comencé a leerlo. Hacía mucho que no leía el Journal, y me di cuenta de lo que me había perdido. Mi pensamiento se llenó de un profundo amor por Dios; y con sinceridad le pedí que me ayudara a demostrar la verdad de lo que había aprendido acerca de mi integridad y de que ya estaba completa como hija de Dios. El dolor disminuyó ligeramente, pero cuando me levanté para ir a mi habitación, nuevamente aumentó.
Por un momento me desesperé y tuve mucho miedo, pero me di cuenta de que nada en el mundo podía impedir que una hija de Dios demostrara la Verdad. No importa lo que los sentidos físicos parezcan informarnos, la Verdad sigue siendo lo verdadero. Teniendo la certeza de esto, seguí leyendo y me mantuve firme en el hecho de que la Verdad siempre es la vencedora. En el Journal había un artículo que narraba un caso en el que la oración que al principio parecía no tener efecto, al tomar conciencia de la presencia de Dios, sí produjo la curación. Asimismo, yo también podía confiar en que mi deseo sincero de obtener comprensión y curación espirituales, no permanecería sin respuesta.
No tenemos que preocuparnos por saber cómo se efectuará la curación, porque ésta nunca es nuestra responsabilidad, sino que está totalmente en manos de nuestro Padre. La autora del artículo que leía, escribió lo siguiente: "Se nos ha facultado para perseverar en la convicción de que la capacidad de Dios para mantener Su universo en perfecta armonía, es ley divina. Podemos plantarnos en la certeza de que nada puede separarnos de la salud perfecta” (The “sweet secret” of unity with God includes health. Beverly Bemis Hawks Dewindt, págs. 17–19).
Un momento después de pensar así, sentí que era hora de preparar el café. Al ponerme de pie para ir a la cocina, me di cuenta de que el dolor había desaparecido completamente. Como hija del Dios del todo armonioso, no podía hacer menos que expresar Su armonía. No podría imaginar una mejor Pascua que ésa, que celebré con mi Padre-Madre Dios.
Boekelo, Holanda