I Christian Science’ Lärobok, Vetenskap och hälsa med Nyckel till Skriften, säger författaren: “Det har blivit demonstrerat för mig, att Livet är Gud och att den allsmäktige Andens makt inte delar sin styrka med materie eller med mänsklig vilja.”
Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud: “Me ha sido demostrado que la Vida es Dios y que el poder del Espíritu omnipotente no comparte su fuerza con la materia o con la voluntad humana” (pág. 193). Cuando una persona aprende que la Vida es Dios, y que no está en la materia, todo en su experiencia cambia.
En el apacible ambiente rural en que crecí, era natural hablar con Dios, quien era un buen Dios. Pero una vez que me mudé a Estocolmo, otras actividades ocuparon mi tiempo. Cuando encontré el libro de texto de la Christian Science, rechacé las antiguas creencias acerca de Dios. Sentí que había encontrado al Dios de mi niñez, y ya nada me atemorizaba.
Ahora estudio la Biblia y Ciencia y Salud diariamente y me esfuerzo constantemente por vivir cerca de nuestro amado Padre. Como resultado he tenido muchas pruebas de la verdad de la Christian Science.
En una ocasión cuando mi esposo y yo paseábamos en nuestro auto, atropellamos a una mujer que se nos cruzó repentinamente. El impacto la lanzó sobre el capó del coche, de donde cayó luego al suelo. Salí del coche dando gracias a Dios porque la vida de esa mujer no estaba en un cuerpo material, porque en el mismo lugar en que parecía estar ese cuerpo material, ahí mismo estaba el reflejo de Dios. Para mí era claro que su identidad espiritual no podía ser lesionada, y que a ella no le podía ocurrir nada que no fuera el bien que Dios le estaba enviando constantemente. Dios, el Espíritu, tenía el control de la situación.
La mujer yacía en el piso y no podía ponerse de pie. La ayudé a subir al auto y a petición de ella la llevamos al hospital más cercano. Al llegar descubrimos que el hospital no tenía sala de emergencia. Ella entonces nos pidió que la lleváramos a otro hospital donde trabajaba una amiga.
Cuando llegamos tuvimos que estacionar el auto lejos de la entrada y caminar al hospital. Yo no sabía cómo íbamos a lograrlo, pero ella salió sola del auto y caminó hasta el hospital sin dificultad. Más tarde la llamé y me dijo muy alegre: “No hubo daño alguno. Estoy lista para volver a mi casa en Finlandia”. Esta experiencia nos demostró que Dios es el único poder.
Otra demostración ocurrió una mañana en que me dirigía en coche a mi tienda. Iba a cambiar de carril cuando vi un vehículo detrás del mío en la distancia. Era un autobús grande de turismo que iba a alta velocidad. El autobús golpeó el costado del auto y hundió la puerta, propinándome un fuerte golpe en la cabeza. Declaré con firmeza que mi verdadera identidad es espiritual y no puede ser dañada. Mi morada está en el Espíritu, donde nada puede ocurrir que me cause daño. El hombre es idea y una idea no puede sufrir lesión alguna.
Estaba orando, dándole gracias a Dios por la serena confianza que sentí con estos pensamientos, entonces la puerta del auto se abrió y un hombre me ofreció ayuda para subir a una ambulancia. Le di las gracias y le dije que no necesitaba la ambulancia. Alguien trató entonces de llevarme alzada. Los que presenciaron el accidente creyeron que yo estaba lesionada por la forma en que quedó el auto. Entonces les expliqué que era estudiante de la Christian Science y que en dos ocasiones anteriores cuando sufrí fracturas de huesos, había sanado por medio de la oración sin ninguna ayuda material. (En el Heraldo en sueco de Septiembre de 1977) aparece mi testimonio de una de estas curaciones.) Les pedí que me llamaran un taxi para que me llevara a mi tienda y así poder abrirla a tiempo. Trabajé con normalidad todo el día.
Más tarde ese mismo día, un cliente que había presenciado lo ocurrido entró a la tienda. Quedó atónito al verme ahí. Había pensado que yo no podría trabajar y mantener la tienda abierta.
Me había quedado un bulto donde recibí el golpe con la puerta, pero en cuatro días desapareció y no quedó evidencia alguna del accidente.
Yo siento la protección de Dios constantemente y me regocijo al atender a mis clientes todos los días. Mantengo en mi pensamiento que estoy al servicio de ideas espirituales, y siempre hay un ambiente de amistad y alegría en la tienda.
Estocolmo, Suecia