Estoy estudiando en la universidad, y a veces, después de un día largo me siento como desorientada. Me tengo que preparar para los seminarios, hacer la tarea y mantenerme al día con los amigos. También de vez en cuando tengo que comer. Siempre hay algún rincón de mi departamento de estudiante, de 12 m2, que tengo que arreglar, y con frecuencia me llaman para ver si puedo trabajar por la noche; cuido niños. Hay veces que mis semanas están tan llenas de cosas por hacer que no sé si voy a poder terminar con todo. ¿Te resulta conocido?
Casi todos saben lo que es estar hasta la coronilla de trabajo. Algunos puede que, para distenderse, salgan a caminar un rato, otros hablen por teléfono con sus amigos, o entren al Internet. Cuando tengo mucho que hacer me gusta recordar algo que leí en el libro Momo de Michael Ende. Él describe al personaje llamado Beppo, que limpia las calles, y el lema de él es “Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez. Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida”. Desde un punto de vista práctico, ésta es una de las mejores estrategias. Si piensas en toda la calle, o en la gran montaña de trabajo por hacer, pierdes el tiempo en eso en lugar de comenzar a trabajar.
Para mí es importante saber que Dios provee todo lo necesario a Sus hijos. Uno de los libros que leo con frecuencia es la Biblia, porque te dice que Dios está siempre con nosotros y nos rodea. Y que Él tiene un buen plan para nosotros. Me siento muy reconfortada cuando leo “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas”. Proverbios 3:5, 6.
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